La casa Rusia

Hasta este momento 151 diplomáticos rusos han sido expulsados de países occidentales. Austria, sin embargo, se ha aliado con el bando prorruso. No parece casual.

27de Marzo.- La directora de Rusia Today, el órgano de propaganda de la Federación Rusa se llama Margarita Simonian. Es una firme partidaria de Vladimir Putin, al que yo llamo siempre el putín de Putin (obviamente, no utilizo el aumentativo porque los putones, en general, me inspiran muchísima simpatía; la palabra putón siempre me evoca a una señora -o señor, también hay putones señores- que se pone el mundo por montera y hace lo que le sale de las narices con alegría). Simonian, ha dicho que el objetivo de Rusia Today es hacer crecer su audiencia en tiempo de paz para utilizarla „en tiempo de guerra“. Una barbaridad.

¿Cuál es la audiencia potencial de Rusia Today? ¿A quienes aspira a conquistar Margarita Simonian? Pues somos nosotros, todos nosotros.

Por razones geoestratégicas e ideológicas, la Unión Europea, esa isla de libertad, estado de derecho y cumplimiento de los derechos humanos en la que tenemos la suerte de vivir, resulta enormemente enojosa para la Federación Rusa.

El gigante euroasiático, gobernado por Putin y su grupo de poder utilizando algo que quiere aparentar que es una democracia pero que se parece más a un régimen autoritario, pasa en estos momentos por serios problemas económicos, motivados por las sanciones impuestas por Occidente a causa de la invasión de la península de Crimea, pero también debido a ciertos problemas estructurales que han estado ahí desde siempre.

Como ha sucedio a lo largo de la Historia en multitud de ocasiones (en España, tenemos el caso reciente del independentismo catalán) uno de los elementos de distracción que Vladimir Putin y sus consejeros utilizan para que la población se olvide de las dificultades económicas es el nacionalismo. Un nacionalismo muy primitivo (sofisticado, no lo hay, claro), muy salvaje y muy enraizado en el inconsciente colectivo ruso desde la guerra fría. Un nacionalismo que está fuertemente atornillado al poder del fundamentalismo de la iglesia ortodoxa. El chivo expiatorio de ese nacionalismo es la Unión Europea. La ultraderecha, que en estos momentos es la encargada de llevar la fontanería de la Federación Rusa, esgrime el fantasma de la Unión Europea como una especie de Sodoma y Gomorra en la que, no solo reina el libertinaje sexual -ya quisiéramos, probablemente la gente estaría de mejor humor en los tranvías- sino en la que también, debido a la acogida de los refugiados y a la libertad religiosa de la que (repito) disfrutamos, la pureza de la raza aria está siendo contaminada por los musulmanes.

Esa ultraderecha aspira a que los europeos desconfíen de sus instituciones, al objeto de debilitarlas. Y para ello no cesa de utilizar internet (de nuevo, Cataluña; de nuevo, el Brexit). Es bien sabido que el entourage de Putin ha cortejado y corteja a los partidos de ultraderecha europeos. Incluido el FPÖ. Quizá, en estos momentos, más al FPÖ que a ningún otro partido, porque en este momento el FPÖ gobierna, al cincuenta por ciento, Austria.

Y por lo que parece, Moscú ha creido llegado el momento de cobrarse la ayuda prestada. Como es probable que mis lectores sepan, un ex espía ruso fue asesinado en Londres con un gas nervioso. Naturalmente, los hilos de la trama han llevado a los servicios secretos rusos los cuales, por supuesto, lo niegan todo.

Las versiones del Gobierno ruso a propósito de lo sucedido difieren de día en día. Unas veces, en Rusia Today dicen que el agente nervioso utilizado para cargarse al espía fue desarrollado en Estados Unidos, otras veces, que fue producido en Rusia, pero que fue destruido hace años. En fin, que todo es un complot de occidente (otro más) contra Rusia.

El conflico diplomático ha entrado en una escalada que recuerda a los tiempos de la guerra fría (mis lectores más mocitos no lo recordarán, pero hasta 1989 el mundo estuvo dividido en dos bloques, el comunista y el capitalista; las relaciones entre los dos bloques pasaban por momentos de hielo y de deshielo periódicos y siempre, pero siempre siempre, pendía sobre toda la Humanidad la amenaza nuclear).

Dada la poca inclinación de Rusia a admitir su culpa y a instancias del Reino Unido, 151 diplomáticos rusos han sido expulsados de Estados Unidos y la Unión Europea (entre otros). La solidaridad internacional con el Reino Unido es casi unánime. Sin embargo, Austria se ha alineado con el bando prorruso.

Las razones de la Ministra austriaca de Exteriores (FPÖ) han sido que, en estos momentos „difíciles“ es más importante que nunca mantener abiertos los canales de comunicación con la Federación Rusa y que también es importante mantener la neutralidad austriaca.

Mis lectores tienen ahora la información necesaria para poder decidir por sí mismos qué piensan de la actuación de la cancillería austriaca.


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