Peter Wurm la vuelve a liar

El diputado ultraderechista Peter Wurm protagonizó ayer un incidente en el Parlamento austriaco. El presidente del colegio de médicos, indignado, abandonó la comisión en la que participaba.

17 de Septiembre.- A Peter Wurm, diputado ultraderechista del Parlamento austriaco, el mes de septiembre no le trae buena suerte. En septiembre de 2020, hace casi exactamente un año, iba él en un avión de la Austrian Airlines que hacía el trayecto Innsbruck-Viena cuando una azafata le llamó la atención.

El caballero, según declaró él mismo poco después presa de una jupiterina indignación, había tenido sed durante el vuelo y se había bajado la mascarilla para echar un traguito. Después, se volvió a colocar la mascarilla. Probablemente, como hacen muchos burricalvos, se la colocó –la mascarilla- por debajo de la nariz, pensando que nadie le estaba viendo. En esto que la azafata se le acercó y, gentilmente, como suelen hacerlo las de su profesión, le pidió que se colocase bien la mascarilla. Wurm tuvo la clásica reacción que todos los que hemos trabajado alguna vez de cara al público hemos aprendido bajo el epígrafe « « !Usted quién se cree que es ! Sabe usted con quién está hablando ? » y que denuncia bien a las claras a personas que piensan que se pueden saltar las normas (empezando por  las de la buena educación) por el lugar que ocupan en un escalafón laboral.

La azafata trató de explicarle a Wurm que no llevaba puesta la mascarilla correctamente. Wurm se cabreó todavía más y apeló a su sacrosanta libertad personal de ponerse la mascarilla como le saliera de las Indias Occidentales. La azafata, sin levantar la voz, intentó convencerle con argumentos lógicos. Wurm montó todavía más en cólera y al final la azafata, hasta el mismísimo azafato de intentar razonar con él, alertó a la policía en tierra.

Cuando el avión aterrizó en Viena, las fuerzas del orden condujeron al congestionado Wurm a la parte trasera del avión y aclararon con él la cuestión. A los pocos momentos, indignadísimo, el diputado ultraderechista abandonó la nave y luego emitió un comunicado en el que trataba de explicar (sin demasiado éxito) por qué se había puesto como un energúmeno y le echaba la culpa a la azafata, la cual solo estaba haciendo su trabajo.

Ayer, casi un año más tarde de estos hechos, Peter Wurm volvió a provocar un incidente. Esta vez en el Parlamento austriaco.

En la sede de la soberanía popular se debatía una iniciativa legislativa popular « Por la libertad de vacunación », que ha sido firmada por 259.149 personas. La iniciativa solicita un cambio en la Constitución austriaca de manera que « aquellos ciudadanos, que no hayan querido tener en su cuerpo ningún cambio químico, biológico u hormonal ni lleven ningún implante mecánico o electrónico » no puedan ser discriminados » (pongo el texto de la petición porque podrán los lectores encontrar juntitos  todos los clisés del antivacunismo en su forma más agreste).

Como sucede en estos casos, se invitó a diferentes expertos para que dieran su parecer a propósito de lo anterior. Ayer compareció el Sr. Skezeres, presidente del colegio de médicos austriaco.

Pregutado sobre la eficacia de las vacunas, el Dr. Skezeres dio la opinión de la ciencia. Dijo que las vacunas son eficaces y seguras y que funcionan. Peter Wurm, debió sentir cómo la indignación le hervia en las entrañas y, por dos veces, llamó al Dr. Skezeres mentiroso. A la tercera, el médico se levantó y se fue. Indignado, y con razón.

Al parecer, la gota que colmó el vaso de la paciencia de Skezeres fue que Wurm le llamase mentiroso al decir que no había ninguna persona en las UCIs vienesas con la pauta completa. La consejería de salud vienesa publicó ayer unas cifras que parecen darle la razón a Wurm…Hasta que se lee la letra pequeña. Efectivamente, hay un 7.7% de personas ingresadas en UCI con la pauta completa pero son gente que se vacunó hace más de seis meses, o con enfermedades previas, o inmunodeprimidos debido a cáncer o transplante de órganos.

O sea, minipunto a favor de las vacunas.

Skezeres emitió un comunicado a la agencia APA en el que se mostró muy frustrado por la baja tasa de vacunación en Austria y se mostró perplejo del escepticismo que despiertan las vacunas de ARN mensajero, las cuales se llevan usando una década para tratamientos contra el cáncer y no son una terapia génica, como los antivacunas afirman por cosas que han oido por la bragueta, como los gigantes.

En cuanto a Peter Wurm, una vez se calmó un poco (es poco dudoso que lamentase nada, dado que los ignorantes suelen ser, además, prepotentes) retiró sus palabras y las reformuló para darles un aire más civilizado. Solo un aire, desgraciadamente.


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