El penacho de Moctezuma no saldrá de Viena

El Gobierno mexicano lo ha vuelto a intentar, pero el Gobierno austriaco se ha mostrado inconmovible: el penacho no saldrá de Austria.

Para mi hermano, que me ha dado el tema

14 de Octubre.- El año que viene se celebra el bicentenario de la independencia de México. En 1821 se firmaron los tratados que dieron lugar al nacimiento del Estado mexicano como entidad diferente de la corona española y, naturalmente, México quiere tirar la casa por la ventana y conmemorar el acontecimiento como se merece. Entre otras cosas, el Gobierno mexicano está organizando lo que será una magna exposición conmemorativa, en la que se exhibirán una gran cantidad de objetos relacionados con ese país que ha sido tradicionalmente tan acogedor.

Y esta celebración está produciendo un miniepisodio de fricción entre la nación transalpina y el país con uno de los patrimonios musicales más hermosos de la América latina.

AUSTRIA Y MÉXICO: DOS PAÍSES Y UNA HISTORIA COMÚN

México y Austria, naciones en principio tan distintas, tienen sin embargo un par de historias en común.

En la segunda mitad del siglo XIX las élites mexicanas pusieron en marchan un casting para encontrar un emperador, ya que pensaron que un monarca europeo traería algo de sosiego a lo que entonces era una república que iba de susto en susto. La elección, lo recordarán mis lectores, recayó en Maxi(miliano) de Habsburgo, el cual se embarcó en la aventura junto con su mujer Carlota, y volvió (el pobre) con los pies por delante (y con bastantes desperfectos; para saberlos, recomiendo el capítulo que en el desternillante libro „Polvo eres“ la periodista española Nieves Concostrina le dedica a las peripecias del cadáver de Maximiliano hasta que llegó a su sepultura definitiva).

Por cierto: un rastro de esta relación entre México y Viena está también en la Votivkirche en la que se venera (poco, porque la iglesia está casi siempre vacía) una imagen de la Virgen de Guadalupe.

En fin: mucho más tarde, en 1938, México fue el único país con agallas suficientes para oponerse a la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi ante la Sociedad de Naciones, plante que recuerda una placa (más bien birriosa, las cosas como son) en la Mexikoplatz de esta capital (también tenemos una Mexikanische Kirche, que está en esa misma plaza).

Sin embargo, aunque los austriacos modernos han perdonado hace muchos años a los mexicanos el haber despachado al pobre Maxi, como decía más arriba sigue habiendo un punto de fricción entre mi país de adopción y la patria de Cantinflas. Y ese punto de fricción es un objeto que está en pleno meollo del cogollo del repollo de Viena: en el Hofburg. Antiguo palacio real convertido en espacio multiusos (uno de ellos: el museo etnográfico).

EL GOBIERNO MEXICANO PIDE RECUPERAR EL PENACHO

En una sala de alta seguridad, bajo una luz ténue, en la parte más profunda del edificio, protegido en una gigantesca vitrina de cristal antibalas está el Penacho de Moctezuma. Se trata de una hermosa pieza, una especie de abanico hecho de luminosas plumas de quetzal entrelazadas con hilo de oro, la cual, según la tradición, perteneció a Moctezuma, aunque no se sabe de cierto ni se tiene tampoco certeza de su antigüedad.

El penacho es a Austria y a México lo que los famosos mármoles de Elgin son a Grecia y al Reino Unido.

De vez en cuando, suele coincidir con alguna necesidad de sacar pecho, el Gobierno mexicano le pide al Gobierno austriaco que devuelva el penacho, so pretexto de que se trata de una pieza „robada“ a su legítima propietaria, la Nación mexicana (no se suele usar el verbo „robar“ pero vamos: los eufemismos van siempre por ese lado). Automáticamente, los austriacos se ponen de perfil y, siguiendo una manera de actuar muy centroeuropea, sonríen mucho pero se acogen Santa Rita (lo que se da no se quita). Retomando lo que decía más arriba, estos días, el presidente López Obrador ha mandado a una historiadora, Beatriz Rodríguez Müller, para que hable con nuestro Bundespresi, para ver si él puede mover los hilos para que el Museo Etnográfico de Viena preste el penacho.

La misión era imposible y López Obrador lo sabía. En 2013, un equipo conjunto de científicos austriacos y mexicanos restauraron la pieza y llegaron a la conclusión de que moverla sería extremadamente peligroso para su conservación, porque cualquier vibración, por mínima que fuera, reduciría literalmente a polvo el famoso penacho y toda su belleza.

Esta ha sido la razón que ha dado el presidente Van der Bellen para negar el préstamo.

El presidente López Obrador, naturalmente, ha aprovechado la ocasión para decir que los austriacos „se habían apropiado“ del Penacho, lo cual, en mi opinión, es un poco una tontería, como trataré de demostrar ahora mismo.

¿CÓMO LLEGÓ EL PENACHO A EUROPA?

La clave está en cómo llegó el penacho a Europa.

Según parece, Hernán Cortés y Moctezuma entablaron conversaciones durante las cuales Cortés intentó convencer al monarca de que se convirtiese al catoicismo y se hiciera vasallo de Carlos I (V de Alemania y del coñac). Moctezuma no debía de ver el asunto de los crucifijos muy claro y trató de ganar tiempo enviándole a Carlos I una serie de regalos propiciatorios. Cortés, que también quería estar a buenas con su jefe, empaquetó los regalos cuidadosamente y los envió por vía transoceánica a Europa, al cuidado de dos propios (Alonso Fernández Puertocarrero y Francisco de Montejo).

Una vez llegadas a Europa, las piezas fueron expuestas, para admiración pública, en diversas ciudades (Sevilla, Veracruz, Valladolid y Bruselas) -Alberto Durero fue uno de los sorprendidos visitantes de esta exposición itinerante-. Después, los regalos de Moctezuma fueron enviados a la residencia de Carlos I, en Alemania, en donde probablemente les dedicó un vistazo displicente (¿Oro? !Pero si yo estoy forradísimo!) y luego las piezas se dispersaron entre la constelación de nobles con manos largas que rodeaban al emperador.

Uno de ellos fue el conde Ulrico de Montfort (gran nombre ¿A que sí?) el cual se lo vendió al archiduque Fernando de Habsburgo, que añadió el penacho al gabinete de curiosidades del Schloss Ambras.

En el siglo XIX, el penacho llegó a Viena y se guardó, junto con otros cachivaches de las colecciones reales, en el Kunsthistorisches Museum y en el siglo XX, con la segunda guerra mundial, llegó al museo etnográfico, en donde está hoy y parece que seguirá todavía, si Dios quiere, durante muchos años más.

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Comentarios

2 respuestas a «El penacho de Moctezuma no saldrá de Viena»

  1. Avatar de Georgina Valderrama
    Georgina Valderrama

    yo se que son comentarios sin relevancia, Pero Beatriz Rodriguez Muller, NO es historiadora, es comunicóloga, y es la “NO primera dama” de México, ella dijo que no asumiría el papel de esposa del presidente, porque era un titulo de adorno, que no se ganaba por merito propio sino por estar casada con el presidente y que ella NO seria primera dama. a esta fecha ella no ha recibido ningún puesto o titulo que le de algún nivel jerárquico / oficial para venir en viaje oficial a hacer enmiendas en nombre del gobierno de México, es decir no es un viaje oficial, No tendria porque haer sido siquiera recibida, es comunicóloga y escritora, pero no historiadora y otra vez no tiene ningun puesto oficial dentro del gobierno

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Georgina, gracias por la aclaración.

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