¿Mascarillas FFP2 también en la calle?

¿Mascarillas FFP2 también en la calle? – Menos bodas en 2020 (pero también menos divorcios) – la ley papal (llévame al sírcol)

18 de Febrero.- Pronto hará exactamente 365 días desde que el coronavirus apareció en Austria y, por lo tanto, en Viena Directo. Aquellos meses de la primavera de 2020 fueron absolutamente frenéticos, porque un mundo entero, nuestra realidad antigua, desapareció delante de nuestros ojos (algunos, todavía no han aceptado que no volverá o que, por lo menos, tardará todavía un rato en volver). Ayer, leyendo aquel primer post dedicado al tema, me sorprendió sobre todo porque solo había una cosa que el tiempo ha demostrado que era falsa : con el virus en Italia, yo decía que no había razones para la preocupación.

En fin. Que ya si eso, cuando todo esto pase, me veo de vidente en un canal de madrugada.

Mascarillas FFP2 también en la calle

Como era esperable, han vuelto a subir los nuevos positivos de coronavirus en Austria. Era esperable. La gente se mueve y circula y, por muchas precauciones que se tomen, los casos aumentan.

Es cierto que, además, se hacen más tests, y aunque los tests no sean de una calidad altísima (por ejemplo, los tests que se hacen en las escuelas) los virólogos piensan que es muy importante que se sigan haciendo, al objeto de detectar lo antes posible a cuantas más personas infectadas mejor.

Los virólogos piensan que, si se pudiera hacer que toda la gente se hiciera tests de coronavirus dos veces por semana, se podría mantener la epidemia bajo control.

En cualquier caso, mientras explicaba todo esto, el Ministro de Sanidad, Anschober ha declarado que, si las cifras siguen subiendo, se podría considerar que la gente tuviera que llevar máscaras FFP2 también al aire libre. En algunos espacios concurridos, como por ejemplo zonas comerciales.

Menos bodas en Austria durante 2020

Según datos suministrados por el Instituto austriaco de Estadística, durante 2020 la gente se animó menos a pasar por la vicaría (también es que, claro, tanto las vicarías como los juzgados estuvieron mucho tiempo cerrados).

Traduciendo a números, se casaron treinta y nuevemil cuatrocientas setenta y ocho parejas, lo cual supone seismil quinientos cincuenta y seis menos (o un catorce por ciento menos) que los que se animaron a jurarse amor en 2019.

Se registraron mil doscientas cincuenta y tres parejas de hecho, prácticamente las mismas que en 2019. Por cierto, la mayoría heterosexuales y una parte mínima, homosexuales.

Durante 2020, 56 parejas de hecho decidieron convertirse en matrimonio. 22 parejas de caballeros y el resto, heterosexuales.

También hubo casi un diez por ciento menos de divorcios y es que, queridos lectores, debe de ser un engorro aquello de decir quién se lleva la tele o, peor, quién se queda el piso, en épocas de confinamiento.

Desde el primer día de enero de 2019 cabe también la posibilidad de que las parejas del mismo sexo se juren amor eterno (aunque luego se demuestre, como con todo, que las cosas son solo eternas mientras duran). Seiscientas once parejas tuvieron que enfrentarse al dilema horroroso de decidir quién se ponía el smoking blanco y quién el negro durante 2020 (sí : yo también lo estoy pensado, a pesar de las predicciones apocalípticas de la Conferencia Episcopal, no parece que se vaya a acabar la especie humana ni la familia).

La ley papal

En el país del mundo en donde hay menos familias, la minúscula ciudad del Vaticano, se han puesto serios con el tema de la vacunación.En este país, poco más grande que el planeta en el que el Principito de Saint d´Exupery cultivaba su rosa, no hay obligación de vacunarse pero el Santo Padre ha sancionado un decreto por el cual aquellos empleados del Vaticano que se nieguen a inmunizarse sin razón (por ejemplo porque piensen que les van a inocular un microchís o porque crean que es tontería inmunizarse contra una enfermedad que, según ellos no existe) tendrán que afrontar medidas disciplinarias que pueden incluir el despido.

Aquellos que paseen por las callecitas del Vaticano y no lleven mascarilla tendrán que pagar veinticinco euros. Quien no se atenga a la cuarentena mil quinientos. La gendarmería vaticana (que deben de ser els quatre gats) controlan que se cumpla la ley papal ( !Paparl! !Llévame al sircol ! !Nooorl, quien quiera verte que venga a casa !).


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