Austria: el país en el que no pasa(ba) nada

Vacunación versus inmunización – Austria se enfrenta a un tercer confinamiento pero y después ¿Qué va a pasar?

18 de Diciembre.- Érase una vez, en el mundo de antes, que estaba yo sentado un día en una cafetería acompañado de varios simpáticos ciudadanos aborígenes.

Uno de dichos aborígentes pegó la hebra conmigo y empezamos a charlar. Que si cuánto llevas aquí, que si pitos, que si flautas. Cuando ya se nos acababan los temas de conversación, yo le expliqué que tenía un blog y que se llamaba Viena Directo, y que escribía en él todos los días.

-!Anda! Qué gracioso ¿Y no se aburre la gente?

-Bueno, ese es mi trabajo -dije yo algo picado- que no se aburran.

!Pero si en Austria nunca pasa nada! –dijo él mirándome un poco por encima del hombro, como diciendo „en Austria no pasa nunca nada porque somos un país como Dios manda, no como en ese país tuyo que un día sí y otro también tenéis un susto, que si no se os fuga el rey con una rubia (de bote) os quiebran los bancos.

!Ay, qué tiempos aquellos!

Esto era, claro, en el mundo de antes.

Ahora en Austria, como en el resto del mundo, pasan mogollón de cosas todos los días.

Ayer, por ejemplo, nos enteramos de cuándo va a empezar la campaña de inmunización del personal (europeo, no británico) a nivel europeo (Austria inclusive). El día 27 de Diciembre !Pimba!. Lo dijo mi señora doña Úrsula von der Leyen y luego, unánime, lo repitió el canciller Kurz.

Por cierto, me gustaría hacer aquí una precisión semántica, de cara a mis lectores más avispados (que son todos, porque este blog tiene los lectores más listos del mundo). Quizá habrán notado mis lectores que en los medios como Dios manda (o sea, los que están a favor del progreso de la civilización) no se habla de vacunación, sino que se habla de „inmunización“.

Es muy bonito darse cuenta de esto.

La vacunación, a muchas personas humanas, les trae recuerdos molestos. Las agujas. Las promesas incumplidas (ese médico que te decía „Venga, si es un pinchacito y no te va a doler nada“ y luego, el pinchacito era una lanzada y tú te acordabas de todos sus muertos).

En cambio, la inmunización no tiene más que ventajas. Es una palabra neutra, que suena siempre bien. Que aporta seguridad. Independencia. Desparpajo. Es una palabra fina y segura.

Uno puede imaginársela en un anuncio como esos de compresas, en los que los productos de la regla son siempre azules.

Eulalia Lupercia ¿Has probado ya la nueva Pfizer?

-Naturalmente, Amalia Nicanora.

-¿Y qué tal? Cuenta, cuenta.

-¿No „me se“ ve? !Completamente inmunizada!

Naturalmente, esto es una espada de doble filo. Porque los medios del lado tróspido insisten en la palabra vacunación, y vacuna y microchips y aluminio y nanopartículas y aditivos y ARN de chimpancé (u otros primates) y ñaca ñaca ñaca. Y sacan muchas imágenes de agujas y llegarán a sacar terneros de dos cabezas, como cuando Chernobyl, que la radiación volvió loca a la naturaleza.

Y siguen pasando cosas, claro.

Este miércoles, en la tarde que más se escucha, Ana Maria y yo estuvimos charlando animadamente a propósito de todo lo que nos dejará la CoVid cuando se marche !No te lo pierdas!

LLEGA EL CONFINAMIENTO ¿Y DESPUÉS?

En estos momentos, mientras escribo estas líneas, se está perfilando en la cancillería de Esta Pequeña (y animada) República, el próximo plan de confinamiento. El número 3 (esto es como The Fast and The Furious, vamos ya con numeral). Para información de los lectores de Viena Directo, les diré que técnicamente, el primer confinamiento se llamó #1, al confinamientillo de noviembre (aquel que todo el mundo se tomó a pitorreo y así nos fue) se le llama en círculos gubernamentales #2a. Al segundo, al que fue demasiado corto para resultar auténticamente efectivo, se le llamó #2b y este que se prepara será, ya digo, el número 3.

Antes de seguir contando cómo será, me gustaría decir que, en estos momentos, no me gustaría ser el canciller Kurz (vamos, nunca me gustaría, pero ahora menos) y mucho menos todavía el pobre Ministro Anschober.

Porque están presos en una situación en la que, tomen la decisión que tomen, no va a ser nunca la solución perfecta. Solo pueden poner parches.

Cediendo a las presiones de eso que se suele llamar “la economía” se terminó el confinamiento 2b.

-Sebastian -le dijo Anschober- abramos.

-Venga -dijo Kurz, y abriendo el grifo se tapó los ojos: !No quiero mirar!

-Consuélate, por lo menos la gente podrá comprarse juguetes con los que entretener sus ocios cuando cerremos.

-Venga, va, y por lo menos habremos salvado la economía.

La economía, por cierto, se partía de risa mientras tanto, al escuchar las apreciaciones del canciller y su ministro.

Los epidemiólogos también se echaron las manos a la cabeza y dijeron lo que cualquier persona con dos dedos de frente ya podía saber (y sin ser epidemiólogo) o sea, que en cuanto empezara la gente a comprarse cosas tan útiles como cacerolas, consolas y calcetines, los casos volverían a subir (o dejarían de bajar) y habría que volver a cerrar.

De manera que aquí estamos.

Se espera que en cualquier momento se convoque la rueda de prensa en la que el Gobierno anunciará el confinamiento 3, que será como 2b. O sea, todo el comercio cerrado menos lo imprescindible, servicios relacionados con el cuerpo humano, también cerrados (por suerte, hace quince días me corté los cuatro pelos que me quedan), colegios cerrados -menos para el cuidado de los niños que no tengan quien pueda cuidarles mientras trabajan sus padres- hasta el día 18 de enero próximo.

¿Y después? Pues después parece que van a cambiar algunas cosas (aunque la verdad es que, como en Austria, como yo decía más arriba, pasan cosas todo el rato, ahora es difícil saber hasta qué punto).

Por lo pronto, “la economía” ha hablado por boca del presidente de la cámara de comercio austriaca (Wirtschaftskammer) el cual aboga porque el Gobierno haga que la famosa aplicación para móviles sea obligatoria.

Según este caballero, de nombre Mahrer, no es normal que los ciudadanos estemos molestos por implantarnos esto en el telefonino si ya, al registrarnos en los restaurantes (etc) tenemos que dejar más datos.

Como cualquier cuñado de barra de bar ( !Nos han salido tantos!) Herr Mahrer ha dicho (textual):

-El Gobierno tendría que decir: queremos la aplicación. Y punto.

Ese “Y punto” es una cosa que dicen mucho los cuñados.

También ha dicho que, antes que seguir cerrando restaurantes y comercios, el Gobierno podría imponer por ley que, el que no pudiera enseñar un test negativo no pudiera entrar ni a restaurantes, ni a comercios, ni en estadios, ni en puticlús (que aquí también pagan impuestos) ni en nada de nada.

También ha pedido que se informe a la gente de la verdad de la vacuna (en esto, no puedo estar más de acuerdo) y se diga lo cierto, esto es, que los científicos llevan años trabajando en vacunas del tipo que ahora se nos presenta, que son seguras y que son eficaces. Y que la tramitación europea no ha sido de emergencia (traducción: deprisa y corriendo) sino que ha sido por sus pasos, por el procedimiento sin atajos.

(Amén).

De todo lo anterior, lo más probable es que el Gobierno encuentre alguna manera de imponer, aunque sea de forma lateral, los tests obligatorios.

De cualquier forma, como ya es habitual, en cuanto exista información oficial, fiable, etc, sobre confinamiento 3, los lectores de Viena Directo la tendrán a mano lo más pronto posible. Porque estas son, de verdad, noticias que importan.


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