El nuevo Gobierno ha tenido hoy su primera sesión. Herbert Kickl ha conseguido convertirla en una ocasión histérica y neurótica de las suyas.
7 de Marzo.- Hoy ha sido la primera sesión del nuevo Gobierno austriaco. Canciller, vicecanciller y Ministra de Exteriores, representando a las tres fuerzas que lo componen han expuesto el programa del Gobierno.
A la puesta de largo del nuevo ejecutivo ha asistido, por expreso deseo suyo, el Bundespresidente, Alexander van der Bellen. Él hubiera querido haberlo hecho en primera fila, pero le han convencido de que no podía ser por razones de espacio. Van der Bellen es bastante alto y le han dicho que estaría todo el rato incómodo, como si viajara en Ryanair. De manera que le han buscado otro sitio, prominente también, para que pudiera seguir la sesión.
Tampoco lo han tenido fácil por razones de espacio las veintiuna personas, entre ministrxs y secretarixs de Estado que, simbólicamente, han formado para que los diputados les examinaran.
Como el espacio es limitado, se han tenido que apretujar un poco en sillas que se han comprado para la ocasión.
El nuevo gabinete ha hecho demostración de cohesión. El canciller ha remarcado que la nueva coalición se ha formado porque los tres partidos han superado sus diferencias y han establecido Austria como su prioridad.
Lo cual no ha hecho sino poner en bandeja la oportunidad a Herbert Kickl de pronunciar un discurso histérico como si toda la función, toda la sensatez, hubiera sido desplegada contra él.
Kickl ha chillado como un gorrino y ha dicho que el Gobierno es una „monstruosidad“, una criatura nacida deforme y contrahecha. También ha dicho que el Gobierno es un despilfarro y, sin parar de chillar como un miembro de la cabaña porcina, ha dicho que su llegada a la cancillería es una cosa inevitable y que llegará pronto, porque la coalición no va a durar.
Naturalmente, le han contestado, pero uno se teme mucho que el de hoy marcará el tono de todos los discursos de Kickl de los próximos cinco años. Chillidos histéricos, reproches pasivo-agresivos y el miedo neurótico al que, como una droga, ha acostumbrado a todos los que le siguen.
El Gobierno, sin embargo, se ha puesto inmediatamente a la tarea de gobernar y de ahorrar.
Se han aprobado medidas que entrarán en vigor en abril, destinadas a empezar a cerrar el agujero presupuestario.
Subirán los impuestos del tabaco, por ejemplo y desaparecerán las subvenciones a los coches eléctricos y a las placas solares.
Este ha sido el reproche principal que ha hecho el ex-vicecanciller Kogler. El nuevo gobierno, según él, ha descuidado la protección del clima.
Después de esto, el canciller, que tenía fiebre, se ha ido a su casa a curarse.
Anda que no le queda mili.
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