La última de 2017

Este será el último post del año 2017. Terminamos el año con una confesión agidulce y con buenos deseos también.

30 de Diciembre.- Hoy será el último post del año. Para mí, escribir esta frase tiene, cada vez, algo de ominoso. De entre todas las festividades que se repiten, sin duda la que más odio es la nochevieja.

Desde días antes, empieza a ponérseme mal cuerpo y me invade un miedo supersticioso, y lo único que me apetece es lo único imposible: estar a solas con mis pensamientos (tratando, evidentemente, que mis pensamientos discurran en lo posible lejos de estas fechas).

Podría objetar el lector que esto me pasa porque me voy haciendo viejo. Podría. Pero no tendría razón. Desde que recuerdo, en España y en Austria, mi relación con la última noche del año ha sido digamos que peculiar. Hasta el punto de que, cuando escribí mi primera obra de teatro, que se llamaba „Mermelada de Perlas“, la acción transcurría en una noche vieja que supongo que ninguno de los protagonistas terminaría recordando con agrado.

Como es costumbre en mí, en Viena o en Madrid, he intentado llevar la depresión anual de San Silvestre de la mejor manera posible. Con los años, he descubierto que lo mejor, en esto como en otras cosas, era admitirla públicamente, de manera que mis familiares, amores y demás seres humanos que tienen contacto conmigo en estas fechas no se sorprendan de que una persona como yo, por lo general alegre, se transforme en un ser irritable y tirando a taciturno. Para mí ha sido un alivio también, porque ya solo me veo obligado a fingir lo que manda la buena educación.

El sueño de mi vida sería poder pasar estas fechas en algún lugar en donde no se celebrase el cambio de año, rodeado de gentes que dedicasen las últimas horas del 31 de Diciembre, la madrugada del primero de enero y todo el día posterior a hacer cosas agradables y productivas. Por ejemplo, a leer o a hacer deporte (no se me ocurre mejor compañero para pasar el abismo entre dos años que un buen libro, de los muchos buenos que he leido este año, entre ellos, por ejemplo, Cromorama).

Conversar tranquilamente también estaría bien (!Sin tener que oír Despacito ni cualquier porquería semejante!). En su defecto, también me valdría con recordar, saboreándolas tranquilamente, algunas de las conversaciones estupendas que he tenido durante 2017. Por ejemplo, me viene a la cabeza una madrugada durante la cual casi nos dío el amanecer a un amigo y a mí a fuerza de hablar y pasear, de pasear y hablar, entre la Estación Central de Viena, el Belvedere y el barrio de Favoriten; o una conversación muy graciosa (como siempre) que tuve con mi hermano la última vez que estuve en España. Entre otras, porque sin duda este 2017 ha sido rico en conversaciones así. Esos y no otros son los ratos durante los cuales estamos más vivos.

La gente sin criterio suele asociar el lujo con el dinero, cuando en realidad tienen poco que ver (salvo en que el que tiene dinero, en general, también tiene tiempo, lo cual en estos días se está convirtiendo en un bien precioso). El supremo lujo de esta vida, en cambio, es encontrar inteligencias afines, comprender y ser comprendido. O por lo menos intentarlo y saber que uno está hablando con alguien que también lo intenta. Todo lo demás, en mayor o menor medida, se puede comprar.

Cuando, si Dios quiere, entremos con buen pie en el año dieciocho, volverá todo a la normalidad, hasta que dentro de trescientos sesenta y cinco días volvamos a empezar. De cualquier manera, durante estos últimos días de 2017 procuraré que no se me olvide que, ahí, al otro lado de la pantalla del ordenador o del móvil, estás tú, esa persona que está leyendo este texto y a quien le hablo como a un amigo o a una amiga querida, cada día, intentando explicarme claramente y deseando compartir contigo un ratito ameno. Como el título de aquella revista de Celia Gámez. Cinco minutos nada más, cinco minutos nada menos.

Que el año 2018 nos traiga a todos muchos ratos de esos de cinco minutos felices, y que sepamos verlos y aprovecharlos, y apreciarlos como se merecen.


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Comentarios

4 respuestas a «La última de 2017»

  1. Avatar de JMT
    JMT

    Me acordé de estos otros 5 minutos Feliz año!

    https://youtu.be/GRmre8ggkcY

    Son cinco minutos
    la vida es eterna en cinco minutos
    suena la sirena
    de vuelta al trabajo
    why tu caminando
    lo iluminas todo
    los cinco minutos
    te hacen florecer

  2. Avatar de Isabel
    Isabel

    Igualmente mi vida te quiero mucho un besazo de papá y mío

  3. Avatar de victoria
    victoria

    “El supremo lujo de esta vida es comprender y ser comprendido …”. Qué inteligente eres, Paco, además de buena persona, claro. Feliz año, y, sobre todo, mucha salud para todos.

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Feliz 2018 Victoria! Te deseo todo lo mejor. Un saludo muy afectuoso desde Viena 🙂

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