Sisí, Sosó (y olé) (y 2)

Cuando te tocaba un marido al que le gustaban todas menos su santa, la receta era sufrir intensamente. Y aguantar.

Viene de aquí

28 de Enero.-¿Dónde vas Alfonso XII ?, se rodó con todo el lujo que el cine celtíbero de la época permitía (que era mucho, porque a Franco le gustaba mucho el cine, como todo el mundo sabe y se le complacía con gusto) contó con la participación de un gran número de grandes actores del teatro hispano (exactamente igual que en el caso austriaco).

En el teatro, Isabel II fue interpretada por Lola Membrives –la sucesora en el trono de reina de las tablas hispanoamericanas de Margarita Xirgu- y en el cine por la gran Mercedes Vecino. Tomás Blanco (que incluso llegó a trabajar con Sergio Leone en La Muerte Tenía un Precio) intepretó al duque de Sesto, factotum de Alfonso XII y bestia negra de la que sería su segunda mujer, la austriaca Maria Cristina. Jose Marco Davó, también un sólido actor teatral, es Cánovas del Castillo y así sucesivamente.

La película fue un taquillazo y, con la idea también de ir a rebufo del éxito de Sissi, ¿Dónde vas Alfonso XII? Tuvo su inevitable secuela, que se llamó ¿Dónde vas triste de ti? En este caso, para explicar que Alfonso XII tuvo que buscar novia entre las princesas europeas y que, haciendo de tripas corazón, no se casó por amor, como la primera vez, sino por deber de Estado. Se mire como se mire, una manera fatal de empezar un matrimonio. La china de intentar enderezar al sinvergüenza le tocó a una austriaca (por eso, entre otras cosas, sale este artículo en este blog).

Maria Cristina de Habsburgo era, como todo el mundo sabe, una mujer bastante fea. O, en todo caso, no el tipo de señora que le gustaba a Alfonso XII (él era, como alguno de sus descendientes, más de « vedetes », de hecho tuvo un par de hijos con la cantante Elena Sanz) sin embargo, resultó ser una de las mejores reinas que ha tenido España, a la que le tocó lidiar con algunas situaciones muy difíciles cuando Alfonso XII murió de tuberculosis. Mirando fotos para este artículo me he dado cuenta de que ella tenía que ser bastante más alta que él (sospecho que en más de un sentido). Maria Cristina se enamoró de Alfonso XII con esa ternura arrolladora que las mujeres altas llevan en el corazón y le guardó luto hasta su muerte. Ni que decir tiene que, cuando la pobre murió a su vez, a finales de los años veinte, España empezó a irse a tomar viento.

(Por cierto, es probable que Alfonso XII y Maria Cristina hablaran entre ellos en alemán, idioma que el rey dominaba perfectamente por haber estudiado en Viena, como ya contó en este estupendo artículo, mi buen amigo Luis Tercero)

Volviendo a ¿Dónde estás triste de ti ? Naturalmente, en la España nacionalcatólica de entonces que, además, era ferozmente machista, no se podía decir que el rey era un hombre que, salvo en campechanía, en lo demás iba bastante justito y que la que tenía talento era la reina Maria Cristina. Así pues, la segunda parte del biopic de Alfonso XII se concentró en enseñarle a las españolas que, si les tocaba un marido tarambana y pichabrava, lo mejor que podían hacer era lo que Maria Cristina de Habsburgo se pasa todo el metraje haciendo. Esto es : sufrir como una burra, querer a su marido intensamente y sentirse fatal porque en vez de un heredero, solo le daba a Alfonso XII herederas (el decimotercer Alfonso fue un hijo póstumo, que mantuvo a España en vilo en un momento en el que no había ecografías).

Para interpretar a Maria Cristina de Habsburgo la producción acudió a una elección insólita. El papel de sufridora en casa (en este caso el Palacio de Oriente) le tocó a la actriz mexicana Marga López (que había trabajado con Buñuel en Nazarín). Quizá el asunto era vender la película en Latinoamérica, pero el hecho de que hubiera que doblarla, para quitarle el lógico acento (bastante incongruente con una austriaca), lastraba bastante la cuestión.

Por cierto, en esta perla salía el abuelo de Javier Bardem, Rafael Bardem y también la madre de Amparo Rivelles (y de Carlos Larrañaga) Maria Fernanda Ladrón de Guevara, la cual sustituyó a Mercedes Vecino como Isabel II. De la dirección se encargó Alfonso Balcázar el cual cuenta en su distinguida filmografía con títulos como « La ingénua, la lesbiana y el travesti » o « La casa de las muertas vivientes » (además de mucho Spaghetti Western). Perdida la frescura de la primera idea y abandonada la que hubieramos podido llamar la « vía Sissi » (o sea, glamour tontaina sin muchas pretensiones)) en favor del dramón la verdad es que la película naufragó bastante.

Además, como el héroe se les moría al final, a nadie se le ocurrió montar otra secuela (o precuela).

Hoy, a lo mejor hubieran hecho una peli tipo « Alfonso XII cazavampiros » o quizá hubieran convertido a Maria Cristina en una superheroína de Marvel para adolescentes rijosos.

Qué gran oportunidad perdida.


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