El factor humano en los negocios

Herbert Kickl ha explicado hoy su conversación de ayer con Karl Nehammer y, paradójicamente, solo ha conseguido alejarse de su objetivo.

 

LTeD 13.10.2024: Vorarlberg ha hablado

16 de Octubre.- Antes de entrar en materia, me gustaría recordar hoy a Alfredo Fraile, el primer manager de Julio Iglesias, responsable de su carrerón en los Estados Unidos y, en último término, de su fama mundial.

Fraile hablaba de „el factor humano en los negocios“ como uno de los cimientos más sólidos del éxito de su representado. Más o menos traducido, esto viene a significar que sí, que Julio Iglesias era un gran cantante pero que tenía (y, según parece, sigue teniendo) una capacidad de seducción que no solo le era útil a la hora de aparearse con otras indivíduas de su especie, sino también le permitía forjar pactos con otras personas (por ejemplo, los directivos de las disqueras) para que se implicaran en su carrera y remaran a favor de sus intereses.

En otras palabras: cualquier ser humano que quiera llegar lejos necesita de otros. Ya lo dijo Lolo Rico: Solo no puedes, con amigos, sí.

La otra cosa que me gustaría mencionar hoy es una verdad universal que resulta muy útil para entender la naturaleza humana. Es esta: cuando referimos las palabras de otra persona, cuando contamos una conversación mantenida con otro, cuando explicamos una situación a un tercero, la realidad es que decimos tanto de nosotros mismos como de la conversación que relatamos.

Dicho esto, veamos el tema de hoy.

UNA CUESTIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

Como contaba yo ayer, Herbert Kickl y Karl Nehammer se reunieron en el marco de las conversaciones que el Presidente de la República les pidió que tuvieran para aportar „claridad“ a la situación. Fue una reunión corta (menos de media hora) y, más que presumiblemente, tensa.

A la salida, Karl Nehammer explicó el abismo que le separaba de Herbert Kickl (ideológicamente quizá no tan ancho como en el media en el terreno personal) y dijo que ni se le pasaba por la cabeza establecer una coalición en la que Herbert Kickl estuviera implicado.

Hoy, Herbert Kickl ha explicado en rueda de prensa su visión de la conversación que los dos políticos mantuvieron y el ultraderechista, de ordinario tan reservado con sus sentimientos (probablemente a causa de una enorme inseguridad subyacente) ha revelado mucho de su manera de ser.

Leyendo sus declaraciones hay varias cosas que saltan a la vista.

La primera que está dolidísimo en su orgullo. La negativa de todos los otros líderes políticos a colaborar con él, a pesar de ser la fuerza más votada, como él no se cansa de repetir, ha renovado sin duda la profundísima herida que debió de provocarle su fulminante destitución como ministro del interior tras el escándalo de Ibiza. Recordemos que fue la primera vez, y hasta ahora ha sido la única, en la que el Presidente utilizó el poder que tiene de destituir a un ministro por recomendación del canciller.

Kickl no es tonto, y sabe perfectamente que, si conserva alguna posibilidad de ser canciller, solo puede ser con la ayuda de Karl Nehammer. Por otro lado, Karl Nehammer puede no ser la bombilla que más alumbra. Es muy posible que Herbert Kickl sea, en lo racional, mucho más inteligente que él. Pero Herbert Kickl es una persona con graves carencias emocionales que no entiende que, para que Karl Nehammer haga lo que él quisiera que haga, harían falta toneladas de ese „factor humano en los negocios“ que él no tiene.

Una de las características de Herbert Kickl como persona es su incapacidad completa para forjar pactos (los pactos conllevan concesiones así como ponerse en el lugar de otros) o para cuidar las relaciones personales necesarias para mantener una relación de colaboración.

KICKL QUIERE QUE KARL NEHAMMER PONGA LA CAMA

Herbert Kickl lleva desde 2023, cuando empezó su remontada, humillando insistentemente a Karl Nehammer. Día sí y día también.

Hoy, en su comparecencia de prensa, ha comparado esas humillaciones con los golpes que se dan los boxeadores y ha despachado esas humillaciones diciendo algo así que son „gajes del oficio“ de un político y ha dado a entender que, si se queja de ellas o las tiene en cuenta, Karl Nehammer es algo así como un blandengue o un mal político.

No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que Herbert Kickl está utilizando la retórica tóxica que utilizan todos los acosadores y todos los matones de patio de colegio. Primero pegar y luego llamar blandengue o mariquita a la víctima, para intentar convencerla de que esa forma de relacionarse es normal.

De nuevo: Karl Nehammer no es el hombre más inteligente pero, si Kickl no fuera lo que es, o sea, un mutilado emocional, se hubiera dado cuenta de que el „todavía canciller“ como él lo llama, necesitaría más que un poco de ayuda para a) convencerse de que Herbert Kickl es un hombre con el que merece la pena trabajar y b) rebelarse contra la autoridad del presidente Van der Bellen.

Aquí hay otro factor más que Herbert Kickl, cegado por su ambición (o cegado, simplemente) pasa por alto. Y es que Karl Nehammer ha sido militar y los militares llevan en el ADN el principio de jerarquía.

En vez de intentar ayudarle, Herbert Kickl ha continuado hoy con su retórica tóxica hacia Karl Nehammer, diciendo, ora que su mano estaba tendida, ora que esperaba que en el ÖVP tomaran nota y se libraran del peso muerto que para los conservadores, según Kickl, supone Karl Nehammer.

Entre tanto, ya es oficial: Karl Nehammer y Andreas Babler han iniciado las conversaciones que, presumiblemente, les llevarán a establecer una coalición. Kickl ha contemplado esta posibilidad con un infinito desprecio. El del matón del colegio que no entiende que una posición de fuerza, a veces, no es bastante.


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