Las nuevas reglas en Austria a partir del 8 de Febrero

Las nuevas reglas para el colegio ¿Todos contentos? No todos – los tests para ir a la peluquería y otras reglas – la nueva vacuna Sputnik

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Uno de los pilares del capitalismo es el optimismo, porque la civilización capitalista vive a crédito y, naturalmente, uno no se endeuda si piensa que le va a ir mal y no va a poder devolver el préstamo.

Hay momentos en los que no es tan fácil ser optimista, como por ejemplo, este por el que estamos atravesando pero, aunque todos veamos el porvenir muy negro, la economía nos exige que actuemos „como si“ todo fuera a ir genial.

Hay que tener presente esto para entender por qué, a pesar de que los científicos aconsejan exactamente lo contrario, el Gobierno austriaco tiró ayer por la calle de enmedio y emprendió un curso de apertura de la economía ¿Dónde nos conducirá? La vieja frase dice que un pesimista es un optimista bien informado y este optimista bien informado quiere pensar que todo saldrá bien, pero el sentido común le dice que, entre el cansancio de la gente y, no me cansaré de repetirlo, la incapacidad de muchas personas para entender, de verdad, con todas las consecuencias, en qué consiste esto que lleva pasando va para un año, probablemente el Gobierno tenga que volver a retroceder el mes que viene.

De cualquier manera y, como decía más arriba, lo mejor es actuar „como si“ todo fuera a salir bien, y en eso estamos.

Por eso, abordemos sin más dilación todas las cosas que los lectores de Viena Directo tienen que saber para poder moverse por la vida con conocimiento de causa.

NUEVAS REGLAS PARA LA ESCUELA, NUEVAS REGLAS PARA ENTRAR EN AUSTRIA

Hoy por la mañana, como ya anunció ayer el canciller, han comparecido ante los medios el Ministro de Educación, Sr. Fassmann, y el Ministro del Interior, Karl Nehammer. Ambos, han ampliado las informaciones que ayer dio Sebastian Kurz.

En lo tocante a la educación, no hay muchas novedades sobre lo dicho ayer. Resumiendo: los chavales más jóvenes volverán a las aulas y la unterstufe y la oberstufe harán turnos y tests.

Lunes y martes la mitad de la clase y miércoles y jueves la otra mitad. Ayer, mientras Kurz lo estaba contando, en casa dijimos al unísono:

-¿Y los viernes?

Pues los viernes, será enseñanza a distancia.

Los chicos tendrán que hacerse tests de antígenos y solo aquellos que puedan presentarle a la seño o al profe su test negativo podrán seguir en las aulas.

Los padres, en general, han saludado con alegría („llorando de los sus ojos“, que hubiera dicho el Cantar del Mío Cid) la vuelta de los chavales a los colegios. Eso sí, una parte de ellos, los que no quieren que sus hijos se hagan tests, no están de acuerdo con que solo los chavales que tengan un test negativo puedan acudir a la enseñanza presencial.

¿Que por qué no quieren que se hagan tests? Uno, personalmente, no lo entiende, pero quizá haya lectores que puedan darme una razón concluyente.

A pesar de que hacerse tests sigue siendo voluntario, el Gobierno, como es natural, está haciendo todo lo posible para que el no hacerse los tests sea una opción marginal.

Los padres „antitest“ quieren que sus hijos puedan seguir las clase onláin. O sea, que se ponga una webcam en cada clase, para que los insumisos no se queden sin saberse las valencias de los elementos de la tabla periódica.

Tampoco están demasiado contentos ciertos padres, y algunos miembros de la comunidad educativa, con que los chicos mayores se hagan tests y tengan, además, que utilizar máscaras FFP2. Se piden reglas claras, por ejemplo, para establecer pausas en llevar la mascarilla.

El Ministro Nehammer ha hecho oficial lo que ya había dicho su colega de Sanidad en la radio: o sea, que a partir del lunes próximo aquellas personas humanas que no lleven mascarilla FFP2 en los lugares en los que esta está prescrita (transportes públicos, comercio, etc) tendrán que aprestar noventa euros para pagar la multa. Esto se hace, como dijo ayer Kurz, para mostrar que no se trata de una cosa inócua, sino de algo que de verdad pone en peligro la salud pública.

También se ha anunciado que se endurecerán las condiciones para entrar en Austria. Aunque a lo largo de la semana se darán los detalles concretos, se ha adelantado que los pendler (o sea, los viajeros frecuentes por motivos profesionales) tendrán que registrarse y llevar en todo momento un test negativo que no sea más antiguo de una semana.

LOS GIMNASIOS Y LAS PELUQUERÍAS

Los lectores me han preguntado mucho por los gimnasios. Hoy se ha sabido que no van a abrir, por lo menos a medio plazo.

Lo que va a volver a ser posible van a ser las ceremonias religiosas, con mascarilla FFP2 y distancia de seguridad.

También me han preguntado a propósito de los tests y las peluquerías.

En principio la respuesta es muy fácil. Aquel que quiera ir a la peluquería deberá presentar un test no más antiguo de cuarenta y ocho horas. Para conseguirlo, hay dos posibilidades: la gratuita consiste en hacérselo en alguno de los lugares (strassentests) que hay repartidos por toda Austria (en Viena hay varios). La opción de pago pasa por la consulta del médico o la farmacia.

Los peluqueros, pero también otros prestadores de servicios relacionados con el cuerpo, deberán hacerse un test una vez a la semana.

LA VACUNA RUSA, SEGURA Y EFICAZ (PERO NO PARA AUSTRIA, DE MOMENTO)

En estos momentos, hay en Austria unos doscientos diezmil vacunados (dosmil arriba o abajo) lo cual representa poco más de un dos por ciento de la población.

Las dosis de vacunas son escasas, a pesar de que AstraZeneca haya anunciado estos días pasados que entregará unas poquitas más de las que decía y Pfizer-Biontech diga que en el segundo cuatrimestre va a abrir una segunda planta con la que espera poder darle un poco de alegría a los números.

Hoy, sin embargo, se ha sabido, de fuente tan solvente como la revista británica especializada The Lancet, que la vacuna Sputnik V, fabricada en la Federación Rusa, no solo es efectiva, sino que es segura. Según las conclusiones preliminares de un estudio llevado a cabo con veintemil voluntarios, la vacuna rusa tiene una eficacia de un noventa y dos por ciento y solo unos pocos de los que la han recibido han presentado efectos secundarios.

En principio, la Unión Europea está siendo muy cauta a la hora de dar permiso de comercialización a las vacunas. Al contrario de la opción del Reino Unido y de los Estados ídem, la Agencia Europea del Medicamento no está haciendo aprobaciones de emergencia y todo se hace por sus pasos contados.

Sin embargo, ya empiezan a oirse voces discordantes, sobre todo de países que están cerca de la órbita de Moscú, o sea, del llamado grupo de Visegrado. Por ejemplo, nuestros vecinos húngaros, haciendo la guerra por su cuenta, han promulgado una ley que permite comercializar (y utilizar) en Hungría aquellas vacunas que se hayan puesto ya en otras partes a más de un millón de pacientes.

Aquí en Austria el FPÖ, por cierto, ha pasado de negar la peligrosidad de la pandemia a parecerle muy bien que el Gobierno austriaco compre la vacuna rusa.

La opinión oficial, hecha saber con un comunicado del Ministerio de Sanidad sobre esta cuestión, es que Austria se atendrá a lo dispuesto por las autoridades sanitarias europeas y que, si la Agencia Europea del Medicamento da luz verde a la vacuna rusa, Austria no tendrá ningún problema para incorporarla a su estrategia de vacunación.


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