La nueva mutación británica del coronavirus está en Austria

El Gobierno tenía un plan (y ya no lo tiene porque la oposición no le deja) – las variantes británica y sudafricana del coronavirus detectadas en Austria

4 de Enero.- Las cifras siguen tozudas. En el último periodo del que se tiene noticia (entre las nueve y media de ayer y las nueve y media de hoy) se han registrado 1642 nuevas infecciones. Puede parecer que son pocas, pero lo cierto es que durante el largo fin de semana festivo se han hecho muchos menos tests (como, por otra parte, es lógico). Austria sigue en confinamiento y, según hemos sabido hoy definitivamente, seguirá así durante tres semanas. Hasta el día 24 de Enero.

EL GOBIERNO TENÍA UN PLAN

Como saben los lectores de Viena Directo, el Gobierno austriaco anunció al principio del confinamiento primero, que sería el último y segundo que se proponían conseguirlo a base de hacer muchos tests. El objetivo de estos tests era, naturalmente, sacar de la circulación a cuantos más positivos mejor, para mantener las cifras bajas.

Bien.

Esta estrategia de tests masivos solo puede tener éxito si son eso: masivos. O sea, si hay mucha gente que se deje meter el palito hasta el tercer ojo.

Durante la primera tentativa, las cosas como son, al Gobierno no le salieron las cosas bien y digamos que las masas brillaron por su ausencia.

Para evitar esto, al anunciar el confinamiento el Gobierno anunció que, para aquellos que se presentasen voluntariamente a que les hicieran pruebas, el confinamiento duraría menos y podría disfrutar de cosas de las que el cuerpo tiene ya ganas. O sea, de los restaurantes y de las manifestaciones culturales (yo, por ejemplo, me muero por ir a un museo; de lo que sea me da igual).

Esta oferta de confinamiento „premium“ tenía otra ventaja gorda: el Gobierno confiaba poder abrir la hostelería y ahorrarles a los pobres taberneros por lo menos una semana de andar como profesional del sexo de pago por rastrojo.

Pues bien: no va a poder ser.

La oposición, unida en los efectos pero desunida en sus respectivas motivaciones, le ha plantado cara a la coalición que nos gobierna y ha dicho que de acortar el confinamiento, nada. Y de abrir la hostelería, por lo tanto, nada tampoco.

Las escuelas, eso sí, abrirán (según parece) a partir del día 18 de Enero (las clases empieza el día 7 de Enero) y la enseñanza volverá a ser presencial, para alivio del cotingente paterno-maternal, que está ya de confinamiento hasta el mismo teorema de Pitágoras (o „pintagorras“ como le llamábamos cuando yo era chico).

Lo ha contado hoy el sufrido ministro Anschober (le vamos a llamar „el pupas“) en una rueda de prensa en la que, como luego diremos, ha dado otras noticias malas.

Con respecto a la que ahora nos ocupa, Anschober ha intentado hacer de la necesidad virtud y ha dicho que „se abre un periodo de trabajo conjunto con las demás fuerzas políticas“ al objeto de intentar ponerse de acuerdo en una estrategia de tests.

El Sr. Bundesministro lo va a tener un poquito bundesdifícil.

La ultraderecha (!Chorprecha!) porque, naturalmente dice que ni el confinamiento ni los tests valen para maldita la cosa (aquí debería ir el párrafo sobre las manifestaciones de negacionistas de este fin de semana en Viena y otras capitales austriacas, pero comprenderán mis lectores que me dé pereza tratar el tema).

Los Neos dicen que el Gobierno no está haciendo las cosas como debe más que nada porque no cuenta con las fuerzas de eso que se llama „el arco parlamentario“.

Los Socialistas dicen que los tests masivos no son el mejor modo para mantener las cifras bajas y que, en cualquier caso, con los números que tenemos, andar jugando con dar premios a los que se testen para encubrir un testeo obligatorio es inaceptable.

La fracción conservadora del Parlamento austriaco que, a su vez, como es notorio, sostiene a la parte conservadora del Gobierno, ha mostrado su fastidio y ha culpado de lo que ellos consideran un desastre a la socialdemocracia: „Si ellos quisieran…Pero no quieren“ han venido a decir.

Los socialdemócras han rechazado estas acusaciones y se han remitido a las cifras. Que siguen tozudas (algo más bajas, naturalmente, pero tozudas). Veremos cómo evolucionan en los próximos días. Dependerá mucho de lo responsables que hayamos sido cantando “los peces en el río”.

LA VARIANTE BRITÁNICA DEL CORONAVIRUS HA LLEGADO A AUSTRIA

Como ya adelantaba en el avance en Féisbul, el momento tan esperado (aunque no deseado) ha llegado.

El Ministro Anschober, escoltado por dos científicos, ha confirmado que la variante inglesa del coronavirus (un lector muy agudo la ha bautizado como „the crown“) ha sido detectada en Austria.

Y, por si éramos pocos, también la variante sudafricana.

Como ya explicaba ayer en la retransmisión en directo (por cierto: gracias por la atención y la audiencia, particularmente la versión podcast ha sido un ex-i-ta-zo) no es mucho lo que se sabe de estas dos mutaciones del coronavirus. La que más se ha estudiado es la variedad británica y se sabe que es más infecciosa que la versión „clásica“ y, por lo mismo, que se extiende con mucha más rapidez. Y, según parece, se extiende con tanta rapidez que va a acabar por desplazar a la versión tradicional.

Periódicamente, la Agencia de Seguridad Alimentaria Astriaca (AGES) obtiene, como otros organismos de su clase, muestras del virus procedentes de pacientes, secuencia su genoma y los compara con las muestras anteriores. Así, con una búsqueda focalizada en los viajeros del aeropuerto de Schwechat, se ha podido detectar la presencia de las mutaciones sudafricana y británica.

La primera viajó en una mujer de 30 años, que estuvo de vacaciones en Sudáfrica y se trajo con ella „el souvenir“.

La variante británica le fue detectada a una niña de doce años.

Por cierto, estos dos casos,

De todas maneras, si la variante británica se detectó en septiembre del año pasado y hasta diciembre no ha habido cierre de fronteras, es más que probable que estos no sean (ni mucho menos) los únicos casos, y que haya más bichitos dando vueltas por ahí.

De todos modos hay razones para el optimismo: según los científicos las personas infectadas con las nuevas variantes no presentan síntomas más severos (lo cual es un alivio).

Pero claro, si hay más personas infectadas, también hay más riesgo de colapso del sistema hospitalario.

El rey baltasar

En fin, queridos lectores: hoy han pasado por mi casa los „cantores de la estrella“. En Austria, los Reyes Magos no traen regalos, sino que sus pajes les piden a las almas caritativas para las ONGs. Y aunque alguno „haiga“ que diga que no hay rey que no ponga la mano para que le den un euro, se trata de una bonita tradición (tan práctica como lo es en espíritu el alma de este pueblo).

Todos los niños cantores, por cierto, llevaban mascarilla.

Como debe ser.


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