A pocos días del principio de los Juegos Olímpicos de París, contamos hoy la curiosa historia de la única olimpiada que se ha celebrado en Viena.
20 de Julio.- Estamos a muy pocos días de que empiecen los juegos olímpicos de París, con sus entrañables quisicosas ¿Estará el agua del Sena bastante limpia como para que los nadadores no agarren una gastroeinteritis? ¿Las obras olímpicas estarán terminadas a tiempo hasta el último clavo? ¿Tendrá Francia para entonces un primer ministro? Hoy en día, el movimiento olímpico internacional, con sede en la ciudad suiza de Lausana, es el único movimiento olímpico del mundo, su lema “Citius, Altius, Fortius”, instaurado por el barón Pierre de Coubertin, es el que rige la vida de todos los atletas del mundo. Los Juegos son también una máquina de hacer dinero y por eso las ciudades de todo el mundo se los disputan.
Sin embargo, no siempre fue así. En el periodo de entreguerras, el comité olímpico internacional tenía competencia.
El movimiento obrero, o sea, la Internacional Socialista, considerando el deporte olímpico de Coubertin como mercantilista y burgués, se puso a la tarea de organizar un movimiento olímpico paralelo que fuera acorde con su visión del mundo.
Así nacieron las olimpiadas obreras las cuales, como sus equivalentes burgueses, tenían sus juegos de verano y sus juegos de invierno.
El objetivo era que los obreros (y las obreras, claro) se pusieran fortachones y tuvieran salud y buen color y, de paso, lucharan contra el fascismo. Las olimpiadas obreras eran menos competitivas y se trataba sobre todo de la unión entre los currantes del mundo y de la salud colectiva.
En Viena se han organizado hasta ahora dos festivales de Eurovisión, pero ninguna olimpiada tradicional. Sí una olimpiada obrera, de la que estos días se cumple el aniversario. La olimpiada obrera de Viena (la segunda de las que se celebraron) se inauguró el día 19 de Julio de 1931.
(Abro paréntesis para decir que estos días se celebran en Viena los Eurogames con deportistas de la comunidad LGTBIQ+)
La rama deportiva de la internacional socialista le dio los juegos a Viena en una reunión celebrada en Helsinki en 1927. Pesó mucho en la decisión que, en aquel momento, el socialismo estaba tan fortachón en Austria como se quería que estuvieran los obreros. Eran los tiempos dorados de la Viena roja.
Asimismo, la federación obrera deportiva austriaca era la que más miembros tenía, con lo cual el éxito de público estaba asegurado.
Las olimpiadas obreras de Viena fueron el evento de masas más grande organizado en Viena hasta aquel momento.
Para ella se terminó el Estadio del Prater (hoy Ernst Häupl Stadion) y también los “baños del ídem” o sea el Stadionbad.
Una masa de 80.000 personas participó en aquella magna ocasión, de las cuales 25.000 eran deportistas (y “deportistos”) activas. Procedían de 23 países y compitieron en 117 modalidades deportivas entre las que estuvo, curiosamente, el ajedrez, porque ya se sabe que mens sana in corpore insepulto.
Como estaba la situación en Europa como estaba, también hubo competiciones marciales en las que se utilizó armamento. Fueron ganadas por Letonia.
El país anfitrión, o sea, Austria, fue el que más medallas ganó. 60 medallas de oro.
Hay que decir que, al contrario de lo que sucede en las olimpiadas normales, en estas, obreras, también participaron niños y niñas.
También hubo diversos eventos deportivos de masas en los que la gente no paró de moverse y de hacer gimnasia.
Se trataba, ya queda dicho, de demostrar que los obreros eran el futuro y que el fascismo, si sabía lo que le convenía, tenía que tener miedito.
No lo tuvo, como todos sabemos.
Durante algo más de una semana, la fisonomía de Viena, esta capital que era entonces aún más tranquila que hoy, estuvo dominada por las banderas rojas y los lemas socialistas.
Por cierto, en Barcelona también estuvo a punto de celebrarse una olimpiada obrera. De hecho, estaba preparada pero se suspendió el mismo día de la inauguración. Los lectores se van a dar cuenta del porqué en cuanto les diga la fecha: tenía que haber sido el 19 de Julio de 1936.
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