Si esto es Graz, la alcaldesa es comunista

Los comunistas han ganado en la ciudad de Graz. Su candidata parece una persona con los pies en la tierra. Su candidata « es » bien.

28 de Septiembre.- Este domingo pasado dio en Austria dos noticias. De la primera, hablábamos ayer. Los antivacunas de MFG consiguieron entrar al Parlamento de Alta Austria.

Sus portavoces se están hinchando a dar entrevistas en las que tratan de disipar la sospecha que todo el mundo tiene : esto es, que son un movimiento con fecha de caducidad. En el momento –esperemos que pronto- en que la pandemia sea cosa del pasado en Austria, a nadie le importará si uno se ha vacunado o se ha dejado de vacunar y, por lo tanto, las personas de MFG volverán a su anonimato y a ocuparse de si la Tierra es plana o de si la CIA ha pescado algunos hombrecillos verdes pero no quiere decirlo para no desatar el pánico mundial.

La otra noticia fue, naturalmente, la victoria de los comunistas del KPÖ en la bonita ciudad de Graz, patria chica de Arnold Schwarzenegger.

En general, todo el mundo considera esta victoria como una excentricidad política, una especie de anacronismo entre divertido y sorprendente. Es, qué sé yo, como si, siendo Austria una república muy orgullosa de su republicanismo, obtuviese la alcaldía de una ciudad grandecita un partido que quisiera resucitar la monarquía del pollo atropellado con dos cabezas (bueno, un partido así no se podría ni fundar legalmente, pero suponiendo que se pudiera).

El austriaco medio ve en general a los comunistas como una reliquia del pasado. Y una reliquia herrumbrosa como las armas que Don Quijote rescató para irse por ahí a desfacer entuertos.

Y sin embargo, es innegable que a los « Grazenses » la excentricidad les ha hecho gracia. Su cabeza de lista, Sra. Elke Kahr, compareció ayer ante Armin Wolf y fue…Otra cosa. Otra cosa, bien, por cierto.

Elke Kahr, por cierto, nació en Graz en 1961. Fue adoptada de muy cría por una familia de Graz y, a diferecia de muchos de sus colegas de la política, conoce bien el mundo del trabajo. Hizo la matura en la escuela nocturna porque tenía que currar para ganarse las habichuelas. Desde los ochenta del siglo pasado es miembro del Partido Comunista de Graz.

Volviendo a la entrevista, la pregunta, obvia para Armin Wolf y obvia para cualquier ciudadano de EPR que estuviera viendo ayer el informativo era qué pensaba Elke Kahr de las atrocidades cometidas durante el reinado siniestro de los zares rojos. La Sra. Kahr respondió de la única forma que podía responder. Esto es : que ella era una político local y que, más que el Gulag, lo que a ella le preocupaba ahora es que en Graz las bombillas de las farolas no estuvieran fundidas.

Armin Wolf lanzó también una comparación con punta. Para intentar explotar el estereotipo de Don Camilo y el honorable Peppone, le dijo a la que probablemente será la nueva alcaldesa de Graz que su trabajo era « igual que el de Caritas ». Elke Kahr no cayó en la trampa y respondió que el que la compararan con Caritas era « un gran honor ».

Luego, evidentemente, dijo que a ella (lógicamente) le parecía bien que los ricos de este mundo pasaran por caja y que la sociedad fuera más igualitaria.

Preguntada por el secreto de su éxito dijo que a lo mejor era porque, a diferencia de otros, a los comunistas les gustaba escuchar a la gente y preocuparse por sus problemas (los conservadores salientes son reputados de arrogantes).

A lo mejor otros deberían aprender de ella.

PS : Por cierto, a pesar de que ciertos militantes del KPÖ se hayan entregado a fantasías de color de rosa (o, más propiamente, de color rojo), los comunistas tienen poca o nula implantación en Austria. Salvo en Graz, hay pocas posibilidades de que se instaure en Austria la dictadura del proletariado (por suerte para todos, que las dictaduras, sean las que sean, no « son » bien).


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