El duque de Madrid estuvo allí

Hoy Sir Elton John ha ido de boda. Conchita Wurst lo tiene más crudo ¿A que no sabe usted cuándo fue la última boda real en Austria?

19 de Mayo.- El príncipe Enrique de Inglaterra se ha casado con una cómica americana. Tanto él como su hermano han comparecido a la ceremonia vestidos de domador de circo (es curioso como el príncipe Enrique sea cual sea el modelo de disfraz de domador que le pongan está fatal; es una cosa extraña, porque todos los chicos, en general, de uniforme -o de traje- ganamos bastante como personas). Del traje de la novia se dirá lo de costumbre, que si iba guapa, que si iba sencilla, que si tal y que si cual. Hombre, considerando que la actriz ha emparentado con una de las familias más ricas del planeta, como para haber ido a su boda hecha una mamarracha.

A los estilistas hay que agradecerles que, muy al contrario de lo que pasó con la madre del novio -aquella loca- esta vez no han caido en lo cursi. Claro que el mundo de hace treinta años no era el de hoy y aún creíamos todos que en las casas reales el amor era como en los cuentos.

En Austria se ha seguido la boda desde la ORF, comentada por el equipo médico habitual. O sea, unas señoras que han hecho doctos comenarios sobre el joyerío que llevaba la recién casada y, muy en la tradición de esa Santa Casa, sesudos expertos que han iluminado al pueblo soberano de Esta República a propósito de las peculiaridades de esa familia, los Windsor, que tiene en sus genes más Alemania de la que estarían dispuestos a reconocer (de hecho, como todo el mundo sabe, la dinastía Windsor tiene poco más de cien años, porque antes era los Coburgo-Gotha).

Los austriacos tienen con las monarquías del planeta la misma actitud que muchos tíos tienen con sus sobrinos. Cuando el niño está de buenas y desde lejos ese „ay, que te comoooooo!“ pero cuando se habla de la posibilidad de que el Hofburg deje de ser un museo, a todos les entra el alipori y niño vete con tu padre, que te aguante él.

Pero viene Letizia y lo flipan, viene Carlos con Camilia y más (a pesar de que la reina de España es, salta a la vista, mucho más mona que la mujer del príncipe inglés), nace un vástago real (qué rubitos y qué ricos son todos los vástagos reales) y a los austriacos se les hace el culete pepsicola. Y así todo.

El pretendiente al trono austriaco (y húngaro, etc) la verdad es que no es para dar saltos de alegría tampoco. Dicen las malas lenguas que es un poquito justillo de la parte del cuerpo humano que más se utiliza para reinar . Pero claro, generaciones de matrimonios consanguíneos es lo que tienen. Hay cosas que las dispensas papales no arreglan, está visto.

Para que mis lectores puedan presumir de erudición ante sus amistades y familia, he creido que hoy estaría bien recordar la última boda real que hubo en Austria.

El regio enlace -entonces aún principesco- se produjo el 21 de Octubre de 2011. Mi abuela María, por cierto, nacida en junio de ese mismo año, era una lactante, y probablemente mi bisabuelo, que se llamaba Paco como yo, debió de leer sobre el asunto en el ABC, que era el periódico que entraba en aquella casa.

En fin: los contrayentes fueron la princesa Zita de Borbón y Parma y el futuro emperador Carlos, entonces aún archiduque.

Se casaron en Schwarzau, en presencia del emperador Paco Pepe el cual, muy en contra de su costumbre y de sus sentimientos, llegó a la boda en automóvil y de muchos miembros de la aristocracia.

El futuro emperador Carlos fue llevado al altar por Francisco José y por la archiduquesa Maria Josefa (una archiduquesa como con nombre de zarzuela castiza) y la novia fue conducida al altar por su madre, Maritoñi de Parma y por el Archiduque de Madrid.

Flipante ¿Verdad? ¿A que mis lectores no habían oido nunca hablar de este archiducado? Pues no han oido hablar porque es un título que se concedió a sí mismo (with two balls and a little stick) su poseedor, el archiduque Carlos Maria de Borbón, el cual, aunque había nacido en Liubliana (de padre Español) fue pretendiente al trono de España por el lado carlista.

El novio iba guapete (este también era orejoncillo y bastante justo de entendederas, pero hay que reconocer que buena facha tenía). Llevaba el uniforme de los dragones (the dragons uniform) y la novia iba vestida de blanco satén y el vestido iba bordado de hilo de plata con el famoso motivo de la flor de lis, símbolo de la casa Borbón y símbolo muy querido además por las novias de esa familia.

En el pelo llevaba una corona de mirto (símbolo por estas tierras de la pureza de la novia, y símbolo que ha sido también de la pureza de Megan, porque en Inglaterra se usa la costumbre desde los tiempos de la reina Victoria) y una diadema de brillantes que los asistentes pudieron ver en todo su esplendor cuando el novio levantó el velo para que pudieran besarse. El mayordomo del Papa, entonces Pio X, hoy San Pío X fue quien les casó.


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Comentarios

2 respuestas a «El duque de Madrid estuvo allí»

  1. Avatar de victoria
    victoria

    La verdad es que el vestido de Diana era bastante cursi y horroroso (parecía un repollo), pero eso de que era una loca … creo que tenía más cabeza (y sobre todo corazón) que cualquiera de los miembros de la familia Real inglesa, sobre todo que su marido, que tan mal la trató siempre, e incluso hoy en día podría haber sido acusado de malos tratos, quizá en otro estrato social, porque ya se sabe que la Realeza tiene sus normas, y se creen que están más allá del bien y del mal. Respecto a la última boda Real en Austria, que supongo que habrá sido en 1911… en fin, yo pienso que si no hubiera caído la monarquía ni el imperio austro-húngaro la historia de los territorios que pertenecieron a éste hubiera sido infinitamente mejor, pero, eso sólo es una humilde opinión y una total ucronía …

  2. Avatar de Ernesto Pastore
    Ernesto Pastore

    ¿bastante justo de entendederas el kaiser Carlos I?- Querido Paco Bernal, spañol y vienoso, si todos los países del mundo hubieran tenido un monarca honesto y cabal, con hombría de bien como Carlos, con una esposa como Zita y unos cuñados como Javier y Sixto de Borbón y Parma, seríamos todos tan felices y prósperos…
    Pero solamente tuvimos crápulas como el francés Ribot, calificado por Amatole France como “canalla”, quien permitió la completa matanza ocurrida en la 1ra guerra mundial cuando arruinó vilmente el llamado “affair Sixto y Javier” para finalizar la podrida Gran Guerra.
    Saludillos y adelante Don Paco !!!

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