Hombre pintando una ventana

To invest or not to invest

Hombre pintando una ventanaA unos les parece un despilfarro, a otros, sin embargo, les parece que actuar de otra manera es fuente de interminables males ¿Quién tiene razón?

12 de Agosto.- Una de las perlas del sistema educativo austriaco es su formación profesional. Su éxito se basa en la combinación de aprendizaje teórico con el aprendizaje directamente en las empresas. A pesar de esto, hay oficios en los que resulta complicado para los empresarios encontrar relevo generacional. Las causas son muchas. Por ejemplo, que ya no son prestigiosos socialmente o que tienen condiciones de trabajo complicadas (es el caso de oficios relacionados con la hostelería, como los cocineros) o simplemente, por razones demográficas (en Austria hay grandes zonas rurales que, como pasa en otros países, como España, se despueblan).

Para cualquiera que tenga ojos en la cara (y no sea votante o militante del partido que todos nos estamos imaginando) resulta clara la necesidad que tiene Austria de mano de obra extranjera.

Desde el año 2015, la llegada de solicitantes de asilo o refugio también supuso, si bien de una manera bastante marginal, un refresco para la fuerza laboral austriaca. Se les abrió a los solicitantes de asilo, mientras se tramitaba su solicitud, la posibilidad de aprender un oficio.

El Estado austriaco invirtió, por lo tanto, una serie de recursos en la formación de estas personas. Como es normal, hubo refugiados que encontraron acomodo en empresas austriacas aquejadas de falta de recursos humanos y que, incluso, se volvieron importantes para la organización. Sin embargo, en no pocos casos, sucedía que una vez la persona se había integrado, había aprendido alemán y era un activo para la empresa y la comunidad en la que estaba incardinado, se resolvía negativamente la solicitud de asilo y por lo tanto el afectado tenía que salir del país.

El debate sobre esta cuestión lleva aflorando poco a poco desde las elecciones que dieron el Gobierno a la coalición derechista-ultraderechista que en estos momentos gobierna Austria.

Incluso, un empresario se la planteó al canciller en un programa de televisión. Acudió al plató con un joven sirio y le planteó a Kurz el problema:

-Mire usted, estoy muy contento con este empleado y ahora ustedes me lo mandan a Siria de vuelta ¿Le parece normal?

Los redactores del OE24 (antiguo Österreich, idéntica idoneidad como papel higiénico) y del Kronen Zeitung aguzaron las orejas esperando la respuesta del canciller el cual fue, como siempre en estos casos, la boca muda que pronuncia la ley que le dictan sus asesores y vino a decirle que el asilo en potencia o en acto debía ser visto como un estado transitorio y que, mientras estuvieran en Austria, los asilados o demandantes tenían la misión de integrarse. Si luego les echaban, allá ellos pero que no podía convertirse el aprendizaje de un oficio en un coladero para permitir que se quedara una gente a la que, en el fondo y según su tesis, nadie había llamado.

De nada sirvieron las protestas del empresario, diciéndole que su compañía estaba situada en una zona en la que los jóvenes no querían vivir ni establecerse, y que su empresa había invertido tiempo y dinero en formar a una persona que ahora se llevaría ese saber a su país en donde quién sabe si podría usarlo.

Kurz argumentaba precisamente esto (de manera, en mi opinión, un tanto cínica, cinismo que no cabría sospechar de alguien con la pinta de inocente que el canciller tiene): que el pobre sirio podría aprovechar lo aprendido a este lado de los Alpes para reconstruir su país.

Las posturas a propósito de este tema se han cuajado en dos contrapuestas:

Por un lado, los de mordor dicen que, para evitar el invertir en personas que luego se tengan que marchar, lo mejor es no invertir en nadie -y dejarlos a dieta de 150 laureles al mes, que dijo la otra-.

Por otro lado, la oposición dice que habría que prolongar la autorización a residir hasta, por lo menos, que se terminase la formación. Y luego, evaluar y actuar en consecuencia -a mí, personalmente, me parece lo más sensato-.

En cualquier caso, es un tema delicado ¿Qué piensan mis lectores?


No te pierdas el Documentos Viena Directo de esta semana. No solo te reirás, sino que aprenderás un montón de la historia de Austria !Disfrútalo!


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Comentarios

2 respuestas a «To invest or not to invest»

  1. Avatar de Ernesto Pastore
    Ernesto Pastore

    Si la ultraderecha va a actuar con una sinrazón, y un desparpajo incoherente….mejor que vuelva el imperio,…por lo menos así se va a triplicar el turismo siempre atraído por los oropeles, las altezas y la parafernalia del ceremonial y el protocolo. Y que mejor que una archiduquesa Sofía, como ministra pragmática de lo que Austria necesita o no..

  2. Avatar de Anselmo
    Anselmo

    Creo que la idea cristiana de la igualdad de los hombres es un mito. Los hombres estamos muy condicionados por la sociedad que nos ha producido y, en consecuencia, también por su cultura.

    La lógica que rige las operaciones productivas está basada en razonamientos en los que sólo se tienen en cuenta los factores comerciales y productivos. Considerando en consecuencia al Hombre como una fuente de mano de obra, o como un consumidor de productos. Tal lógica da por sentado la existencia de paz, sin considerar que para que exista la misma es condición necesaria que los miembros de la sociedad compartan su idea de la justicia, cosa que difcilmente puede darse entre individuos con diferentes culturas y, menos todavía, con diferentes religiones.

    Llama la atención que un austriaco no esté al corriente de una cuestión tan obvia como la que acabo de exponer, teniendo en cuenta los antecedentes de guerras por cuestiones religiosas que tiene Austria: contra los turcos y las Guerras de Religión. Y ello constituye un botón de muestra de la peligrosa estrechez de miras que supone el extender la aplicación de los principios de la gestión de empresas fuera del ámbito de las mismas.

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