Historias de amor

El programa favorito de Austria, ese que te reconcilia con la especie humana y su variedad, ha empezado hoy de nuevo.

14 de Julio.- Hoy ha empezado la nueva temporada (he perdido la cuenta de cuál es) de Liebes Geschichten und Heiratsachen. Se trata de una emisión en la que corazones solitarios buscan pareja (a veces la encuentran, a veces no).

Si alguien quiere hacer un curso (no tan acelerado) sobre eso que se llama „el alma austriaca“ yo le recomendaría que viera todas las emisiones de este programa (disponibles en internet) desde que lo empezó la acida y divertidísima Elisabeth T. Spira hasta la actualidad.

Por cierto, es curioso cómo empezó la cosa.

Spira se hizo muy famosa en Austria por una serie de documentales, en cierto modo emparentados con el estilo de Ulrich Seidl, en los que filmaba a la gente en sus casas y en donde destapaba, a veces con ternura y a veces hasta con su poquito de mala leche, las vergüenzas de Esta Pequeña República. Era judía y un día se atrevió a poner una cámara en una Stammtisch (una tertulia) de nazis, y les hizo preguntas sobre sus „creencias“. Naturalmente, programas como este le granjearon no pocos odios, así que, cuando la situación se le hizo insostenible, le pidió a la ORF que le dieran otro formato y entonces se le ocurrió este. Gente normal y corriente, sola, que busca pareja.

Luego, otras cadenas lo han imitado, haciendo énfasis en lo sórdido o en lo escabroso, pero la diferencia es que, en el programa de la ORF, la gente básicamente cuenta su historia y, si sale algo más o menos escabroso pues es como en la vida, porque sale en la conversación y ya está -hoy, por ejemplo, uno de los candidatos ha dicho que le gustaría ir con su nueva novia a clubes de intercambio de parejas-.

El secreto del formato inventado por Spira es que la gente que busca novio o novia es como tú y como yo. O sea, que están gordos o flacos, son viejos (hay, por razones lógicas, muchas pesonas de la tercera edad) pero sobre todo tienen historias que contar y, más o menos, son libres de contarla como les apetezca, en los diez minutos que el programa les da para presentarse.

No es un publirreportaje tampoco y, a pesar de la neutralidad con la que se filma a las personas y a sus pertenencias, no se ahorra en críticas, si bien sutiles.

De esta manera, cada uno en su casa se identifica con el hipotético solitario que será y no duda en dar su veredicto:

-Pues este, o esta, me parece simpático.

O bien:

-Valiente pájaro está hecho este. Con él no me iba ni a por cien gramos de jamón de York a la vuelta de la esquina.

O bien:

-Pues yo creo que esta es más mayor de lo que dice.

Y así todo.

Insensiblemente, se van colando en las conversaciones no solo cosas de la vida diaria, sino también, a veces, trozos de la intrahistoria de Austria. O sea, de cómo la historia, particularmente los usos amorosos y las costumbres, van permeando el devenir de la sociedad.

También con sus contradicciones.

Por ejemplo, el señor este que pretendía llevarse a su nueva novia a clubes de intercambios de parejas admitía sin ningún problema que es creyente -si bien no muy practicante- y que rezaba cuando se ofrecía al buen Dios.

Dando a entender que lo cortés no quita lo cabal.

En cualquier caso, Liebesgesichten und Heiratsachen es algo más que una mirada compasiva y respetuosa sobre el alma de la especie humana. Es, ante todo, un tratado sobre la soledad y sobre cómo se llega a estar solo, y de cómo esa soledad, en muchos casos, es parte de la vida.

NOTA: Para saber más de nuestro tema de hoy, puedes escuchar este estupendo podcast generado automáticamente con fuentes fiables.

 

Historias de Matrimonios

Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.