02.08.2020 Última hora

El vicecanciller estaría dispuesto a devolver el dinero de las multas – El aeropuerto de Schwechat baja los precios de las PCR – La visera no protege como la mascarilla

2 de Agosto.- Muy buenas tardes a todos en esta tarde dominical. En otras épocas, el verano solía ser una época en la que la actualidad se contagiaba de las circunstancias meteorológicas.

La gente, sacada de su quicio normal, se dedicaba a sestear. De vez en cuando, abría un ojo y le echaba un ídem a la jamona en bikini o al jamón en bañador turbo (según gustos, por supuesto) y no se admitían problemas más complejos que el de conseguir que los niños guardasen media hora de silencio para ponerse en modo stand by (un gran fallo de diseño de los niños es que el modo stand by no suele funcionar por encima de una cierta temperatura, de manera que uno termina añorando la facilidad que tenía el rey Herodes para arreglar este problema tan molesto).

Eso era en otros tiempos, como digo. En los del coronavirus, la actualidad sigue dando de qué hablar.

Entre granizado y helado de limón (mis preferidos, por si algún amable lector quiere tener un detalle) vamos a hacer un pequeño resumen de lo que ha dado de sí la actualidad.

Una santa Rita que devuelve lo que le han dado

Bueno, por mejor decir, un „Santo Rito“.

Recordarán mis lectores que el Tribunal Constitucional austriaco declaró ilegales ciertos aspectos de la normativa del coronavirus.

Esta decisión del Alto Tribunal austriaco ha provocado un pequeño gran problema ¿Qué hacer con la gente que fue sancionada utilizando la normativa que no está ya en vigor? Si viviéramos en un Estado sin elecciones libres (o con elecciones de la señorita Pepis, como por ejemplo la Rusia del putín de Putin) la cosa estaría clara. Ah, se siente. Santa Rita Rita lo que se da no se quita.

Sin embargo, el Gobierno Kurz, como es lógico, no puede hacer eso, ya que aspira, naturalmente, a que lo reelijan. De manera que hay que encontrar una manera de „desfacer el entuerto“ y que la gente que pagó recupere sus eurillos, pocos o muchos.

El vicecanciller Kogler, en una entrevista a la agencia de noticias APA, ha dicho que a él, lo que le parecería más razonable, es que se devolviesen los dineros de las multas mal puestas pero sin embargo entiende que, desde el punto de vista jurídico, esto no sería tan fácil.

También ha respondido a aquellos que, agoreros, acusan al Gobierno de haber levantado demasiado pronto las restricciones al contacto social y que achacan a esta circunstancia el aumento sostenido de los casos en Viena.

Según el Sr. Vicecanciller, no ha sido este el caso y las restricciones se levantaron cuando se hubieron de levantar.

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PCRs más baratas

Algunos lectores de Viena Directo se quejaban, con razón, de que los tests PCR que se hacen en el aeropuerto de Viena y que son necesarios en determinados casos para entrar al país, costaran 190 Laureles.

Les parecía -con cierta razón- que esto era hacer un poco de negocio con la desgracia ajena.

Pues bien: el aeropuerto de Schwechat ha escuchado las voces de quienes le llamaban abusón y cosas peores y ha decidido reducir el precio de los PCRs en 70 laureles nada más y nada menos.

A partir de ahora, costarán, pues, 120.

El motivo del abaratamiento ha sido (y no es broma) que el nuevo régimen de entrada en Austria hace que haya que hacer muchos más tests y, naturalmente, los proveedores le hacen a Schwechat precio por volumen de pedido.

Las mascarillas protegen mejor que las viseras transparentes

Por alguna extraña razón, hay mucha gente que le tiene manía a las mascarillas protectoras. Quizá sea por una cosa psicológica, porque la gente piensa que no pueden respirar mejor (dejamos, naturalmente, aparte, los prejuicios irracionales de los bebedores de lejía y gente así).

De un tiempo a esta parte se han puesto de modas unas caretas transparentes que son, en opinión humilde de este que les escribe todos los días, meros „quitamultas“.

La Sociedad Austriaca de Higiene ha explicado hoy por qué estas caretas de plástico no son una alternativa igual de efectiva a las mascarillas y, es más, representan un peligro para los bípedos implumes que se encuentren en el entorno del que lleva el „quitamultas“. Escuchemos la voz de los Supertacañones:

In letzter Zeit ist die Verwendung von Klarsichtvisieren anstelle von Mund-Nasen-Schutz zunehmend Thema. Ein Visir bildet eine mechanische Barriere für größere Tröpfchen, da diese, wenn sie direkt auf die Scheibe auftreffen, aufgefangen werden. Schwebefähige Kleinst-Partikel werden hingegen fast ungehindert an die Umgebung abgegeben, weil ein Klarsichtvisier die Ein-und Ausatemluft lediglich umlenkt“

Lo cual, en cristiano, quiere decir:

En los últimos tiempos, la utilización de viseras transparentes en lugar de mascarillas se ha incrementado cada vez más. Una visera forma una barrera mecánica para las gotículas más grandes, porque al llegar a la barrera, quedan contenidas por la visera. Las partículas más pequeñas y móviles, por el contrario, pueden circular sin ningún tipo de problema, porque la visera lo único que hace es desviar el flujo del aire de la inspiración y la expiración“.

Los expertos recomiendan el uso de estas viseras sobre todo a personas que, por razones médicas, no puedan llevar mascarilla, pero no a todo el mundo ni a los niños.

Hoy, por cierto, la consejera Ulli Sima, del ayuntamiento de Viena, ha dado a conocer el número de sanciones (50 Euros y expulsión) que se llevan impuestas desde que las Wiener Linien empezaron a multar. 117 tontos contemporáneos han sido llamados a pasar por caja por poner en peligro la seguridad de las personas con las que viajaban.

Pocos me parecen, personalmente.


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