Un año más, Viena es la ciudad del mundo con mayor calidad de vida. Aunque pueda parecer paradójico, no le ha gustado a todo el mundo (vaya por Dios).
23 de Febrero.- La agencia Mercer es una entidad privada que se ha hecho famosa porque cada año elabora un estudio sobre calidad de vida en diferentes ciudades del planeta ¿Lo hace por amor al arte? Pues no, señora. Lo hace para que las grandes empresas que mandan a sus trabajadores a servir en el extranjero, puedan compensarles (en su caso) de manera justa (por lo menos, eso dice su página „güés“).
El estudio de calidad de vida de Mercer se basa, aparte de en lo que ven con sus ojitos los enviados de la agencia, en encuestas realizadas a empleados extranjeros que viven en las ciudades objeto del estudio.
Se les pregunta sobre todo tipo de cosas, agrupadas en 39 epígrafes. Que si señora, cómo está la factura de la luz; que si dígame usted, caballero, si puede ir a espectáculos culturales; cuénteme, por favor, si lo que sale del grifo es „bebestible“ o no ¿Ha podido ir a zonas verdes con sus churumbeles? Luego, todas estas respuestas se compilan, se evalúan y !Tatáaaaan! Sale un ranking de ciudades con la mejor calidad de vida del planeta.
Pues bien, por séptimo (!Septimo!) año consecutivo, Viena is „the place to be“. O sea, que somos la ciudad a la que todo el mundo quisiera que le mandaran a trabajar porque vivir aquí (ya me encargo yo de levantar acta diariamente) es una delicia.
La capital de Austria es un lugar que tiene el difícil equilibrio de tener el tamaño justo para ser una ciudad grande, con todo lo que eso conlleva y, al mismo tiempo, tener todas las ventajas de una ciudad de tamaño manejable, que se puede recorrer en unos tiempos humanos todavía (nada que ver con megalópolis como Londres, París o, a menor escala, mi Madrid natal).
Hay estabilidad política, la seguridad ciudadana (toquemos madera) está a la altura de la que reina en una guardería. En fin, que estamos mejor que queremos, como ya sabemos los que día a día, disfrutamos de este trozo privilegiado del planeta.
Naturalmente, cada año, el día en que se publican las condiciones del estudio, los miembros del Gobierno de la ciudad resplandecen de alegría, se palmean vigorosamente las espaldas y se llaman con apocorísticos:
-Hay que ver Pepperl, estamos que lo tiramos
-Y tú que lo digas, Hansi.
Y la oposición echa sapos y culebras, cada uno en su estilo. Particularmente virulento en la expulsión bucal de batracios y reptiles es, no podía ser de otra manera, el FPÖ, que no se atreve a decir que el estudio sea una filfa, pero que sí que dice que es irreal porque solo se pregunta a directivos y claro, los directivos, con lo que cobran, pues viven divinamente. Como diria el castizo, „con buena gallina joven, bien se practica la penetración“.
Sin embargo, parece que los propios ciudadanos vieníes están muy contentos con su urbe. El último eurobarómetro, para el que se encuestó a 41000 cristianos arrojó el resultado de que el 96 por ciento de los habitantes de Viena está, como Belén Esteban, superfeliz de su ciudad.
Los aspectos más valorados por los vieníes son el transporte público (realmente impecable), la oferta cultural y la disponibilidad de parques y zonas verdes, así como la pureza del aire. También, como sucede con el estudio Mercer, la seguridad (toquemos madera) es un tema que los ciudadanos y las ciudadanas vieníes valoran y saben apreciar. En fin, un primor todo.
Por último, y nada despreciable, hay un nutrido grupo de ciudadanos vieneses que hablan español que también aprecian que su ciudad cuente con un blog tan pintiparado como Viena Directo, por el que se enteran de todo lo mucho y bueno que pasa en su ciudad y en Austria en general.
Yo creo que, el año que viene, salimos en el estudio de Mercer. Qué te apuestas.
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