Dime tu nombre

De este artículo, lleno de datos interesantes, mis lectores van a encontrar sumamente chocante una información. Ya verán, ya verán.

8 de Enero.- Di que el otro día iba yo paseando por las calles de esta bonita ciudad con unos amigos que habían venido a visitarme desde Lima. Por cuestiones que ahora no vienen al caso, salió el tema de conversación de los nombres. Me preguntaron ellos cuáles eran los más frecuentes en Austria y yo, la verdad, les di una respuesta al buen tuntún. Pues bien : como si nos hubieran estado oyendo, se publicaron ayer las listas de nombres más frecuentes en Viena, para ciruelos y para ciruelas.

Los nombres que unos padres dan a sus críos dicen mucho de esos padres. Se pueden recorrer las « metas volantes » de la historia de un país mirando los nombres de los críos.

El caso que más conozco es el celtíbero, claro, pero sin duda mis lectores no españoles podrán hacer el mismo ejercicio que yo voy a hacer en su propio país. En tiempos de Franco, por ejemplo, José Antonio (por Primo de Rivera) era un nombre frecuente. También era habitual que a las niñas las bautizasen con nombres de la forma « Nombre X + María » (o Maria + Nombre X). Mi madre, sin ir más lejos, se llama Isabel María porque al cura se emperró en que Isabel a secas no podía llamarse ninguna buena cristiana, a pesar de que Santa Isabel sea una santa con todas las de la ley (mi madre también va camino de serlo).

Por supuesto, estaban prohibidos durante el franquismo los nombres que tuvieran algún aroma de izquierdas, como por ejemplo Libertad. Aunque nadie tenía nada en contra de nombres que hoy en día nos parecen un castigo, como Landelino o Recaredo o Angustias. Luego, cuando llegó la Transición florecieron los Juan Carlos, aunque lo de Adolfo (por Suárez) no llegó a cuajar, como la carrera musical de Jesulín de Ubrique, por lo menos que yo tenga registrado. Los ochenta fueron la época dorada de las Vanesas, que siguieron la estela de la primera que hubo en España : la hija adoptiva de Manolo Escobar, importada directamente de Ucrania, si no recuerdo mal.

Los noventa del siglo pasado fueron en España tiempos de relativo despendole onomástico. Hay quien dice que por la progresiva implantación de las iglesias evangélicas, tuvimos muchos Jonathanes y muchos Kevins (incluso a un chaval de Sevilla sus padres le bautizaron con el aristocrático nombre de « Kevin Costner de Jesús ». El cambio de siglo (y de milenio) junto con la vuelta de España al conservadurismo (Europa estaba viviendo una celebración y Aznar –o « Ansar »- era su maestro de ceremonias) trajo los nombres de recia raigambre castellana. Aunque también, claro, los de recia raigambre autonómica (Dolors, Nekane, Jordi, Josep). Los parques se poblaron de Jimenas, de Rodrigos, de Yagos de claro gusto arcaizante. En las capas más populares, florecieron las Chenoas y los Davides.

En fin : volviendo a Viena, los cinco nombres preferidos por los vieneses para chico en este 2019 que acabamos de dejar atrás han sido (redoble de tambor) Alexander, David, Maximilian, Muhammed (o Mohamed, o Muhamad, que de diversas formas se escribe y los compiladores de la lista han agrupado a todos los nombres del profeta) y, por último, Leon. Naturalmente, la entrada del Profeta en el top five tiene mucho que ver con la mucha población musulmana que ha venido en estos últimos tiempos a vivir a la capital de Austria.

En las niñas la cosa es mucho más conservadora. Destaca Emilia (un nombre que en España es lo que viene siendo un nombre de señora mayor), Anna, Emma, Laura y Mia.

Lo cual, por cierto, dice mucho del buen sentido de los austriacos a la hora de bautizar a sus hijos. Hace algún tiempo se estudió que, a igual rendimiento, los profesores tendían a calificar a la baja a los alumnos con nombre extranjero (o « de pobre »). O sea, que un Kevin tenía que hacer más esfuerzos para sacar los mismos resultados que un Peter o que un Alexander.


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Comentarios

Una respuesta a «Dime tu nombre»

  1. Avatar de Bad Vöslauer
    Bad Vöslauer

    En tiempos de Franco todas las hembras iban con el María puesto y el José para los querubines. era curioso ver como se formaban las parejas de Mª José y Jose Mª, claro que la grafía y la acentuación era a croterio del escribano, al igual que no se permitían nominativos de otras lenguas vernáculas tales como Maite(Amada), Ferrán (Fernando), Jon, Joan y Xoan eran Juan y las que osaban en un extranjerismo eran castellanizadas a golpe de multa y uso social tales como Sigmundo, Margarita o Guillermo para William o Wilhelm, asi pues nunca conocimos como realmente se llamaban.
    Los toponímicos se reducían a ciertas localidades que poseían sitios de culto y por supuesto no se estilaban las capitales europeas como París, Londres, o Roma.
    En cuanto a los nombres usados por los transalpinos llama la atencíón el uso de nombre renacentistas tales como Emilia, Maximimilian, Franziska, o Gertrudis, claro que por esos lares el nombre del tito no es muy querido
    Conozco varias parejas mixtas que al nominar a sus vástagos han tenido sus más y sus menos por la grafía y pronunciación del nombre dado por parte de los abuelos de la otra parte que desconoce el idioma de su político.

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