Criticar y referir

Hoy, un juez les ha recordado a unos negacionistas que no se pueden enfadar porque les digan que son negacionistas.

13 de Septiembre.- Puede parecer un disparate lo que voy a escribir a continuación, pero yo creo que una de las catástrofes más gordas que se ha abatido sobre la civilización es la flecha de retroceder que hay en todos los navegadores de internet.

Me explico : cuando uno, en internet, se mete en un berenjenal, le da a la flechita famosa y !Tachán ! La vida retrocede y uno puede volver a introducir su palabra de paso o a escribir en la barra del buscador lo que trataba de encontrar y tantas y tantas otras cosas.

La flecha ha provocado en nuestra especie el sentimiento, confirmado de forma empírica cientos de veces diariamente, de que todo es reversible y de que los actos, en realidad, no tienen consecuencias que sean irreparables.

Naturalmente, la gente que vive en esta inopia es expulsada de ella más pronto o más tarde. La vida se encarga.

Quizá recuerde el lector a todos los británicos indignados cuando, después de aprobarse el Brexit (oh, my God !) se enteraron de que ya no podrían viajar a territorio de la Unión con las facilidades de antes.

– !Perou qué inventou es este !

En esta línea, quizá tenga usted constancia de la existencia de unos grupos que, pomposamente, se hacen llamar « Comisión de investigación extraparlamentaria » (para la « investigancia » del coronavirus, se comprende).

Son unos grupos que, unidos a los simpáticos « charcuteros por la verdad », son el intento (nada eficaz) de darle un barniz de respetabilidad científica (!Científica!) a lo que no es ni más ni menos que negacionismo. Gentes que se dicen médicos pero patrocinan fantasías animadas de ayer y hoy, gentes que se dicen farmacéuticos pero son expendedores de brebajes homeopáticos, gentes que se dicen abogados y no son más que retorcedores de leyes. Primero, decían que el virus no existía. Luego, que era como una gripe (esta tontería la siguen diciendo aún) y ahora están en medio de la confusión : no saben decir si las vacunas son una trola o si son mortales. Veremos.

El caso es que en enero de este año, la sucursal austriaca de esta comisión (tienen en varios países de Europa) en vista de que, lógicamente, los medios decentes no les daban bola, decidieron publicar un anuncio a toda página con sus locas teorías a propósito de mascarillas, virus y « vacunación forzosa ». En Austria se publicó en el Kurier.

El texto en cuestión era una filfa de tales proporciones, que los redactores de este periódico, se reunieron y decidieron que, al mismo tiempo que el anuncio, publicarían un artículo extenso en el que darían un punto de vista científico sobre la cuestión (no están tampoco los tiempos para renunciar a los dineros de la publicidad, y los chiquillos de los periodistas tienen que comer).

El caso es que Armin Wolf, en su cuenta de Twitter, calificó el anuncio en cuestión como « anuncio negacionista » y varios de los miembros de esta comisión de filfa pusieron el grito e el cielo y le pidieron al periodista que se disculpara públicamente por haberles llamado « negacionistas » y le pidieron que publicase la disculpa en su cuenta de Twitter. En caso contrario, le dijeron, le demandarían.

Armin Wolf se negó, naturalmente.

Los señores estos denunciaron al famoso periodista de la ORF por difamación.

O, lo que es lo mismo por « Desacreditarles, publicando algo contra su buena opinión y fama ».

Los demandantes, por lo visto, no querían que, a pesar de que lo que sostenían no tenía ni pies ni cabeza, se les metiera en el mismo cajón que esa gente que dice que, después de la inyección atraen los alfileres, o aquellos que dicen que llevan desde marzo de 2020 sin tener un mal catarro porque beben lejía todos los días y toman vitamina C.

Hoy se ha publicado la sentencia y los jueces –no podía ser de otra manera- le han dado la razón a Armin Wolf, argumentando que su descripción del anuncio como « negacionista » era una « valoración fundada » y que, si bien en el anuncio no se hablaba de negacionismo, todo el mundo sabe de qué pie cojean estos caballeros de la comisión extraparlamentaria famosa.

O sea que, como dicen en Cádiz, lo que hizo Armin Wolf no fue criticar, sino referir.

Aquí, la entrada del blog de Armin Wolf en la que él lo explica todo requetebién (en alemán).


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