La excanciller Bierlein ha tenido un tropiezo con la ley (lo cual tiene delito, siendo ella tan prestigiosa jurista). La red se encuentra dividida al respecto.
19 de Junio.- Brigitte Bierlein fue, desde junio de 2019 hasta enero de 2020 la primera canciller de la República austriaca. Es cierto que el modo en que llegó a serlo fue poco ortodoxo.
Recordarán mis lectores que, tras una moción de censura, Austria se quedó sin canciller -Kurz entonces- y que, utilizando los poderes que la constitución austriaca le otorga, el presidente Van der Bellen nombró a Brigitte Bierlein para el cargo.
Fue una canciller discreta y eficaz, si bien con las manos atadas porque era consciente de estar al frene de un gabinete técnico cuya función era mantener “la silla caliente” hasta que llegara el canciller salido de las urnas (por favor, no haga el lector ninguna pausa entre salido y de, que cambiará el sentido de la frase).
En fin: que ayer, la excanciller, de setenta y un años, soltera, salió con amigos suyos y, haciendo honor a su apellido, bebió un poquito más de la cuenta (se empieza con una Bierlein, se sigue con un Whiskilein y por ahí todo seguido). La policía la paró para hacerle un control de alcoholemia y la político y jurista dio positivo, de manera que se le retiró el carné de conducir.
A pesar de que Brigitte Bierlein no ocupa, en estos momentos, ningún cargo, y está apaciblemente jubilada, es evidente que la noticia tenía su morbo. Llegó al Kronen Zeitung, que la publicó y la señora se ha disculpado diciendo que siente muchísimo lo sucedido (la pobre, qué va a decir).
Como con todo, las opiniones están divididas entre los asistentes a ese gigantesco mentidero que es internet.
Los hay que se alegran de que resplandezca en Austria el sol de la igualdad y que Agamenón (en este caso “Agamenona”) tenga que responder ante la ley lo mismo que su porquero.
Los hay también que sostienen que tampoco es la cosa para tanto y que, como decía Rocío Jurado, “quién no se ha dado un pipazo con una amiga” (ella lo decía, claro, en otro contexto).
Los hay que ponen el grito en el cielo y dicen que Brigitte Bierlein no ha cumplido con su deber de ejemplaridad (por supuesto, no conocen en detalle las aventuras de Campechano the first).
A mí la anécdota y las reacciones me parecen entrañables. Uno de los encantos de vivir en este país es que, por cosillas como esta, se pueda montar tanta bulla.
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