La hora de los vigilantes

Últimas cifras – Oposición a la nueva ordenanza del coronavirus – A vueltas con la aplicación de Cruz Roja – la hora de los vigilantes – Dos detenidos – una buena noticia – charla con el doctor Penninger.

4 de Abril.- Muy buenas tardes a todos y bienvenidos a la segunda edición de hoy de Viena Directo, con todas las noticias a propósito del coronavirus en español.

Empezamos, como siempre, con las cifras. A las tres de la tarde, el número de positivos al test de coronavirus según el Ministerio de Sanidad austriaco era de 11.665 . Lamentablemente se ha notificado una subida en el número de defunciones. Si el anterior dato era de 168 (datos de ayer) hoy el número de víctimas del coronavirus en Austria asciende a 186 ( 18 más).

En el anterior boletín informaba a propósito de la nueva reglamentación emitida por el Gobierno para intentar evitar que, con ocasión de la pascua florida, se reúnan más personas de lo que la salud pública aconseja (recordemos que no se permiten reuniones en las casas de más de cinco personas, que las bodas se dejan en cinco y los entierros en diez). Se trata también de limitar las llamadas „fiestas corona“ ( o Corona Partys, como las llama la prensa vernácula).

Según el ministerio, la anterior versión de la normativa había quedado claramente desfasada. Databa del pasado 10 de Marzo y prohibía los actos en los que se congregase un público de más de cien personas.

Esta nueva ordenanza ha levantado muchas críticas dese la judicatura y desde la política ya que, a pesar de que el ministerio la defienda con uñas y dientes, resulta enormemente problemático aplicarla ya que, como todo el mundo sabe, en un país occidental „normal“ con un marco jurídico como el que rige en nuestras democracias occidentales, el domicilio es inviolable y la policía no puede entrar en tu casa sin una orden de registro, por mucho coronavirus que haya en el ambiente.

Una de las instancias que ya ha mostrado su disconformidad con la nueva ordenanza ha sido el Gobierno del Land de Baja Austria. Fuentes de este Gobierno autónomo han manifestado que, si bien se investigarán todas las denuncias que se reciban en relación con reuniones ilegales en las circunstancias presentes, „por supuesto“ (sicher) no va a haber ningún registro domicilario“.

Es, de cualquier manera, bastante probable que se sucedan las declaraciones del estilo.

-En la entrada anterior, hablábamos también de la aplicación de móvil de la Cruz Roja, que el Sr. Sobokta, uno de los tres presidentes del Parlamento austriaco, piensa que debería ser obligatoria, a pesar de que esta obligatoriedad, incluso para los que no somos expertos en el tema, plantea muchos problemas.

Sobotka decía que él sabía de muy buena tinta que los expertos en privacidad y protección de datos no tendrían ningún problema porque, tratándose de un bien común, como es la salud pública, el uso de un mecanismo de vigilancia tan estrecho, exacto e inaudito como parece ser esta aplicación estaba plenamente justificado.

No decía quiénes eran estos expertos, sin embargo.

El caso es que ya se han pronunciado algunos.

Más en concreto los expertos de la Universidad Johannes Kepler de Linz. Estos han dicho que la obligatoriedad de la aplicación podría estar permitida siempre y cuando se guardasen los contactos de la persona, sin ubicación geográfica, de manera anónima, que se guardasen por un tiempo limitado y de la manera más descentralizada posible.

Seguramente al lector no se le haya escapado que si los datos de la famosa aplicación se guardan como dicen los expertos, no valdría para lo que dice el Gobierno que vale (o sea, para localizar rápidamente a todas las personas a las que un enfermo potencial haya podido contagiar con sus esputos).

Los expertos han declarado que fueron consultados este viernes, y trataron de hacerle ver al Gobierno la paradoja de que, si la aplicación se hace obligatoria tal y como está, sería dudosamente legal, porque su uso iría en contra de las libertades fundamentales y, por otra parte, que el éxito de la aplicación se compromete mucho si no la descarga un número masivo de personas.

Como decía el pobre Aute, que ha fallecido hoy, el hombre una de dos („o me llevo a esa mujer, o entre los tres nos organizamos, si puede ser“).

-De cualquier manera, desde en sociedades dictatoriales como la China o semidictatoriales como la Rusia de Putin o la Hungría de Viktor Orban, bajo la excusa del supuesto bien común, la expansión del virus, la libertad de los indivíduos y su privacidad está sufriendo estos dias unos ataques inéditos desde los atentados del 11 de Septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono.

En aquellos momentos, muchos estados agravaron la vigilancia sobre las personas, al objeto de evitar atentados islamistas. La libertad fue puesta en cuarentena en nombre de la seguridad, tendencia que continúa estos días.

En Rusia, por ejemplo, al objeto supuestamente de proteger a las personas de la expansión del coronavirus, se han instalado en las calles cámaras de vigilancia y se rastrea la ubicación de las personas en cuarentena al objeto de sancionarlas si se saltan el arresto domiciliario.

Varias organizaciones proderechos humanos, por ejemplo Human Right Watch, han denunciado que casi una veintena de países están abusando del control de los teléfonos móviles y otras medidas de espionaje digital y que están invadiendo masivamente las libertades individuales de las personas y su privacidad.

Pero no solo. En la Hungría de Orbán, la nueva ley que ha „autoapagado“ al Parlamento permite castigar con severas penas a los periodistas que, mediante la publicación de noticias (aunque sean verdaderas o, especialmente, si son verdaderas) „intranquilicen“ a grandes grupos de personas.

No ayuda nada, por supuesto, el supuesto „éxito“ de China combatiendo el virus. Numerosas instancias están poniendo en duda los datos oficiales del Gobierno a propósito de mortandad y contagiados pero también numerosos Gobiernos y ciudadanos particulares están utilizando esta propaganda para defender la limitación de las libertades individuales. „Los chinos dicen que no lo estamos haciendo bien“, es una de las majaderías que más se oyen estos días.

Y da qué pensar.

-De cualquier manera, ni calvos ni tres pelucas.

Según informan medios locales, tres hombres fueron ayer controlados por la policía en el distrito de Wien-Meidling. Por lo visto, se habían enterado (o no se querían enterar, como la chica yeyé) de que en Austria rigen, en estos momentos, determinadas prohibiciones de salir de casa si no es bajo supuestos muy tasados.

(Recordemos: compra de medicinas o alimentos, asuntos de trabajo inaplazables o ayuda a personas que no se puedan valer).

No ha trascendido qué hacían los tres hombres en la calle, pero el caso es que la policía les abordó y les informó de lo que hay. Luego, les conminaron a que cada mochuelo se fuese a su olivo. No lo hicieron y, lo que es peor, opusieron resistencia de manera violenta, de manera que la policía se vio en la obligación de aplicar medios más contundentes y detuvo a dos de los tres revoltosos.

De lo que no se libró el tercero es de la denuncia correspondiente que les cayó también a los otros dos.

– Terminamos con una buena noticia, sobre todo porque va a suponer asegurar la cadena de abastecimiento de comestibles.

Rumanía va a permitir salir al exterior a trabajadores para que ayuden a recoger la cosecha en otros países de Europa. Los que más contentos se van a poner van a ser los agricultores de Alemania, que veían peligrar la recogida de los espárragos.

Van a ser ochentamil personas que vendrán en dos turnos de cuarenta mil (en Abril y mayo).

-Ayer hablábamos de que van a empezar los ensayos clínicos con un medicamento que ha sido elaborado con la colaboración del Doctor Penninger. Un amable corresponsal me ha enviado esta charla con él, que merece mucho la pena. Es científica, pero está contada en términos accesibles para el público en general (en inglés)

Y con esto me despido hasta la una de mañana y les recuerdo a mis lectores que a las siete de mañana estaré en directo, vía Facebook, para lo que gusten preguntar o, simplemente, si me quieren decir hola (tanto las preguntas como los saludos me hacen mucha ilusión, así que no se corten).

Sin más, les deseo una tarde de sábado estupenda.


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