El nuevo Gobierno austriaco (1/2)

Es fin de semana. Da igual. El planeta política austriaco ha hervido durante todo el fin de semana, y es probable que siga siendo así a partir de hoy.

17 de Diciembre.- A pesar de ser fin de semana, la política austriaca ha sido un hervidero desde que ayer „Strakurz“ se reunió primero, con el Presidente de la República y, después, con las direcciones de sus respectivos partidos, al objeto de presentarles los resultados de los tres meses de negociaciones que han conducido a que, mañana lunes, el nuevo Gobierno austriaco haya sido investido.

Hoy, el Presidente de la República se ha ido reuniendo con algunos de los nuevos ministros, al objeto de hacer con ellos el necesario cambio de impresiones. Al final de la serie de entrevistas (que han durado cada una una hora) el Bundespresi ha declarado que la investidura se va a celebrar según estaba previsto. O sea, mañana.

Veamos la lista de nombres (algunos conocidos, algunos no tanto) del Gabinete que ya ha levantado algunas reacciones a nivel internacional (el titular, en los medios de fuera de Austria, incluidos los españoles, ha sido „la ultraderecha entra en el Gobierno de Austria“) y que, como era bastante previsible, ha suscitado la convocatoria de nada menos que nueve manifestaciones de protesta que, mañana, dejarán el distrito uno de Viena completamente paralizado (sugiero a aquellos de mis lectores que vayan a hacer sus compras navideñas mañana que, o bien se busquen centros comerciales cerca de la zona cero del „foshón“ o que lo dejen para el martes). En fin, los nombres son estos:

Juliane Bogner-Strauss (Partido Cortico): nueva Ministra de la Mujer: 46 años, tres hijos, profesora (con una destacadísima carrera como investigadora) en la Universidad de Graz. Este verano se incorporó de manera sorpresiva al equipo de Sebastian Kurz. Debido a su formación y trayectoria, Bogner-Strauss parecía estar predestinada a ser ministra de educación, pero a última hora se ha interpuesto en su camino Heinz Fassmann, del que luego hablaremos, con lo cual ha terminado con esta cartera.

Karoline Edtstadler (Partido Cortico): Ministra de Justicia. 36 años. Antes de incorporarse al Gobierno, la nueva Ministra de Justicia era conocida (en ambientes especializados) por ser partidaria de la línea dura (en general). En su trayectoria están el tribunal penal de Salzburgo, la fiscalía anticorrupción de Viena y el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo. Dada su trayectoria y su manera de ser, es previsible que tenga que tener mucho contacto con otro fiel creyente en la línea dura, Herbert Kickl (Partido Derecher, nuevo Ministro del Interior). Dios los cría.

Gernot Blümel (Partido Cortico): Blümel también es joven (compañero del nuevo canciller en las Juventudes del Partido Cortico). 36 años y, desde 2015, ha estado chupando banquillo en uno de los empleos más ingratos que puede haber en el Partido Cortico: hasta hoy, ha sido el jefe de los populares vieneses que es un poco como si hubiera estado dos años nadando en una piscina llena de pirañas. Blümel va a estar al frente de una cartera de nueva creación, el Ministerio para la Cancillería. Dada su trayectoria y la amistad que le une al nuevo canciller, la elección era bastante obvia.

Karin Kneissl (Independiente, pero incluida en el Gobierno a sugerencia del Partido Derecher): Kneissl será la nueva Ministra de Asuntos exteriores. Kneissl no pertenece a la estructura de ningún partido, aunque ha desempeñado cargos de parte del Partido Popular austriaco. A sus cincuenta y dos años, Kneissl tiene una sólida reputación debido a su gran conocimiento de Oriente Medio (ha estudiado árabe y derecho) y también tiene una gran reputación debido a sus polémicas declaraciones a propósito del machismo en el mundo islámico. Es obvio que Kneissl está donde está porque, además de todas estas cosas, se ha fajado durante largo tiempo en el Ministerio de Asuntos exteriores, pero siempre en puestos alejados del ojo del Gran Público, en las tripas del sistema, como si dijéramos.

Herbert Kickl (Partido Derecher): el último en pasar por el despacho del Bundespresi en el Hofburg ha sido el que, sin duda, es la elección más polémica. Kickl es la bestia parda del progresismo de este país. De 46 años, Kickl pasa por haber sido el cerebro de Strache y su estratega más reputado (algunas personas también aseguran que Kickl ha sido su mamporrero en algunos momentos comprometidos, como la necesaria purga que hubo que hacer en el FPÖ para depurarlo de los elementos más cantosos del neonazismo, paso necesario para llevarlo al Gobierno, como pasa actualmente). Aún así, tampoco parece que haya que llamarse a ningún engaño: Kickl es famoso por ser el padre de los eslóganes más racistas y más xenófobos de la ultraderecha durante la larga travesía del desierto que sucedió al último gobierno entre el Partido Cortico y Partido Derecher (con Haider al frente, damals). También está en su curriculum un nutrido rosario de momentos estelares, entre los que se cuentan algunos ataques antisemitas. En este caso, la elección de Kickl para ser Ministro del Interior no se debe a que el hombre tengan ningún conocimiento especial para desempeñar su tarea con solvencia, sino que, a decir de los expertos, es una clara recompensa por los servicios prestados. Los que han trascendido a la opinión pública y los otros, porque Kickl vale más por lo que calla que por lo que dice. El Ministerio del Interior, por cierto, era una condición sine qua non, que el Partido Derecher puso para apoyar al Partido Cortico en el Gobierno.


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