Sebastian Kurz tiene un problema

La jornada de ayer fue muy intensa en los pasillos del poder austriaco. No será fácil que Sebastian Kurz la olvide así como así.

13 de Mayo.- Hoy ha sido festivo en Austria y, con el festivo, ha llegado una cierta tregua después de una jornada, la de ayer, que fue muy intensa en los pasillos del poder de Esta Pequeña República.

La noticia del día fue que la fiscalía anticorrupción había admitido a trámite la denuncia de los socialdemócratas y de la extrema derecha contra Sebastian Kurz, por falso testimonio en la llamada comisión del Escándalo de Ibiza.

Un delito que se castiga, según la ley austriaca, hasta con tres anos de cárcel.

Como sabeís, en estos momentos y en medio de enormes dificultades que han obligado incluso al presidente de la república a intervenir, una comisión parlamentaria, presidida por el conservador Wolfgang Sobotka y en la que están presentest todos los partidos con representación en el Parlamento austriaco, investiga si la coalición entre el Partido Popular dirigido por Sebastian Kurz y la ultraderecha del FPÖ, entonces dirigida por Strache, participó en algún tipo de negocio turbio en relación con asignaciones de cargos fraudulentas.

La denuncia contra Kurz se basa en supuestas afirmaciones falsas del canciller con relación a la designación de Thomas Schmidt como jefe de la ÖBAG.

La ÖBAG es un holding que administra la participación del Estado Austriaco en diversas sociedades, como por ejemplo Casinos Austria.

La fiscalía anticorrupción da crédito a supuestas contradicciones entre lo manifestado por Sebastian Kurz ante la comisión y las evidencias obtenidas en chats de whatsapp que la cancillería tuvo que entregar para que fueron estudiados y que terminaron filtrándose a la prensa.

Filtraciones, por cierto que, al margen de su contenido concreto, ocasionaron no poco pitorreo, debido al tono y a los emoticonos que el canciller Kurz utilizó para estas comunicaciones.

He dicho que hay contradicciones entre lo manifestado por Kurz y las evidencias, pero se podría decir, como recuerda la fiscalía, que las contradicciones son entre las evidencias y lo que Kurz dijo y NO dijo. O sea, que guardar silencio con respecto a lo que uno sabe también se considera falso testimonio.

La reacción de Kurz ha sido, como cabía esperar, de dolida indignación.

Si hubiera que hacer caso a lo que dijo el canciller ayer para defenderse de las acusaciones (inéditas, por cierto, en la Historia reciente de Austria) la comisión parlamentaria sería una especie de tribunal estalinista.

Kurz acudió a defenderse al plató del Zeit im Bild y fue entrevistado por Armin Wolf. En esa entrevista, Kurz dijo que cualquier criminal tiene mejor trato que cualquiera de los comparecientes ante las comisiones de investigación parlamentarias. Según él, todos los testimonios son manipulados torticeramente para hacer que parezcan lo que no son.

Naturalmente, si uno no se acuerda de cómo fueron las cosas, según Kurz, es acusado con mala fe.

Por supuesto, todo se trataría, según Kurz, no ya de una propensión de su nariz a crecer fuera de control sino de una campaña orquestada contra él, etcétera.

Kurz dejó claro también que en ningún caso piensa en dimitir y, naturalmente, piensa que la investigación no prosperará en una querella. Se reafirma en su inocencia y piensa que una condena sería (textualmente) absurda.

La entrevista, por cierto, se resolvió en una guerra de citas entre Sebastian Kurz (obviamente preparado al efecto) y Armin Wolf.

Kurz citaba lo que a él le venía bien y Armin Wolf, como suele, le recordaba las lagunas.

Naturalmente, no se puede pasar por alto la polémica, instigada hace unos días por el presidente de la comisión de investigación, Wolfgang Sobotka, también militante del partido conservador, de que se derogue la obligación de decir la verdad de los políticos en los interrogatorios semejantes.

El escándalo de la oposición ha sido mayúsculo, naturalmente. Porque si los políticos no tienen obligación de declarar con veracidad en el Parlamento que es, en suma, la representación del pueblo, las comisiones de investigación quedarían automáticamente devaluadas.

De momento, la fiscalía ya ha pedido más documentos al objeto de ver qué hay de cierto en las acusaciones.


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