Musikverein

150 años no es nada

MusikvereinHace 150 años los reyes le trajeron a Viena un regalo del que disfrutamos todos, vamos a celebrarlo.

6 de Enero.- Hace unos días, la atención del mundo entero (o casi, porque había una parte considerable de él que estaba todavía durmiendo la mona de la nochevieja) estaba concentrada en un rectángulo de 48 metros por 19 de ancho. Ese rectángulo, como mis lectores se pueden imaginar facilmente, estaba y está en Viena. Se trataba del Musikverein y todo el mundo estaba atento a ese trocito de la corteza terrestre porque encima se estaba celebrando el tradicional concierto de Año Nuevo.

Hoy, seis días después, se conmemora el 150 aniversario de la inauguración del edificio. Tal día como hoy, pero en 1870, se celebró el primer concierto dentro de la llamada sala dorada del Musikverein y los asistentes, empezando por el propio emperador Paco Pepe, salieron tan entusiasmados como lo estuvieron los afortunadérrimos que el día 1 de enero tuvieron ocasión de seguir con las palmas el chunda chunda de la Marcha Radetzski.

La Sociedad de Amigos de la Música, que así se llama la asociación a la que pertenece el edificio se fundó en 1812 y, según sus estatutos, su misión es promover la música en todos sus ámbitos (por ejemplo, fundando el conservatorio de Viena). A partir de noviembre de 1831 la Sociedad de Amigos de la Música tuvo su temporada de conciertos, que se daban en una sala situada en el primer distrito de Viena que solo tenía capacidad para 700 melómanos.

En 1857, el emperador Paco Pepe decidió cargarse ese corsé de piedra que eran las murallas de la ciudad y su campo colindante (el famoso glacis) y, casi siguiendo exactamente el trazado de las antiguas murallas, construir un bulevar de edificios de representación: la Ringstrasse. Tiempo después, en 1863, el emperador decidió donar unos terrenos de la Ringstrasse para que se construyera una sala de conciertos, lo que después sería el Musikverein, en un area que entonces estaba bastante más despejada que hoy, entre el rio Wien, la Karlskirche y la Künstlerhaus.

Le encargaron el edifcio a Teophil von Hansen, que era un arquitecto danés con un gran parecido con Santa Claus, que vivía en Viena y que se forró a hacer edificios durante la segunda mitad del siglo diecinueve (suyo es, por ejemplo, el Parlamento austriaco, la bolsa y el Palais Ephrusi (actual sede vienesa de Casinos Austria), entre otros.

El edificio del Musikverein es una obra maestra de von Hansen hecha con piedra caliza de la cantera de Sankt Margarethen (ya la utilizaban los romanos). No solo porque el edificio es una maravilla de bonito (como puede verse todos los años por la tele y comprueban los espectadores que asiten a los conciertos) sino porque es una obra maestra de la acústica. El purísimo sonido de la sala se debe al espacio hueco que hay debajo del esenario y que actúa como caja de resonancia, al recubrimiento de madera y al falso techo, colgado del forjado. Estas tres características, completadas con la forma rectangular de la sala hacen que el Musikverein sea una de las salas de conciertos con mejor acústica del mundo.

Esto por lo que respecta a la famosa sala dorada, la de las cariátides. Pero el Musikverein tiene seis más.

Hay una sala de cámara, que desde 1937 se llama sala Brahms y luego la Kammersaal. A estas salas, que son las antiguas se le unieron cuatro salas subterráneas que no son salas de conciertos solamente, sino también espacios para conferencias, cursos, etc. Se llaman la sala de metal, sala de cristal, la sala de piedra y la sala de madera, con capacidad para 380,126,70 y 80 plazas respectivamente.

En el edificio del Musikverein también está una academia de música (desde 1909) que tiene una lista de antiguos alumnos y de profesores que quita el hipo. Gustav Mahler estudió allí y Anton Bruckner fue profesor de Armonía. También cuenta con una de las colecciones más importantes del mundo de partituras con originales de Mozart, de Alban Berg, de Beethoven y de Haydn, entre muchísimos otros.

También tiene su sede en el edificio el coro de voces masculinas que encargó (y estrenó) la primera versión del Danubio Azul.


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