Y la pregunta es ¿De verdad era necesario todo esto?
25 de Julio.- Santiago, por mal mote matamoros, patrón de España. Felicidades a todos los Santis, Jacobos y, últimamente,a todos los Yagos.
Supongo a mis lectores españoles (y a parte de los que viven en Austria) con las retinas invadidas por un Guernica de cadáveres desparramados. Les recomiendo que hagan lo que yo: o bien sintonizar la ORF o ver los periódicos austriacos, en donde las fotos y los comentarios sobre la tragedia se quedan en la información y huyen del morbo; o bien, si incluso eso ya es demasiado para ellos, acercarse al metro más cercano y coger los periódicos gratuitos que se reparten por Viena. Podrán hacerse la ilusión de que lo más importante que ha pasado en Europa es que el bebé de la recién parida inglesa ya tiene nombre (albricias, porque ya llevábamos un par de días sin dormir esperando la noticia –modo ironía off-).
Mientras tanto, y va de suyo, mis condolencias a los familiares de las personas afectadas y una pregunta lanzada al aire ¿Por qué todas estas cosas pasan siempre en verano?
(Por cierto, mucho se ha hablado de que hoy es Santiago pero leche, es que ayer, para más Inri, era San Cristóbal, patrón de los conductores, que por lo visto estaba también de vacaciones).
Como muchas de las personas que me están leyendo, llevo todo el día siguiendo las novedades que van llegando desde Galicia.
Mi pregunta, a cada nueva vuelta de tuerca, ha sido ¿Es esto necesario? ¿Es necesario publicar transcripciones de las reacciones de los familiares al saber que sus seres queridos habían fallecido? ¿Es necesario publicar las fotos de los cadáveres sobre las vías? ¿Es necesario enseñar los diez segundos de vídeo del descarrilamiento? (En Austria ha habido amigos míos aborígenes que NO se podían creer que se hubiera publicado algo semejante) ¿Amplía en algo lo ya sabido? ¿De verdad es necesario titular a toda página, como en estos momentos está en la edición digital de El Mundo “13 cuerpos aún sin identificar”? ¿No es un asco?
Sí. La respuesta en mi opinión es sí. Y es una vergüenza que se haga. Y creo que es necesario que se diga.
En días como hoy, casi me alegro de no estar en España. Porque lo de las televisiones españolas gota a gota todo el santo día ha debido de ser como para acabar con los nervios de cualquiera. No me gustaría en ningún caso estar en la piel de esas personas que han vivido las últimas horas en un ay, pensando si algún conocido, amigo o familiar está entre las víctimas de la catástrofe.
Es lo que en los medios españoles se llama “buscar el lado humano de las historias” que no es otra cosa que regodearse en un sentimentalismo que, aunque a alguno de mis lectores les parezca un sacrilegio, a mí me parece baratuno y francamente asqueroso.
Es más, yo creo que, muy en contra de la finalidad declarada, que es dar “apoyo” a las víctimas, es una manera de buscar esos diez segundos de gloria que tiene en Facebook el mamarracho –no tiene otro nombre- que pone la foto de un bebé entubado (por suerte esas han ido pasando de moda). Una manera primaria y analfabeta de intentar influir en los instintos más bajos del otro.
Hoy, mientras se me llenaba la boca del amargor que estas palabras mías reflejan poco, me acordaba de la cobertura exquisita que los medios austriacos dieron a las últimas inundaciones. Era fenomenal observar cómo se puede contar con exquisita sensibilidad hacia las víctimas -¡Ellas son las que cuentan!- sucesos en los que también hubo pérdidas de vidas humanas, en donde hubo miles de personas que se quedaron con lo puesto.
En fin, hay que dejarlo porque uno se enciende. Pero quiero creer que los medios de comunicación que sufrimos no son el reflejo del estado moral de una sociedad. Si no, estamos apañados.
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