El niño austriaco que hizo un examen a un grado bajo cero

Un niño de nueve años tuvo que hacer un examen al raso porque el centro no aceptó la excusa de los padres para que no llevara mascarilla. Un caso en el que nada es lo que parece.

15 de Enero.- Según informa la agencia de noticias APA (y todos los que vivimos en Austria y tenemos redes sociales estamos en posición de comprobar) se ha levantado cierto escándalo en relación a la foto, profusamente reproducida, de un niño que estaba haciendo un examen en el exterior a un grado bajo cero.

La razón: los padres presentaron un certificado médico que eximía a su churumbel de llevar mascarilla como el resto de sus compañeros, pero este certificado no fue aceptado por el centro, de manera que, tras las conversaciones pertinentes, se llegó a una solución de compromiso: el niño haría el examen al mismo tiempo que sus compañeros pero en el exterior.

Los padres del muchacho, al igual que la extrema derecha y, por supuestísimo, negacionistas de todo pelaje, se han “rascado” las vestiduras por el hecho.

!Qué falta de piedad! !Qué falta de empatía! !Así tratamos a nuestros churumbeles! Y por ahí todo seguido. Sin embargo, según la consejería de educación competente (la de Estiria) la actuación tanto del centro como de su profesorado fue irreprochable y todo apunta más bien a que los padres quisieron provocar el incidente a propósito, al objeto de que se produjera la foto que ha dado la vuelta a las redes.

Para empezar, según ha indicado el centro, el examen que el niño tuvo que hacer “al fresco” no era obligatorio, y fueron los padres de la criatura los que se obstinaron en que lo hiciera.

Según ellos, el niño había pasado mucho tiempo estudiando y les parecía un desperdicio de tiempo y un ataque directo a la línea de flotación de la autoestima del muchacho, que no lo hiciera.

Otro punto sospechoso es que los padres ya habían anunciado al centro que, debido a un cambio de residencia, cambiaban a su hijo de colegio.

Por último, el certificado médico que eximía al chavalín de llevar mascarilla había sido firmado por un médico notoriamente antivacunas (sí: aunque vaya en contra del sentido común más elemental sigue habiendo “profesionales” de la sanidad tan cenutrios como para ser antivacunas) y había sido emitido en un momento estratégico, de manera que el centro no pudiera verificar que era auténtico y que las causas aducidas también lo eran, de forma que tuvieran que meterse en camisa de once varas. Si lo aceptaban, porque cometían un acto ilegal. Si no lo aceptaban porque provocaban la famosa foto.

Dicho todo lo cual, la secuencia de los hechos fue así: los padres se presentaron en el colegio con su hijo y el mencionado certificado médico magufo. La dirección les notificó que no podían aceptar el certificado médico y que el niño, si quería hacer el examen, tendría que hacerlo con mascarilla.

Los padres se pusieron hechos unos basiliscos e insistieron en que su hijo haría el examen. Dicho esto, y tras una conversación que se presume tensa, se llegó a una solución de compromiso.

Dado que el tiempo del test estaba estimado en quince minutos, el pobrecito hijo de esos padres haría el examen en el exterior, sentadico en una silla (en un lugar estratégico, por cierto, para que le hicieran la foto que ha dado la vuelta a las redes).

Los padres aceptaron la decisión y luego procedieron a documentar el hecho y a compartir la foto en sus redes sociales, y después pusieron el caso en manos de un abogado.

Desde el centro insisten en que el niño, en el momento de hacer el examen, no estaba en el colegio sino bajo la supervisión de sus padres (de los cuales era la responsabilidad última de lo sucedido, como es fácil deducir de todo lo anterior).

A pesar de lo cual también admiten que la solución que se encontró a la cuestión era “insatisfactoria” (unglücklich) -suponemos que, particularmente, porque el pobre niño no tiene la culpa de tener unos padres como los que tiene.

Por cierto, mientras tanto, se comprobó la veracidad de las causas aducidas en el certificado médico y, como era esperable, no hubieran permitido una exención de llevar mascarilla.

Naturalmente, tanto la voluntariedad del examen (que el chaval no estaba obligado a hacer) como la “magufidad” del certificado médico, no se mencionan en el correspondiente post de Facebook, supuesta prueba de la vesania de las maestras del colegio.


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