La vida en rosa

El alcalde de Viena, Michael Ludwig, ha decidido que el verde ya no le sienta bien y se ha decantado por el rosa (por lo menos de momento).

27 de Octubre.- Una de las columnas de la política austriaca de la última década en Austria ha sido la colaboración entre los verdes y los socialistas en el Gobierno de Viena.

Ha sido una coalición que ha sido un constante tira y afloja.

De hecho, los roces entre el anterior alcalde de Viena, Michael Häupl (socialista) y su vicealcaldesa (la coriácea Maria Vassiliakou) se convirtieron en parte del paisaje político de Esta Pequeña República.Una especie como de peleas en broma entre Juanito Valderrama y Dolores Abril.

Para los socialistas, resultaba un fastidio la sensación de estar siendo los paganos de los proyectos más prestigiosos de los verdes.

Cuando las cosas iban bien, el mérito se lo llevaban los verdes pero cuando las cosas iban mal (y han ido mal alguna que otra vez, como por ejemplo cuando el distrito uno de Viena entró en la lista negra de la Unesco) eran los socialistas los que se llevaban las collejas.

Por otra parte, los Verdes hubieran desaparecido por completo del mapa político austriaco si no hubiera sido por el escaparate que Viena les permitía y, de hecho, es indudable que han cambiado la faz de la política vienesa.

Otras posibilidades no se podían considerar dada la aritmética y la poca afinidad entre los que hubieran podido funcionar como socios de los socialistas (corrían los tiempos duros de la coalición entre el partido popular y la ultraderecha).

Cuando Michael Häupl se jubiló y Maria Vassiliakou dio un paso atrás, sus sucesores bajaron mucho el tono y, en los últimos tiempos, la coalición parecía funcionar como una máquina bien engrasada.

Sin embargo, algo debía de correr bajo la superficie porque hoy ha saltado la noticia: despues de escuchar a los representantes de todos los partidos y sabiendo, como se sabía, que la ultraderecha había quedado eliminada automáticamente (y que los populares tampoco tenían especiales posibilidadades) Michael Häupl ha dado a conocer que su socio preferido para una coalición serían los (casi) recién llegados Neos.

Un estreno absoluto. Un experimento.

La cosa no será inmediata, claro. Se espera que el acuerdo definitivo de coalición no se alcanzará antes de mediados de este mes. En las filas de los Neos, a cuyo frente esta el protéico Christoph Wiederkehr, reina la correspondiente alegría.

En la de los socialistas, también.

El cálculo está claro: se espera que, dado su peso en el parlamento de la ciudad de Viena, los Neos serán un socio mucho más cómodo de manejar (sobre todo, más flexible) de lo que han sido los verdes.

El afable Michael Ludwig piensa haber encontrado, quizá, la manera de salir solo en las fotos.

De hecho, a esto apuntaban las declaraciones de Ludwig ante la prensa, en donde decía que el programa de la coalición debería llevar una „clara firma socialista“.

Los Neos tienen una debilidad por la economía y la educación (ambas han sido los ejes de su campaña electoral) y es probable que intenten también que este sea el principio de un éxito que esperan prolongar en el futuro.

De momento, los socialistas ya han puesto líneas rojas: privatizaciones, no. Los Neos han hecho también un guiño a una política „responsable“ de protección del clima (o sea, que seguirá habiendo muchos coches en Viena).

¿Y los verdes? Pues naturalmente no han ocultado su decepción (después de diez años de colaboración con los socialistas, se comprende) a pesar de que Michael Ludwig ha dicho que los socialistas no se han decidido „contra“ ningún partido sino „por“ un partido (parece que no, pero las preposiciones cuentan).

Los verdes han remarcado que dejan „la puerta abierta“ para el caso de que las conversaciones con los Neos no lleguen a cuajar.


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