Febrero mocho (de 2018)

Febrero, por ser más corto, suele ser tomado por un mes sin importancia. Sin embargo, en 2018 trajo muchas ocasiones para la risa.

11 De diciembre.- Hace algún tiempo, una « fana » del ex presidente Zapatero (que era un mandatario que tenía mucho predicamento entre las féminas) habló de un encuentro entre su ídolo y el entonces presidente Obama calificandolo de « planetario ».

Solo alguien que tiene los ojos nublados por el amor hubiera podido pensar que Zapatero y Obama jugaban en la misma liga (mucho mejor Zapatero, qué duda cabe). A pesar de todo se produjo el encuentro y el planeta, incomprensiblemente, no decidió darse por enterado. La vida siguió igual.

Sin duda uno de los posts más divertidos que yo he escrito en 2018 ha sido a propósito de otro encuentro planetario. El que se produjo en febrero de este 2018 entre Melanie Griffith, miembro destacado de la aristocracia jolivudiense y ex esposa de Anthony Flags, y la periodista de la ORF Mirjam Weichselbraun.

Griffith no estaba para mucho (la pobre). Aún no se sabía, pero le acaban de diagnosticar un cáncer de piel. Para colmo, Richard Lugner andaba en sus cercanías (desde Don Johnson, dudo que Melanie haya tenido cerca un hombre del que a una mujer le convenga menos fiarse) y para terminar, los redactores que le habían escrito las preguntas a Mirjam no se habían lucido, precisamente. La conversación fue tensa y Melanie más parecía la Meryl Streep de El Diablo viste de Prada que cualquiera de los personajes de jovencita ingenua que la han hecho famosa.

El Baile de la Ópera 2018, evento infaltable de la agenda social vienesa, tuvo también otra quisicosa que contamos en Viena Directo.

Durante este 2018 el Gobierno, al fin (lo contaremos en su momento) se resignó a que Austria debía entrar (por fin) en el siglo XXI (de hecho, lo hará el próximo primero de Enero, Dios mediante). Tras una sentencia firme del constitucional austriaco, al fin, se hizo legal en Austria el matrimonio igualitario. Ole con ole y olá. A pesar de que Sebastian Kurz no es partidario de mezclar peras con manzanas y a pesar de que para él el único matrimonio posible es el que une a un hombre y a una mujer (para esto, su apellido le describe perfectamente), el canciller más mozo de la Unión agasajó cumplidamente al premier irlandés, que acudió al Baile de la Ópera junto con su pareja, que es un caballero (por cierto, en Irlanda, con el poder que tienen las sotanas, los tienen cuadraos de haber votado a un tío tan valiente ; seguro que es un gran presidente).

No fue la única noticia explosiva de Febrero. Mucho que hablar dio también el enfrentamiento (ups, I did it again) entre Heinz Christian Strache y Armin Wolf, el jefe de los informativos de la cadena pública. Como Wolf es un hombre sumamente inteligente, culto e incisivo, no es precisamente santo de la devoción del actual vicecanciller. Los dos hombres las han tenido de todos los colores en el plató del Zeit im Bild. Como por otra parte es sano y natural que suceda entre un político y un periodista. Asimismo, Strache era bisoño en el cargo todavía, apenas dos meses, y pensaba que podía seguir haciendo en el Gobierno lo que hacía en la oposición. O sea, meterse con la gente a troche y moche y que le saliera gratis. No contaba con Wolf. Al final, para evitar verse en el banquillo, Strache llegó con Wolf a un acuerdo extrajudicial que incluía las disculpas públicas por haber manifestado públicamente (vía Facebook, como el viejo loco de la Casa Blanca) que el jefe de los informativos de la cadena pública mentía a propósito.

Terminamos el mes con un debate que a las personas normales nos supo amargo. Amargura compensada por unos tonos surrealistas casi tan vívidos como los de « Maleni » Griffith y Mirjam Weichselbraun : la « Menistra » de Salud austriaca (que no llega a llamarse como la que fue su homóloga española, Mato, pero casi) defendió con todos sus santos ovarios en el Parlamento la pertinencia de que se siguiera fumando en los locales públicos austriacos. Los enfisemas, los tumores y demás afecciones producidas por el tabaquismo debieron de llorar de emoción escuchándola. A los demás se nos pusieron los pelos de gallina.


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