El tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo ha dado la razón a dos lesbianas residentes en Austria en un pleito que tenían contra el Estado austriaco por discriminación.
18 de Febrero.- Hace algunas semanas estuve viendo Lincoln, de Steven Spielberg. Una película que, por cierto, recomiendo. El film de Spielberg trata de los tejemanejes que el presidente tuvo que llevar a cabo para eliminar de la constitución de los Estados Unidos la discriminación por motivos de raza. Al ser una película histórica –y estupendamente hecha, por cierto- Spielberg se ve en la necesidad de reflejar la opinión que, incluso los blancos progesistas, como el propio Lincoln, tenían de los negros en la época en que se desarrolla la acción (la gran astucia de Spielberg, por cierto, es la de no presentar a Lincoln como a un santo, sino como a un ser humano más inteligente que la media obligado a ser un zorrete para conseguir un objetivo que, si bien era loable desde el punto de vista ético, también era de gran importancia económica para el Norte: con la esclavitud, los confederados hacían un dumping laboral que estaba asfixiando la enconomía de la Unión). Otro día hablaré de Lincoln pero hoy, al leer una noticia, me he acordado de los congresistas americanos de la película diciendo:
-¿Y qué será lo próximo? ¿Que los negros tengan derecho a votar?
En fin: los hechos escuetos: el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo ha dado la razón a dos lesbianas residentes en Austria (ni se sabe su nombre, ni se sabe si son austriacas o no) que habían interpuesto una demanda contra el Estado Austriaco por mantener en vigor una legislación discriminatoria y que, a ellas, les afecta muy particularmente. En Austria, está prohibido que, en una pareja homoparental, el cónyuge que no sea el padre biológico del niño lo adopte. La discriminación radica, naturalmente, en que esto no es así en las parejas heterosexuales no casadas. El Tribunal de Estrasburgo ha condenado al Estado Austriaco a modificar la norma discriminatoria antes del 30 de Junio de 2014, a pagar 10.000 Euros de indeminzación y a correr con las costas del proceso que ascienden a casi 29.000 Euros.
Tras la aprobación del matrimonio homosexual en Francia, el tema también ha sido objeto de debate en Austria. La Ministra de la Mujer austriaca, Sra. Hanisch-Hosek (SPÖ), en declaraciones al diario Der Standard, se mostró hace unos días muy favorable a conceder a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales aplicando así diferentes directivas europeas e igualando la legislación austriaca a la de países como España. “El matrimonio no tiene nada que ver con lo sagrado” (Ehe hat mit heilig nix zu tun), declaró la Sra. Ministra y se mostró partidaria de que se estableciese la figura de un “matrimonio light” (Ehe Light) al estilo de las Parejas de Hecho españolas.
La propuesta, como era de esperar, ha caido en saco roto en las filas del Partido Popular austriaco (ÖVP) el cual no ve la necesidad de los gays de casarse y, muchísimo menos, de adoptar niños. La portavoz de familia del ÖVP, Sra. Ridi Steibl, como los congresistas de Lincoln considera que la institución del matrimonio es “demasiado valiosa” para desvirtuarla concediendo este derecho a personas que (se desprende de su opinión) no lo merecen. Es más: la Sr. Steibl considera asimismo que la idea de conceder más derechos a las personas homosexuales no entra dentro de sus prioridades en este momento y que, abrir la inseminación artificial a mujeres solas o parejas de lesbianas (supuesto que está prohibido taxativamente por la ley austriaca actual) es un “tema delicado” (sensibles Thema) que no debe ser utilizado como caramelo electoral (Wahlzuckerl) destinado a según qué sectores de opinión.
(Aclaración semántica: Wahlzuckerl es una palabra que está compuesta por Wahl, voto, elección, y Zuckerl, caramelo, dulce; se llama Wahlzuckerl a todas las leyes que los gobiernos aprueban en vísperas de los comicios o al fin de la legislatura al objeto de camelarse a determinados sectores de opinión que intuyen pueden ser transcendentales en las elecciones por venir; son leyes, pues, de clara vocación parcial: por ejemplo, las concesiones masivas de frecuencias de radio y televisión digital terrestre que el gabinete Aznar dio en el último consejo de ministros de su legislatura).
En Austria, actualmente, las parejas de gays y lesbianas pueden acceder a un contrato de convivencia que es lo más parecido que existe a un matrimonio. Este contrato, sin embargo, no tiene ni efectos fiscales, ni al objeto de acceder a la nacionalidad o al permiso de residencia ni, por supuesto, al de adopción de niños (por todo lo que queda dicho).
Para saber más puedes pinchar aquí, aquí, y aquí; también aquí (en español)
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