café vienés

Kaffee, Kuchen y negociaciones

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Las negociaciones para la formación del nuevo Gobierno, hasta ahora, han sido más de cortesía que otra cosa. Sin embargo hoy ha habido una novedad.

El Maestro Juan Martínez, que estaba allí (Primera parte) – RE UPLOAD – HD

12 de Noviembre.- Las elecciones fueron ya hace algunas semanas y, hasta ahora, no se puede decir que los políticos austriacos se estén dando una prisa enorme en conseguir lo que el Presidente les ha pedido y el país necesita: un Gobierno. Aunque, entre líneas, se puede decir que el mandato iba un pelín más allá: el cerrar el paso a la extrema derecha y que Kickl no llegue a ser canciller.

Primero fue la ronda del Bundespresi con los jefes (y la jefa) de los partidos austriacos, la siguiente, la ronda de “clarificación” durante la cual todos decidieron que contigo, Kickl, no, bicho. Por último, el “encarguito” en cuestión. O sea, el Presidente de la República le encargó a Karl Nehammer que se sentara con quien pudiera para formar un Gobierno.

Desde entonces, han pasado algunas semanas, ya digo y no se termina de ver movimiento. Bien es cierto que tampoco parálisis. Piano piano, pues.

La semana pasada, se sentaron Andreas Babbler y Karl Nehammer. Como todos sabemos, la aritmética les ayuda. Entre los dos tienen, exactamente, la mitad más uno de los diputados del parlamento. Con esto, bastaría para un gobierno funcionante. Pero todos sabemos cómo son estas cosas. Que si uno se equivoca de botón y vota por la opción equivocada, que si se pone malo y está de baja temporal, que si pin y que si pan.

De manera que, para favorecer un Gobierno estable los dos señores, Nehammer y Babbler, pensaron que hacía falta un partido más.

Durante la semana pasada y, estoy seguro, para chinchar a Herbert Kickl, difundieron que el tercer miembro de la futura coalición podrían ser los verdes.

A mediados de la semana pasada, Kickl convocó una rueda de prensa para tronar, con jupiterina indignación, sobre otra nueva violación del (presunto) mandato del pueblo austriaco de que se formase un gobierno de extrema derecha con él como canciller.

!Mofa sobre mofa! !Mofa sobre befa! !Befa sobre mofa! Decía, como aquel personaje de Jardiel.

Los otros, por supuesto, no le hacían ni puñetero caso.

Ayer, sin embargo, se reunieron Babler y Nehammer con Beate Meinl-Reisinger, la jefa de los Neos. Se daba la circunstancia curiosa de que Nehammer, el canciller en funciones, estaba de luto. Se había muerto su suegro el cual, en vida, había sido uno de los locutores más famosos de la ORF durante los años sesenta y setenta. Tanto, que había sido el encargado de retransmitir la llegada del ser humano a la Luna.

A la salida de la reunión, Beate informó a los medios y abundó en lo que ya llevamos dicho durante todo este artículo. O sea, que la conversación había sido fructífera y agradable.

Una toma de contacto, como si dijéramos.

De sustancia, la verdad es que no debieron de decir mucho.

Hoy, han comparecido Nehammer y Babler ante los medios, en un formato que recordaba un poco a los tiempos de la pandemia (de funesto recuerdo).

Han dicho varias cosas interesantes. La primera, han estado de acuerdo en que, aunque no están de acuerdo en muchas cosas, como es notorio, en una cosa sí que están a una, y es esta: en que quieren ponerse de acuerdo y en que le desean a Austria todo lo mejor.

La segunda cosa que han dicho es que los verdes están descartados del proceso y que serán los Neos los que se sentarán en la mesa de negociación para llegar, si Dios quiere, a una nueva coalición.

No se sabe, en cualquier caso, cuándo va a ser eso. Porque, repito, hasta el momento, nadie ha dicho cosa de sustancia y el tiempo empieza a apremiar. Sobre todo a partir de la victoria de Donald Trump y la descomposición aceleradísima de otro Gobierno tripartito, el alemán. De hecho, nuestros vecinos del norte ya tienen fecha para volver a votar: el día 23 de febero próximo.

Hay voces, de hecho, que no descartan que, si las lentejas se le pegan a los negociadores, pueda haber nuevas elecciones en Austria. No quiera Dios.

 

 


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