29 de Diciembre.- Querida Ainara: hoy te escribo la última carta del año 2010. El sentimiento de la mayoría de la gente con la que he hablado respecto a este año que se acaba se resume en una postal gratuita que circula por viena y que dice “Fuck 2010” (y perdón por el lenguaje). Sin embargo yo creo que este que se acaba ha sido un año histórico sin el cual no será posible entender los acontecimientos de la próxima década.
El sentimiento que domina, Ainara, más allá del pesimismo, es el de que la Humanidad (o el mundo occidental, o Europa, que para muchos ombliguistas es lo mismo) se encuentra frente a un cambio de ciclo. Las viejas estructuras se están descomponiendo a gran velocidad y, como siempre pasa en este tipo de crisis, el futuro se abre lleno de incertidumbres, pero también de grandes oportunidades de hacer las cosas mejor que hasta ahora.
Los que somos adultos en este año 2010 somos conscientes de que pertenecemos a un mundo que, de alguna forma, ha caducado. Seremos para siempre exiliados de un tiempo en el que aún existía cierta inocencia. Hace poco leí en un periódico que un escritor francés había publicado un ensayo en el que resaltaba los sorprendentes paralelismos entre nuestra época y la Belle Epoque (el convulso periodo entre el cambio de siglo y el principio de la primera guerra general). Sin embargo, también nuestro mundo se parece cada día más al del medievo y resulta no menos sorprendente que, en el mismo siglo en el que la tecnología nos ha llevado a gozar de ventajas increibles en la difusión de la información y de la cultura, en el que los medios de transporte nos ofrecen en bandeja la utopía de ser ciudadanos del mundo, esté rebrotando con fuerza el fanatismo religioso. Si bien es cierto que, en Europa, ese fanatismo está muy lejos de las divinidades y muy cerca de esas religiones sin dios que son los nacionalismos.
Más allá de la crisis económica, a mí me parece más preocupante precisamente este último aspecto. El nacionalista, esa persona que piensa que su lugar de nacimiento es el mejor del mundo precisamente porque cree que ha tenido la suerte de nacer en él, es por definición proclive a la ceguera.
Resulta, cuando menos, poco inteligente intentar mantener un debate serio con una persona que, desde el principio, rompe las reglas del juego poniendo encima de la mesa la pertenencia a la tribu, a la gens, la utilización de un idioma diferenciado, como un tema intocable y un privilegio inalcanzable para su interlocutor que queda, automaticamente, en situación de inferioridad. Aunque se disfrace de cierta sofisticación intelectual, un nacionalista es un hooligan cerril de un equipo de fútbol al que llama patria.
El año próximo, Ainara, no va a ser fácil, como no son fáciles los tiempos que nos ponen a prueba. Pero sólo de las dificultades se sale fortalecido, así que lo mejor es liarse la manta a la cabeza y empezar a meterse en jardines. Personalmente, Ainara, yo voy a empezar 2011 lleno de proyectos. Durante los últimos meses he estado preparándome y creo que ya está maduro el proceso que hará que, en un futuro cercano, este blog se publique en español y en alemán. Al principio, soy consciente, los artículos en alemán serán pálidos reflejos de lo que escriba en español pero, después de tantos años aquí, siento la necesidad de que también la gente del país que me acoge sepa lo que me pasa por el cuerpo y, si hay suerte, se ría con ello. De paso, también, aprenderé más alemán, que falta me hace.
Tú también empezarás este año que viene, si Dios quiere, tu etapa escolar obligatoria. De momento, ya cuentas en inglés hasta diez como una auténtica británica. Y, además, te gusta.
Estoy muy orgulloso de ti.
Besos de tu tío.
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