Aquella canción de los años 80

Los veranos de ahora ya no son como los de antes, y este, en particular, está siendo un verano especialito.

24 de Julio.- El hemisferio norte trata de aliviarse del calor. Los presentadores de todas las televisiones cargan la mano y el teleprompter con noticias sobre el cambio climático, temperaturas extremas, insectos importados de lugares ignotos que transmiten enfermedades nunca vistas en el continente europeo. El apocalipsis parece acercarse a pasos agigantados y, en nuestra querida Europa (que hubiera dicho Carmen Sevilla) los vasos y las pajitas (con perdón) de plástico son sustituidas por achiperres de materiales más reciclables.

En otros tiempos, la conversación del verano era dónde pasaban las vacaciones los políticos. Sin embargo, como esta temporada los políticos no han tenido tiempo de cansarse, poco podremos saber al respecto. Quizá solamente que nuestro querido Bundespresi, VdB, estará en algún lugar de los Alpes. Ha trascendido, eso sí, que Strache volverá a pasar sus vacaciones en Ibiza (sí : le han quedado ganas) aunque parece que están lejanos los tiempos en los que posaba sin camiseta para abonar su imagen de macho alfa de las ultraderechas europeas.

Además, no cuadraría mucho con la nueva imagen que pretende cultivar (o sea, la que esas mujeres de pelo rubio oxigenado, piercings, tatuaje, cigarro y perro minúsculo tienen de un gran estadista). No puedes ir por la vida con el torso descubierto como Lauren Postigo (el pobre) si, como Madonna, has decidido reinvetarte en caballero de sienes plateadas y ese tipo de gafas de pasta que sirven para leer las columnas de economía del Österreich cuando tienes presbicia.

Tampoco se sabe si « la Felipa » o sea, la Sra. Strache, ha ido a Ibiza con su marido a disfrutar del asueto estival. Cualquier otra mujer en su pellejo lo hubiera hecho, naturalmente, porque ya una suripanta venida del frío estuvo a punto de birlarle al esposo y nunca se sabe qué nuevos peligros puede traerte el verano azul.

Mientras tanto, los austriacos se preguntan por qué no hay siempre un Gobierno en funciones, como el de la canciller Cervecilla, porque tienen la sensación de que el país está regido por una mano sensata y por una serie de personas gris marengo que van a lo suyo sin meterse en muchos jardines pero también sin dar mucho que hablar. De vez en cuando la canciller comparece aquí y allá, le preguntan por cosas y dice que estudiará la cuestión, como si le hubieran prestado una máquina carísima y con un mecanismo delicado que se pudiera escachifollar en algún momento.

El antiguo canciller, entretanto, trata de no perder presencia mediática, pero es difícil, porque el verano es como una campana de corcho que ahoga todos los sonidos (por cierto, al resto de lo que fue la oposición, ni está ni se le espera, sobra decirlo).

Julio está ya esperando a que llegue Agosto a la cita que tiene concertada con él, y Agosto sabe que su paso será breve. Vendrá septiembre, verano muerto y veremos a las chicas pasar como en aquella canción de los años ochenta. Y para entonces, más concretamente para dentro de dos meses exactos, los periodistas del Süd-deutsche Zeitung que hicieron que Strache dejase de usar Grecian 2000, van a sacar un libro que ya debe de estar en la imprenta, en donde contarán por fin qué se dijeron en las siete horas famosas del vídeo de Ibiza. Zak zak zak. Revelaciones que sin duda calentarán la lucha por el poder que ya estará entonces en su punto álgido.

Strache y su « Felipa » lo leerán en Facebook seguramente.


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