Asistencia hospitalaria para los no vacunados

Austria tiene un problema: el gran número de reacios a vacunarse. Ahora bien, son todos los medios lícitos para „convencer“ a los reacios? Yo, personalmente, pienso que no.

12 de Septiembre.- Desde este blog, en sus diferentes manifestaciones, he abogado muchas veces y lo seguiré haciendo por que las personas se vacunen. Para ayer. Inmediatamente.

Pienso honradamente que las personas que se niegan a vacunarse no solo están poniéndose ellos en peligro con su inconsciencia sino que también, de forma irresponsable, están poniendo en peligro la vida de otros directa e indirectamente (como ya he explicado muchas veces el por qué, no lo repetiré esta vez).

Como todos sabemos, sin embargo, en Austria existe un gran problema con la vacunación. Hay una parte nada despreciable de la población que, por diferentes razones, es reacia a vacunarse.

Esta negativa a vacunarse es, como ya sabemos, azuzada por la ultraderecha por puro cálculo político y contradice toda la literatura científica (seria) al respecto.

El líder de la ultraderecha, Herbert Kickl, ha encontrado, de hecho, un nicho de mercado electoral muy rentable y, como el perro de caza que ha encontrado una presa, es poco probable que lo suelte.

La única posibilidad seria estribaría en que, por esas carambolas del destino (ya sucedió, con su colega Haimbuchner) Herbert Kickl se contagiara de coronavirus y, Dios lo evite, pasara unos cuantos días en la UCI con ventilación asistida.

Incluso así, en mi opinión, sería extremadamente difícil que Herbert Kickl se apeara del tren en marcha en el que va subido en estos momentos. Principalmente, porque sus propios adeptos no le dejarían. No faltaría quien construyese cualquier teoría descabellada a propósito de su enfermedad, incluyendo por ejemplo que alguien había querido quitarle de enmedio debido a su supuesta incomodidad para el poder, y la echara a volar por internet.

Por otro lado, el Gobierno tiene el derecho (y el deber) de aumentar el porcentaje de personas vacunadas. Se trata de un problema de salud pública de primer orden, ya que las personas sin vacunar representan un peligro para la viabilidad de todo el sistema sanitario.

Ahora bien: la pregunta es si es lícito utilizar cualquier medio para aumentar esas tasas de vacunación y, hoy, precisamente hoy, el debate ha iniciado un curso que a mí, que estoy vacunado, que soy partidario de la vacunación, me parece no solamente extremadamente peligroso, sino también éticamente muy cuestionable.

Lo digo ya: yo creo que cualquier medio no es lícito.

Por entrar en harina: desde varias instancias, entre ellas desde la comisión austriaca de bioética que viene a ser la autoridad máxima en Austria en asuntos de vacunación, se aboga, como medida de aumento de presión sobre los no vacunados, por que aquellas personas que, sin estar vacunadas, aterricen en la UCI, tengan que pagar su estancia en el hospital y los costes derivados de ella.

De momento (por suerte) el Ministro de Sanidad Mückstein ha declarado que él no quiere abrir el melón de esa discusión. Sin embargo es poco probable que, dado en dónde ha nacido el debate, este se olvide tan fácilmente.

Desde mi punto de vista, la cosa tiene dos vertientes. La primera, ética. Una medida semejante podría, con toda seguridad, costar vidas, directa o indirectamente, porque habría muchas personas que, puestas en ese trance, no se podrían pagar el tratamiento. O tratarían en lo posible de no acceder a él para evitarse los costes con desastrosas consecuencias.

Por otro lado, su efectividad en términos de inclinar a los reacios a vacunarse.

En mi opinión tendente a cero o a menos uno.

La mayoría de los destalentados estos que no se quieren vacunar se sienten inmortales (es una característica bastante prominente dentro del grupo de los descerebrados, por otra parte) y, por lo tanto, inmunes a los cursos severos de la CoVid.

Si el Gobierno tuviera la mala idea de hacerles pagar la estancia en la UCI solo conseguiría dos tipos de frases estúpidas de la forma:

a) „A mí ni falta que me importa, esto no es más que una gripe fuerte, yo jamás aterrizaré en la UCI, no me hace falta vacunarme“

b) Cualquiera en la que surjan las combinaciones alfabéticas „nazi“, „gobierno“ y „discriminación“. Es decir, fabricar víctimas y mártires en donde ahora solo hay cabezas de chorlito.

O sea, lo que viene siendo hacer un pan como unas hostias.

Por no hablar de que una restricción semejante sería abrir un melón de imprevisibles (y aterradoras) consecuencias, porque, aceptémoslo, el 80% de las enfermedades tienen una conexión más o menos fuerte con los hábitos y el estilo de vida.

Y en eso, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Si un fumador enferma de enfisema, dígame usted qué hacemos.

Si alguien con el colesterol alto tiene un infarto o un ictus, explíqueme usted.

Y así, como dijo el clásico, todo seguido.

Yo pienso que, hasta llegar ahí, hay muchos modos más lícitos (menos peligrosos y más éticos) para convencer a los reacios a vacunarse.

El primero (que ya se da por seguro) es seguir obligando a hacerse tests a los no vacunados pero que esos tests cuesten dinero. En estos momentos, es un hecho, los no vacunados no perciben que su vida sea más complicada que las de los vacunados. Y esto, está claro, es necesario que cambie. Más pronto que tarde (yo he hecho una especie de estudio de campo entre los antivacunas de mi entorno y sospecho que una medida así convencería a una parte de ellos).

Otro medio sería obstaculizar todo lo posible todos aquellos actos de la vida normal no necesarios para la supervivencia. Cines, teatros, restaurantes, etcétera.

Por último, acciones de divulgación científica, de manera que no estar vacunado sea tan inaceptable como comer con la boca abierta o no ducharse. Al fin y al cabo, desasnar a la población también es un deber del Gobierno.

En eso estamos, también aquí.


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Comentarios

Una respuesta a «Asistencia hospitalaria para los no vacunados»

  1. Avatar de Eugenia
    Eugenia

    Totalmente de acuerdo con todo.
    Yo obligaría a vacunarse a todo aquel que esté en contacto con población de riesgo o con niños.
    Todo el que trabaje en residencias de ancianos o enfermos, en colegios, kigas o similar, sin vacuna no se trabaja desde el personal sanitario hasta el de limpieza pasando por el de mantenimiento.
    Pero quitando esos casos… los demás tienen que ser libres.
    Test cada 3 días pagado de tu bolsillo si vas a trabajar con más de 3 personas en la oficina y por supuesto para entrar en restaurantes, bares, cines…

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