Nuevas medidas para el miércoles

Tras la calma veraniega, llega la prosa de todos los días. El miércoles, el Gobierno va a presentar una batería de medidas para un otoño más seguro. Ya se saben cosas.

5 de Septiembre.- Después de la calma veraniega llega la prosa de todos los días. Mañana, empiezan las clases en la parte este de Austria (después de tantos años es para mí un misterio por qué la vuelta al cole no es al mismo tiempo en todos los Bundesländer). Las clases vuelven a empezar en un momento en el que los contagios de coronavirus llevan subiendo ya varias semanas. Asimismo, se espera con intranquilidad el desembarco masivo de una nueva variante, Mu, detectada durante el verano en Colombia y que ya es responsable de la inmensa mayoría de los contagios (y de las muertes) en ese país.

De todas maneras, como sucedió con la variante Delta al principio, se sabe muy poco de esta nueva mutación. Se piensa que, como pasa con la variante Delta, el virus ha vuelto „a aprender“ y que, por lo tanto, su potencial de contagio ha aumentado. No se tienen otros datos a propósito, por ejemplo, de cuán resistente pudiera ser a las vacunas existentes.

Entretanto, además, la cuota de vacunación en Austria sigue siendo bastante baja. Si bien las vacunas consiguen (cifras cantan) evitar los cursos más severos de la enfermedad y también las muertes, también es verdad que con la cantidad de personas que hay sin vacunar es más que suficiente para que el sistema sanitario austriaco sufra una sobrecarga.

La inmensa mayoría de los contagiados y la práctica totalidad de los hospitalizados son personas sin vacunar. Y esto preocupa, y mucho, a las autoridades sanitarias austriacas que ven acercarse a pasos agigantados una pandemia de no vacunados y que le reprochan al Gobierno su inacción en intentar convencer a los reticentes de que se ponga la inyección de una vez.

Al mismo tiempo, una socialdemocracia entregada a lo que Forges (q.e.p.d.) hubiera llamado la „me se ocurre corporeision“ ha salido en estos últimos días con propuestas algo esperpénticas. La „lideresa“ de los socialistas austriacos, Pamela Rendi-Wagner, ha propuesto que se incentive la voluntad de los jóvenes para vacunarse con premios económicos: cien euros para todo aquel que decida inmunizarse. El presidente de Burgenland „Juan Pedro“ Doskozil, más ahorrativo, ha organizado una lotería entre aquellos que se pinchen.

Otro, otro, otro perrito piloto.

¿Está el Gobierno quieto? No exactamente. Digamos que con discreción el Ejecutivo de Viena está preparándose para que los antivacunas se le pongan pachuchos y le atoren los hospitales.

La discreción viene porque a nadie le interesa soliviantar a esos mismos antivacunas y tampoco a aquellos que viven con ellos durante el periodo electoral que se avecina.

De cualquier manera, está previsto que alrededor del miércoles, tras la „cumbre“ con autoridades sanitarias y autoridades federales, el Gobierno anuncie un endurecimiento de las medidas contra los contagios de coronavirus. Básicamente para proteger de sí mismos a los no vacunados.

El Ministro Mückstein ya ha apuntado por dónde irán las cosas.

-Se volverá a las mascarillas FFP2 en lugares cerrados. El Ministro de Sanidad austriaco es muy amigo de las mascarillas. Son eficaces y, en principio, no exigen procesos tan largos como los tests.

-Hablando de estos: siguiendo el ejemplo de Viena, se reducirá su validez. Las PCRs serán válidas cuarenta y ocho horas. Los tests de antígenos 24. Asimismo, es probable que se anuncie cuándo van a dejar de ser gratis. El argumento contra la gratuidad está claro: ya hay un medio disponible muchísimo mejor para evitar las infecciones graves: las vacunas. Se espera, como ha ocurrido en otros lugares, que el hecho de tener que gastarse dinero en los tests „convenza“ a los pusilánimes.

-Regla 1G: un asunto espinoso. Dejar entrar solamente a la hostelería y a otros lugares en donde se congregue público a los vacunados. Naturalmente, los hosteleros se rebelan contra esta medida como gato panza arriba y no solo ellos. Los curados también están protegidos de la enfermedad, así que no comprenden por qué no les dejan entrar a los sitios. El Gobierno, por boca del Ministro de Sanidad ha informado de que es un poco pronto para aplicar la regla 1G indiscriminadamente, pero que vendrá seguro para aquellas fiestas en las que la gente esté de pie y se mueva libremente (o sea, las discotecas y el ocio nocturno) y para los aprés-ski. O sea, para esas fiestas despues de las vacaciones de nieve en donde el personal bebe hasta perder el conocimiento.

-Confinamiento solo para vacunados: otro tema delicado. El objetivo primordial de las normas que el Gobierno anunciará el miércoles es evitar a toda costa un nuevo confinamiento. Sin embargo, el Ministro ha dejado una puerta abierta para confinar a los no vacunados „para protegerles“ de infecciones graves. Los vacunados estamos seguros (o prácticamente) de no tener cursos graves de la enfermedad y no morirnos si estamos en contacto con el virus. Los no vacunados, no. De manera que podría llegarse a la situación de que los no vacunados tuvieran que quedarse en casa.

Vacunación obligatoria: como el Gobierno viene repitiendo, la vacunación en Austria no será obligatoria para el público en general. Esa es la consigna oficial. Sin embargo, lo que parece evidente a la luz de los acontecimientos es que, en determinados ámbitos sensibles, como la sanidad y la educación, la vacunación obligatoria se terminará imponiendo por exclusión, ya que los no vacuandos tendrán muy difícil o abiertamente imposible trabajar en esos sectores.


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