Las noticias falsas cuestan vidas

Las noticias falsas y anticientíficas relacionadas con el coronavirus cuestan vidas humanas. Una investigación lo ha probado.

11 de Agosto.- A mí me llegó por primera vez por whatsapp. Se trataba de un video en el que se hablaba de una supuesta « comisión de investigación extraparlamentaria » (obsérvese la combinación de palabras destinadas a dar el pego) en la que un grupo de supuestos expertos sobre el coronavirus le cantaban las cuarenta no solo a los Gobiernos incompetentes, sino también soltaban una serie de (evidentísimas) majaderías que no tienen que nada que ver con la ciencia ni con el sentido común.

Desde entonces, el dichoso vídeo y otros que han salido al calor de las idas de olla de negacionistas de toda laya (antimascarillas, antivacunas, bebedores de lejía, adictos a confesiones religiosas más o menos estrambóticas) han brotado como setas.

Aunque no es eso lo peor, sino que esta gente no se conforma con repartir por ahí sus tonterías sin base, sino que también buscan adeptos.

Ante estos intentos, muchas veces protagonizados por amigos o conocidos, me pasa que no sé bien cómo reaccionar. Por un lado, sospecho que intentar hacer entrar en razón a esta gente es una tarea inútil. La mayoría de estas teorías locas son fruto del miedo. Cuando a uno le da miedo algo, niega su existencia. Y el miedo es una emoción muy poderosa, que no se deja vencer así como así. De manera que cualquier esfuerzo pedagógico suele tener una eficacia tendente a cero. Los negacionistas (llamémosles así por comodidad) suelen aprovecharse también de cierto componente mágico de sus teorías (dígame usted si no qué es toda esa tontería del apocalipsis y del fin del mundo sino un cuento de chamanes) de manera que, cuando uno trata de oponerles la fuerza iluminadora del sentido común o bien piden respeto por sus absurdas teorías o bien le amenazan con las penas del infierno.

Por otro lado, intentar una labor pedagógica, exponiendo argumentos sanos y luminosos, hijos del sentido común, también hace que los comentarios de esta gente resulten más visibles y, por lo tanto, les den más posibilidades de convencer a gente incauta (siempre hay alguien dispuesto a creer según qué cosas).

Ya me dirá usted qué hacemos. Si habla uno, malo. Si no habla, casi peor.

Por eso, es bueno publicar noticias como esta.

La Revista Americana para la Medicina Tropical y la Higiene ha publicado un estudio en el que ha intentado cuantificar la cantidad de muertos que han provocado las noticias falsas, los curanderismos y demás cosas semejantes con relación al coronavirus.

Cientos de personas en todo el mundo han muerto por ingerir sustancias tan apetitosas como orina de camello o de vaca (a veces, con limón, se e que por el saborcillo), lejía, alcohol de quemar (5600 personas !) o metanol (de lo de intentar curar la CoViD-19 a base de rezos o de « vayamos a la iglesia y si nos contagiamos, habrá sido la voluntad de Dios » ya ni hablamos).

Los médicos han recopilado casos en todo el mundo, entre diciembre de 2019 y Abril de 2020.

También han contado los casos de suicidios relacionados por la « vergüenza » de sentir que se habían contagiado (contagios reales o imaginarios).

Para evitar hacer el canelo o peor, para evitar poner en peligro la propia salud y la ajena, infórmese el lector siempre en fuentes autorizadas (y, sobre todo, médicas, que es de lo que se trata), huya de todo dramatismo y de culquier creencia mágica. No tome ningún bebistrajo que no haya visto antes un medico. Y, sobre todo, dude. Dude mucho. Trate de utilizar el sentido crítico.


Publicado

en

,

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.