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Marzo de 1938: terror y seducción (y 7)

imágenes de guerraAsistiremos hoy al último capítulo de esta desgraciada historia. Sometida a una brutal presión y sin que nadie moviera un dedo, Austria dejó de existir.

11 de Marzo.- Con la visita del canciller Schussnigg a Hitler los hechos se precipitaron en una carrera que culminó hoy hace exactamente ochenta años. En este último capítulo de esta serie de posts, que nos ha ocupado esta semana, vamos a asistir a la desaparición final de Austria (que duraría hasta 1945) y a la actuación de los que hicieron que aquel desastre, anticipo de otros que vendrían, se hiciera posible.

Con el llamado Acuerdo del 12 de Febrero, Schussnigg pensaba haber apaciguado a Hitler. Después de obtener la ratificación por parte de Miklas, el Jefe del Estado, al que probablemente convenció diciéndole que no había otra opción que plegarse a las demandas de los nazis, el día 16 el canciller nombró a Seyss-Inquart ministro del interior, entregándole así el control de la policía austriaca.

Sin embargo, fuera de la Ballhausplatz, el acuerdo con el Reich fue visto con inquietud y con indignación a partes iguales. En las empresas dependientes de la ciudad de Viena en donde a pesar de que el Partido Socialista era ilegal regía aún una mayoría de izquierdas, se produjeron numerosas protestas. Representantes de estas empresas trataron de hablar con el canciller, al objeto de que garantizase una Austria independiente y, si no era el caso, para notificarle que los obreros lucharían por ella. La presión sobre el Gobierno de la dictadura austrofascista se hizo máxima en este momento, hasta el punto en que Schussnigg se vio forzado a reunirse con representantes de los socialistas en la clandestinidad al objeto de intentar apaciguar a las masas obreras. Se negó en redondo, eso sí, a una de sus exigencias: la de convocar elecciones dentro de la dictadura.

Fuera de Austria, la trampa sobre la frágil república, ya muy tocada, también se cerraba por momentos. Por un lado, Hitler publicitaba preparativos militares y por otro, a instancias de Hermann Göring, el 3 de Marzo de 1938 el Gobierno británico emitió un comunicado en el que hacía saber al Reich que, en principio, consideraba las aspiraciones de la Alemania de Hitler sobre Austria „justificadas“. Se encuadraba esta postura dentro de la línea de „apaciguamiento“ que tenía el Gobierno de (en aquel momento) His Majesty. Y que básicamente se reducía a esperar que, en algún momento, las demandas de Hitler cesaran y la situación se estabilizara.

Conocían poco a Hitler, por lo visto.

A principios de Marzo, Schussnigg dio un discurso en el que anunciaba que él era austriaco hasta la muerte y así permanecería y convocaba un referendum para el día 13 de Marzo de 1938 en el que la población pudiera demostrar que estaba con el Gobierno. La irritación de Hitler ante estas manifestaciones subió estratosféricamente. Los miembros nazis del Gobierno austriaco amenazaron a Schussnigg en todos los tonos posibles y le anunciaron que un referendum, o plebiscito, como el convocado, sería considerado inconstitucional.

Si la presión sobre el Gobierno austriaco ya era alta, Hitler, al saber de la convocatoria del referendum, decidió dar otra vuelta de tuerca. Hizo pública la movilización del Ejército para invadir Austria y envió un ultimatum al Gobierno de Viena en el que se le notificaba que, si no se aplazaba o anulaba el referendum, las tropas alemanas marcharían sobre la pequeña República el día 10 de Marzo de 1938. Asimismo, dio instrucciones de movilización también a los nazis austriacos, los cuales, de todas maneras, llevaban ya por lo menos una semana de ataques terroristas a diferentes edificios públicos por todo el país, cuyo objetivo era intentar crear un ambiente de preguerra civil que justificase una invasión.

El 11 de Marzo de 1938, hoy hace ochenta años, Hermann Göring tomó el control de la anexión de Austria. Exigió la dimisión de Schussnigg y el nombramiento de Seyss-Inquart como canciller, a través de diferentes llamadas telefónicas. Entretanto, una turba de nazis austriacos invadió la cancillería y secuestró materialmente a sus funcionarios.

En aquella jornada de vértigo, Schussnigg anunció su dimisión terminando su discurso con un „Dios proteja a Austria“ que se hizo famoso y ordenó al Ejército austriaco, aún bajo sus órdenes, que se retirara sin oponer resistencia al avance alemán.

Los nazis austriacos ya habían ocupado los edificios públicos, aún antes de la entrada del ejército nazi y habían rodeado la presidencia de la república de un retén armado (oficialmente para „proteger“ al presidente Miklas).

Austria, como Estado independiente, había dejado de existir.

EPÍLOGO

El único país que protestó formalmente el atropello fue México. Por cierto, aprovecho para anunciar que el sábado 19 hay prevista en la Mexicoplatz (que se llama así en recuerdo a este acto de gallardía del Gobierno mexicano) hay prevista una concentración para conmemorar la protesta. Será a las doce.


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Comentarios

Una respuesta a «Marzo de 1938: terror y seducción (y 7)»

  1. Avatar de Cristina toledo
    Cristina toledo

    Excelente paco, los 7 informes de terror y seducción, sobre el anexamiento de austria, me los lei seguidos uno de otro.
    Tiene mucho valor el escrito, pues desde tu óptica y con tu particular estilo le da un tono y un cariz especial a los hechos históricos acaecidos en nuestra querida österreich.

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