Con cuidadín y jandemor

El momento más delicado es la sucesión. Se planta la semilla, pero nunca se sabe si, al final, crecerá el árbol.

24 de Septiembre.- La izquierda europea tiene un problema. No hace falta ser muy listo para darse cuenta. El problema es, naturalmente, que los populistas de derecha y de ultraderecha le han comido la merienda. La cosa no sería tan grave si los populistas de derecha y de ultraderecha funcionaran según las mismas reglas de juego que las que había antes (de Trump). Sin embargo no es así.

Por muchas razones.

La mayoría de los cuadros de la socialdemocracia europea están cortados por el patrón del presidente del Gobierno de l´Espagne, Monsieur Pedro Sánchez.

Nati Mistral, que a veces se pasaba de castiza, decía que Sánchez parecía un peluquero de señoras. Bien está : son gente que ha crecido en los cuadros de su partido, que vienen de una universidad en la que han estudiado una carrera que en general no han ejercido, o han ejercido poquito. En cualquier caso, son gente que viene del mundo académico, en donde han aprendido que las cosas hay que hacerlas de una manera determinada, siguiendo las reglas, con cuidadín y jandermor. Enfrente tienen generalmente, a gente sin estudios superiores (lo que no quiere decir que sean tontos, en ningún caso) y que el cuidadín pero que el jandermor se lo pasan por el forro de los Intimissimi.

Los Salvini, los Strache, las Lepenes y tutti quanti desprecian a todas estas personas y pertenecen a ese tipo de gente que te trata mal y, cuando te quejas, te dice que no aguantas nada y que eres « más fino que el pellejo’ la mierda ». O sea, que la batalla es muy desigual. Es como poner a combatir a Boris Johnson contra Schoppenauer. O a Unamuno contra Millán Astray. Ya podía el vasco dejarse las cuerdas vocales con lo de « venceréis pero no convenceréis » que el fundador de la Legión ponía el huevo que le quedaba encima de la mesa y, si Unamuno no se callaba, pues la Luger.

O sea, que el socialdemócrata estará muy preparado siempre, tendrá inglés a nivel de usuario e informática bilíngüe, pero a nada que se ponga un poco flamenco (o valón) el contrincante le dará un guantazo con la mano abierta y se habrá terminado la charla.

En estos días, Christian Kern anunció que tiraba la toalla y los socialistas se han sentado para encontrarle un sustituto. Aunque bueno, como no podía ser de otra manera, ha resultado ser sustituta. No lo digo de ninguna forma porque la elegida no me parezca totalmente idonea, sino porque dar señales de progresismo implica, en estos momentos, poner a una mujer a cargo del asunto. De todos los asuntos.

La persona en cuestión se llama Pamela Rendi-Wagner. 47. Ex ministra. Es médica especialista en medicina tropical (durante un cuarto de siglo el alcalde de Viena fue un biólogo) y, por lo menos por su trayectoria académica, ofrece el clásico perfil de « la pobre, se la van a comer con patatas, no quiero mirar ».

Es autora de, por lo menos, un libro autobiográfico, en el que explica sus primeros días en la política. Profesora de universidad (en la Universidad de Tel Aviv, más concretamente, dio clase un par de años) y su marido fue el embajador de Austria en israel. Su carrera en el Partido Socialista austriaco empezó con Kern como canciller, cuando entró en el Ministerio de Sanidad como subordinada del entonces ministro, Alois Stöger. Rendi-Wagner se ocupaba del área política del ministerio. Quienes la conocen hablan de una persona ambiciosa y trabajadora.

Las malas noticias para nuestra víctima…Digooo para la nueva jefa del Partido Socialista, es que sus enemigos no solo están fuera, en las filas de Strakurz, sino también dentro.

Aunque oficialemente y, sobre todo, delante de cualquier artilugio grabador, todo han sido parabienes, jolgorios y zapatetas, los barones del partido en Viena y Burgenland, off the record no han ahorrado en críticas. Que si es inexperta, que si no conoce el partido, que si no tiene valedores…Lo típico. Mientras decían esto, los que la criticaban (todos hombres, por cierto) estaban diciendo « yo, que soy experto, yo que conozco el partido, yo que tengo padrinos… ». Son rencillas y envidias que pasan en las mejores familias. Cosas de cuñaos.


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