La salchipapa

Fútbol y machismo, datis (dicuestion). Los fans más rocosos del Rapid han puesto a su equipo en un apuro este fin de semana.

22 de Junio.- La industria del fútbol se parece bastante a la del alcohol. Todo el mundo sabe que beber alcohol es malo, pero claro, nadie se atreve a meterle mano a una industria que, por ejemplo en España, representa un dos por ciento del Producto Interior Bruto.

A cambio de la tolerancia de la que gozan por el poder financiero que tienen, los fabricantes de licores espirituosos se esfuerzan en darle una apariencia respetable a su negocio con aquello del consumo responsable. Sin embargo, todo el que se haya cogido alguna cogorza en su vida sabe que el consumo responsable son los padres. Es más: todos sabemos que, si la gente bebiera alcohol con moderación, el negocio de las multinacionales se hundiría.

El fútbol viene a ser lo mismo.

Mueve miles de millones todos los años.

Millones en los que el deporte es un pretexto que sirve para vender todo tipo de productos que van desde las meras equipaciones hasta calzoncillos, pasando naturalmente por la industria mediática alrededor de ese planeta lleno de tipos de cejas depiladas y con la profundidad intelectual de „La Salchipapa“.

La industria del fútbol, en tanto que prescriptora de modelos de comportamiento, es racista, es machista y es, en suma, como ese cuñado que hay en todas las familias

La industria del fútbol, en tanto que prescriptora de modelos de comportamiento, es racista, es machista y es, en suma, como ese cuñado que hay en todas las familias al que no le podemos negar la amistad en Facebook, pero al que tenemos silenciado para poder conservar un poco de esperanza en la raza humana.

Naturalmente, estas grandes empresas futboleras se esfuerzan por darle un barniz de respetabilidad a su próspero negocio con aquello de los valores del deporte y bloblobló. Sin embargo, solo hay que tener dos ojos para ver.

Los más viejos del lugar recordarán quizá que, antiguamente, las campañas de la ultraderecha eran en verso.

Uno podía imaginarse que los padres de los altos dirigentes del FPÖ tenían a sus hijos pariendo los eslóganes que luego el partido imprimía en los carteles. Eran, generalmente, unos pareados horrorosos. No es que fueran racistas y xenófobos (solamente) es que no tenían ni gracia ni nada.

Los niños que antes componían eslóganes en los que se instaba a darle leña al mono (que es de goma) ahora se han pasado al mundo del fútbol.

La ultraderecha austriaca está, actualmente, en un cierto estado de postración, así que los niños que antes componían eslóganes en los que se instaba a darle leña al mono (que es de goma), ahora se han pasado al mundo del fútbol.

El domingo pasado tres horas antes del comienzo del partido en el que se enfrentaron el Rapid y el Hartberg, estuvo colgada una pancarta de contenido machista que solo fue descolgada quince minutos antes de que empezase el partido.

Decía lo siguiente: „A Stadion mit leeren Plätzen is wie a schiache oide Wetzen“ (Un estadio con asientos vacíos es como una puta vieja y fea) -aclaración: debido al coronavirus todos los partidos de fúrgol se celebran a puerta cerrada.

La pancarta, por cierto, estuvo colgada en el „tendido“ que normalmente utilizan los ultras.

La reacción de la dirección del Rapid ha sido bastante curiosa. Y no es para menos. Por un lado, los ultras representan para el fútbol lo que los alcohólicos para la Mahou o los ludópatas para Novomatic (por poner una empresa austriaca). O sea, un público fiel que se gasta mucho dinero y al que no conviene ofender. Por otro, como sucede con la cerveza, no dice mucho en favor de la imagen pública de cualquier negocio el que sus principales clientes sean unos gañanes que cuanto más los conoces más quieres a tu perro.

Conciliador, uno de los directivos del Rapid (precisamente el que se encarga de los Euros) ha argumentado que, en Austria, hay libertad de expresión y que como la pancarta no contenía ninguna afirmación delictiva, no veía ningún motivo de escándalo. Por otra parte y siempre según este señor, quince minutos antes de que empezase el partido (y, atención, la retransmisión por televisión) el asunto „se había arreglado“.

Escuchemos ahora las palabras del director deportivo, Sr. Zoran Barisic: „No es nuestra opinión, pero no es punible legalmente. Naturalmente, es una metáfora muy basta. Ni el sexismo, ni la homofobia o el radicalismo ultraderechista se deben tolerar. No se corresponden con nuestra visión del mundo (Leitbild) y nos distanciamos de ellos“.

Amén.

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