¿Hacer un Brüderle, es acoso sexual?

Zara
A.V.D.

 

El caso Brüderle ha levantado en Austria y en Alemania una considerable polvareda y, junto con otros, ha animado a varios grupos políticos austriacos a pedir que se enmiende la legislación por acoso sexual ¿Es necesario de verdad? Esa es la pregunta.

31 de Enero.- Hace algunos meses, el fantástico programa de Radio Nacional de España Documentos RNE, dedicó un no menos fantástico reportaje a un tema poco conocido, pero sin duda apasionante: la mujer en el periodismo español.

En él, una pionera del periodismo parlamentario, Pilar Narvión, decía que normalmente los políticos españoles “eran muy tontos” (sic) porque “decían más cosas delante de una mujer que delante de un hombre”. Su machismo les llevaba, según esta inteligente señora, a no darse cuenta de que lo que tenían enfrente era “una persona que sustantivamente era una periodista, aunque adjetivamente sea una mujer”.

Me ha venido a la cabeza esta anécdota debido a un suceso que ha levantado una considerable polvareda en Alemania pero también en Austria.

Cuento el suceso y luego entro en precisiones: hace meses, la revista alemana Stern –algo amarilla, y esto, como dicen en Cádiz, no es criticar, es referir- envió a una periodista de su plantilla, la Sra. Himmelreich, a entrevistar a Rainer Brüderle, jefe de la fracción del FDP en el parlamento alemán.

Por lo visto, el encuentro entre la periodista y el político se produjo en un lugar tan poco profesional como la cafetería de un hotel y en un contexto tan lúdico como una fiesta.

En el curso de la conversación, Brüderle le dijo a la periodista, refiriéndose a sus pechos, que podrían llenar bien un dindrl (traje tradicional austriaco pero también alemán que realza el escote de la que lo lleva, la cual muestra generosamente el Kanälchen o canalillo).

Las palabras textuales, según la informadora fueron Ihre Bruste könnten auch ein Dindrl ausfüllen”. Parece ser que la periodista, contestó muy digna que “ella era una periodista y él un político” y Brüderle repuso que “los periodistas son esclavos de los políticos”. Himmelreich debió de resoplar y giró sobre sus talones. Momento de alta tensión ambiental pero fin de la historia.

La periodista, en aquel momento, no hizo nada más pero, bastante tiempo después, por razones que solo ella y la revista Stern conocen decidió sobreponerse al enorme trauma que le causó la valoración que herr Brüderle hizo sobre “la leña que tenía delante de su casita” (según la feliz expresión austriaca) y denunció al presunto baboso en un artículo en el que, además, la periodista detallaba otros comentarios de dudoso gusto (de verdad, muy dudoso) que Herr Brüderle le había dedicado en el curso de sucesivos encuentros.

Antes de seguir quisiera decir que, con expresiones como esta y tocamientos de otra índole, a mí me sucede como con las armas en Estados Unidos: o sea, no me puedo imaginar un contexto en que una persona normal pueda necesitar un revólver,  ni me entra en la cabeza una situación en la que un hombre pueda decirle una cosa así a una mujer con la que tiene un trato profesional.

La chica del bigote
A.V.D.

Dicho esto: creo que sexismo es también mandar conscientemente a una señora mona a cubrir un acto de un político, esperando que el político, víctima de la tensión sexual no resuelta, se vaya de la lengua y proporcione un titular.

No digo que este haya sido el caso de Himmelreich, pero he trabajado en la tele y sé que estas prácticas están a la orden del día.

En el amor y en la guerra, todo vale, parece ser la divisa de alguna gente.

En Austria, la caja de los truenos la ha abierto otra anécdota callejera que, en tiempos de más relajo y menos beatería no hubiera pasado de eso, de una anécdota más o menos chusca.

Hace también algunos meses, una señora iba en bicicleta por la bonita localidad de Graz. En un momento dado, un pasante le arreó un guantazo en el culo (cosa que está fea y es, sobre todo, es de muy mala educación, por no hablar del peligro potencial que la desconcentración de la ciclista hubiera podido representar para el tránsito rodante).

La señora, que debía de conocer al manoslargas, le denunció por acoso sexual y el juez, con la ley en la mano, desestimó su demanda, al no estar incluido el trasero femenino (ni el masculino) en el catálogo de las zonas sexuales del cuerpo humano que la ley establece como inviolables.

De resultas de esto, el SPö y Los Verdes (Die Grünen) han pedido que se aumente el catálogo de zonas de la anatomía femenina amparadas por la ley y que se agraven las sanciones por comportamientos sexistas.

Ahora bien ¿De verdad hace falta? Ahí está el debate. Repasemos como está la legislación actualmente:

Derecho laboral: los delitos de acoso sexual o contra la igualdad de trato en el ámbito del trabajo (se incluye el acoso verbal) pueden acarrear multas de al menos 1000 euros. Tanto al acosador como al empleador (si no son el mismo) si permite que el acoso se produzca. Los delitos prescriben al año, si no se denuncian. Para los funcionarios, los delitos son punibles hasta tres años después de haberse producido.

Derecho civil: por la vía civil, un delito de estas características podría verse reflejado en el párrafo 1328, incurriendo en un delito de negación de la libertad sexual (geschlechtliche Selbsbestimmung) o en el 1328a, Derecho a la defensa de la esfera privada (Recht auf Wahrung der Privatsphäre).

Derecho administrativo: aquí, la legislación puede variar de land a land. Por ejemplo, en Estiria, los delitos por acoso pueden suponer multas de hasta 2000 euros para el acosador.

Por todo esto, en Austria, un guantazo en el culo no es un delito punible por la vía penal. Estos delitos están reservados a un “contacto intenso” (sic) de los órganos sexuales primarios o secundarios (aunque sea entrar mucho en detalles, estos órganos son tanto el sexo como la zona anal, con perdón).

Para terminar este artículo, que ya me está quedando un poco demasiado largo, diré que mi opinión personal es que, tan malo es darle demasiada poca importancia a estos asuntos como salirse de madre. Creo que, más que pensar en si está bien o mal que a una señora (o a un señor) le den un tortazo en el culete, el Gobierno austriaco debería preocuparse de cosas como que la mayoría de los contratos de este país que se firman a tiempo parcial son para mujeres; que las chicas siguen discriminadas en los puestos de mando. Que no hay directoras, que hay muy pocas consejeras delegadas de grandes empresas.

Y es una pena. Para ellas, y para todos, que ganaríamos mucho.

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Comentarios

Una respuesta a «¿Hacer un Brüderle, es acoso sexual?»

  1. Avatar de Nerea
    Nerea

    Buen artículo, muy interesante.

    La verdad es que, si vamos incluyendo poco a poco todo los que nos parece “inadecuado” dentro de el castigable “acoso sexual”, vamos a terminar como en EEUU, donde una mirada de más de X segundos puede acarrearte una denuncia.

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