¿Se prolongará el confinamiento en Austria?

¿Se alargará el confinamiento? La decisión, el fin de semana – Youtube retira un discurso del parlamentario ultraderechista Herbert Kickl

14 de Enero.- La apurada situación epidemiológica de nuestros vecinos al norte y al este, y la detección de la variante británica del virus en Austria, tienen muy, pero que muy intranquilo al Gobierno de Sebastian Kurz.

¿SE PROLONGARÁ EL CONFINAMIENTO?

Los científicos que asesoran al Gobierno de Viena están alertando por todos los medios a su alcance de que, como yo decía ayer, estamos todavía en una de las fases más difíciles de la pandemia.

Así las cosas, en declaraciones a la agencia APA, Sebastian Kurz se ha dedicado a desinflar las expectativas de un fin cercano del confinamiento.

Según lo que se estableció en diciembre, el confinamiento duraría hasta el día 24 de Enero (primero con tests, luego sin tests). Sin embargo, ni la situación epidemiológica austriaca (que ronda los dosmil casos diarios) ni, como decía, la detección de la variante británica, hace aconsejable relajar las medidas.

Sebastian Kurz ha anunciado hoy que mantendrá mañana reuniones con los agentes sociales, al objeto de decidir, en el curso del fin de semana, que sucederá a partir del día 25 y ha recalcado que la situación es „extremadamente volátil“. O sea, que puede cambiar con mucha rapidez.

Es probable que se hagan algunos gestos para aliviar la situación de la actividad económica y de la cultura (mediante los famosos tests) pero también es probable que la situación del día 25 se parezca bastante más de lo que muchos han esperado a la situación de hoy, día 14 de Enero.

También es probable que tengamos que usar todos mascarillas FFP2.

En cualquiera de los casos, iremos informando de las decisiones a medida que vayan surgiendo.

Parlamento austriaco

DIME QUE ME QUIERES (AUNQUE SEA MENTIRA)

En estos días se está debatiendo en el Parlamento austriaco la ley que nos sacará del confinamiento (o no, como veremos más tarde).

Naturalmente, los representantes de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario austriaco han ido interviniendo, al objeto de darle a conocer a la población lo que piensan de tan importante asunto.

El Gobierno, cae por su peso, ha defendido su gestión. Verdes y Conservadores han dicho que la cosa está muy mala y que lo que ellos hacen es lo mejor que se puede hacer. La socialdemocracia, al parecer más convencida de lo que estaba, ha puesto pegas a muchas de las medidas gubernamentales, pero ha conseguido colar en la ley final algunos de sus postulados. A los Neos (que son un poco como ese cuñado que todo lo hace bien, pero cuya carrera, por mala suere en la vida, no termina de cuajar) a los Neos, decía, todo les parecía mal.

Todas estas fuerzas, dentro de sus discrepancias, tenían algo en común.

Y esto que en común tenían era una composición de lugar parecida, la cual, resumida en sus términos más simples viene a ser esta: desde Marzo de 2020 nos encontramos en medio de una situación sanitaria muy peligrosa debido a la pandemia de coronavirus.

La mayoría de las personas con derecho a voto y, por lo tanto, con la responsabilidad de votar con conocimiento de causa, saben esto y lo aceptan. Ojo: lo aceptan aunque no les guste.

Sin embargo, hay una parte de la población que no acepta este estado de cosas. Esa no aceptación, sin embargo, se manifiesta de diferentes maneras.

Por ejemplo, en forma de IRA (!Por qué me tiene que estar pasando esto a mí!) y su correlato en esta pregunta ¿Quién tiene la culpa?

Por ejemplo, en forma de NEGACIÓN (Esto, simplemente no puede estar pasando. Esto es mentira y te lo voy a demostrar en un momento).

Por ejemplo en forma de DEPRESIÓN.

Esas personas están ávidas de que alguien pronuncie las palabras que ellos quieren oir.

Como decía la letra de Doña Concha Piquer:

Dime que me quieres

Dímelo por Dios

Aunque no lo sientas

Aunque sea mentira

Pero dímelo

LA VERSIÓN OFICIAL

Y aquí volvemos al parlamento austriaco. Ayer, Herbert Kickl, una de las dos cabezas de la ultraderecha austriaca pronunció un discurso que estaba diseñado para puntuar entre toda esa masa de personas que está ansiosa de escuchar una opinión que se aleje de eso que ellos llaman „la versión oficial“.

Esa „versión alternativa“ tiene muchas caras. Tantas, como deseos particulares de los posibles receptores, y Kickl intentó ayer contentar un poquito a todos ellos. En su discurso, perfectamente trabado, Kickl quiso contentar un poco a los creyentes de que „esto“ (la pandemia y lo demás) es una conspiración de poderes económicos en la sombra (por ejemplo acusó a la doctora Rendi Wagner de estar „a sueldo de las farmacéuticas“); también apuntó a los negacionistas puros, a aquellos que sostienen que el coronavirus es nada más que una gripe y dijo que la vacuna „convertía a austriacos sanos en conejillos de Indias“.

Y por ahí, todo seguido.

Cuando Kickl terminó, este discurso, grabado, se colgó en el canal de Youtube del FPÖ, listo para ser consumido por adeptos y simpatizantes, y poco tiempo después, fue retirado por la plataforma por contener „informaciones falsas“, con la indignación consiguiente por parte del interesado.

A riesgo de ser un poco más prolijo de la cuenta, no me resisto a dejar de reproducir los argumentos de la portavoz del FPÖ.

Según ella „las informaciones médicas de la Organización Mundial de la Salud o las autoridades sanitarias locales han sido elevadas a la categoría de la única verdad válida, que no admite ninguna crítica“ (las cursivas son mías).

Una de las características de la ciencia es que no es opinable. O mejor, que quien opina diferente debe poder demostrar, cumpliendo unas condiciones dadas (el famoso „método científico“) que su teoría para explicar un fenómeno es mejor que la preexistente. Por lo tanto, referirse a la ciencia (a las vacunas, por ejemplo) y utilizar la expresión „la única verdad válida“ sugiriendo así que hay varias „verdades“ posibles, resulta toda una declaración de principios.


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