Un análisis del negacionismo (7): Médicos y comisiones

¿Por qué querría mentir un médico? En este capítulo de nuestra serie sobre el negacionismo vamos a empezar a responder esta pregunta.

RESUMEN DE LO PUBLICADO :

Casi al mismo tiempo que la pandemia de coronavirus surgió el negacionismo, como un movimiento que intentaba encontrar « verdades alternativas » al hecho incuestionable de que la gente se contagiaba y moría a causa de una enfermedad nueva.

El negacionismo ha pasado por distintas fases. El negacionismo se sostiene sobre las respuestas a tres preguntas básicas: ¿Qué ha pasado? Una „mentira“ se ha impuesto a nivel mundial ¿Cómo ha pasado? Mediante una falsificación („la más grande de la Historia“) perpetrada por diferentes instancias.

La segunda fase del negacionismo consistió en afirmar que la CoVid era inofensiva para la inmensa mayoría de la población y que, por lo tanto, las medidas para controlar la pandemia eran contraproducentes o nocivas.

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7 de Diciembre.- La publicación de uno de estos artículos desató una interesante reacción en un escéptico lector.

Después de obsequiarme con un vídeo en el que una supuesta doctora explicaba que las vacunas son las causantes de multitud de enfermedades y efectos perniciosos para la salud, este lector adjuntó un comentario que no deja de tener su lógica:

-¿Para qué querría mentir un médico?

En este artículo, voy a intentar dar respuesta a esa pregunta.

LO „OFICIAL“ VISTO COMO PEYORATIVO

En el capítulo anterior, empezamos a abordar lo que fue la segunda fase del negacionismo con respecto a la pandemia.

Una vez que parecía imposible que casi nadie creyera que el coronavirus no existía, la desinformación se vio en la necesidad de mutar y retroceder hacia una nueva posición. Según esta nueva doctrina, la CoVid no sería peligrosa para la gran masa de la población, sino solo para personas ancianas y jóvenes con enfermedades previas, que „de todas maneras, iban a tener que morir“.

Así pues, había que dejar trabajar al sistema inmunitario. Los „fuertes“, naturalmente, superarían la infección sin problemas, en tanto que una minoría, los „débiles“ sucumbirían a ella.

Según esta nueva doctrina, mascarillas, tests y medidas para reducir la interacción social y, por lo tanto los contagios, no solo eran inútiles, sino además perniciosas y parte de un plan de las elites para provocar una quiebra controlada del sistema financiero e imponer un nuevo orden mundial (frecuentemente abreviado en entornos negacionistas y sus concomitantes de extrema derecha como NOM).

En uno de los primeros capítulos de esta serie mencionábamos que el negacionismo (el conspiracionismo en general) lleva en su ADN una desconfianza, de matriz claramente anglosajona, hacia todo lo que sea público o venga del Estado.

De hecho, a lo largo y ancho de todo el universo conspiracionista y negacionista, uno de los adjetivos que más se repiten es „oficial“ utilizado con un claro matiz peyorativo.

Están los medios de comunicación „oficiales“ que según los negacionistas son los cómplices necesarios de „la falsificación más grande de la Historia“. Son ellos los que difunden la información „oficial“ (o sea, la explicación científica más comunmente aceptada para la pandemia) y, por supuesto, están los médicos y sanitarios „oficiales“, cómplices también de esos oscuros poderes que quieren imponer ese supuesto Nuevo Orden Mundial.

No hace falta decir que, en el universo negacionista-conspiranoico, todo aquello que es „oficial“ es también, automáticamente, „falso“ o queda invalidado por venir de instancias públicas o estatales.

Más o menos hacia la primavera del 2020 (mis primeros recuerdos sobre el asunto datan de abril/mayo) el negacionismo se concentró en difundir una supuesta batalla entre la profesión médica „oficial“ y un grupo de científicos que luchaban por dar a conocer „la verdad“ obstaculizados por todo tipo de censuras.

MÉDICOS SEDUCIDOS POR EL LADO OSCURO: ÄRTZTE FÜR AUFKLÄRUNG

Coincidiendo con la bajada de los casos propia de la estación, apareció en Alemania la llamada „Außerparlamentarischer Corona-Untersuchungsausschuss „ o „Comisión de investigación extraparlamentaria sobre el coronavirus“ impulsada por los alemanes Bodo Schiffmann, el conocido difusor de teorías de la conspiración Heiko Schöning (que empezó en la conspiranoia a partir de los atentados del 11-S, relacionándolos con el envío de cartas con Antrax) y Martin Haditsch.

Más o menos al mismo tiempo se fundó Ärtzte für Aufklärung, bajo el la dirección de los médicos Walter Webber y Mark Fiddike.

Últimamente, por cierto, ambos han tenido problemas con la ley. La policía alemana ha registrado la sede de AfA buscando pruebas de que han vendido certificados médicos falsos para librar a la gente de llevar mascarillas.

Un poco más tarde, no mucho más, se registra la marca „Médicos por la verdad“ que se hace fuerte sobre todo en grupos de Telegram (red social que no tiene ni siquiera las tímidas políticas en relación a las noticias falsas de Facebook o YouTube y que, además, cuenta con la ventaja de garantizar un considerable grado de anonimato).

Llama muchísimo la atención que los grupos de Telegram de Médicos por la Verdad España, Médicos por la Verdad Argentina y Médicos por la Verdad Uruguay se fundaron prácticamente con horas de diferencia (27 de julio de 2020). El resto de los grupos (Chile, México, Iberoamérica…) se fueron fundando a lo largo de agosto de 2020 y el proceso fundamental terminó finalmente en octubre del año pasado.

Antes de continuar con la historia de Médicos por la Verdad España, me gustaría llamar la atención de mis lectores sobre dos elecciones semánticas que, a mi juicio, son muy significativas:

-En primer lugar, no es casualidad que a la hora de traducir „Aufklärung“, los impulsores de estos grupos negacionstas hayan utilizado „por la Verdad“, se trataba de conectar su „lucha“ con una realmente prestigiosa. A lo largo de toda Latinoamérica, diversas dictaduras militares han dado paso a comisiones „por la verdad“ que trataban de esclarecer los crímenes contra la Humanidad cometidos contra civiles.

-En segundo lugar, llama mucho la atención el uso del adjetivo „extraparlamentario“ que daría por sí solo, para un capítulo entero de esta serie. Es una palabra que es y que no es, que está fuera y está dentro. Por un lado, el extra marca que está en el exterior del sistema, o sea, que se encuentra fuera de los cauces „oficiales“ (ya sabemos lo que en el contexto negacionista significa del adjetivo „oficial“) y, por otro lado, „parlamentario“ aporta con su sonido la seriedad, la sugerencia de unos trámites formales con todas las garantías, un eco incluso de seriedad y de oficialidad (de la buena, en este caso).

Mañana: Médicos por la Verdad España


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