Benchmark es una revista del periódico austriaco Die Presse, que está dedicada al mundo de la economía y del trabajo. En su segundo número, sale un reportaje que la periodista de este medio Eva Winroither escribió para dar una visión de cómo somos los ciudadanos comunitarios que trabajamos en Austria. Nos entrevistó a un alemán y a mí, supongo que para mostrar a un ciudadano del país que va mejor en la Unión y a otro de un país que no va tan bien.
Curiosamente, el español (o sea, yo) se muestra entusiasmado con Austria, mientras que el alemán no las tiene todas consigo. Si pinchas en el link de abajo (donde pone More) ,encontrarás la versión original (las páginas escaneadas) y la traducción de lo que yo dije (que para eso hoy es mi cumple y me siento artista y protagonista).
Mamá: mira como tu niño sale en la prensa 🙂
La versión original
La traducción
“Los austriacos no son fríos, sólamente se calientan más despacio”
TEXTO: Eva Winroither
Le tomaron, por decirlo de una forma suave, por loco. Cuando Paco Bernal, hace siete años, decidió emigrar de España a Austria, sus amigos le preguntaron muchas veces si lo había pensado realmente bien.
-Pero Paco, decían –relata Bernal, y sonríe, porque a él mismo le divierte mucho contar la historia- pero Paco ¿De verdad quieres irte con los austriacos? ¡Con lo fríos y lo distantes que son!
Sí: Paco quería venir de verdad.
Por un lado, porque le apetecía dejar su país. Por otro porque ya se veía entonces, en 2008, que la situación económica no iba a mejorar para él.
-En aquel momento, trabajaba en una empresa de Logística por 850 euros limpios al mes. Ni siquiera podía ni irme de casa de mis padres- cuenta este hombre de 36 años.
Se decantó por Austria porque ya tenía amigos aquí.
-Si no, quizá me hubiera ido a Alemania.
En la actualidad, muchos españoles quisieran estar donde Paco está ahora: en el extranjero. España está, económicamente, por los suelos. Un veinticinco por ciento de los españoles está en paro. Paco lo nota también:
-Desde el año 2010 recibo cuatro o cinco correos a la semana de gente que me pregunta cómo puede conseguir un trabajo aquí- explica el hombre con el pelo oscuro que empieza a clarear, como si él estuviera también un poco sorprendido. Sus paisanos encuentran su dirección de correo electrónico en internet. Bernal escribe un blog desde su llegada a Austria.
Todo era demasiado ordenado. Sus primeros tiempos en el país alpino no fueron ,como temían sus amigos españoles, demasiado agradables.
-Me sentía realmente acongojado cuando iba por la calle- dice Bernal, y sonríe de nuevo feliz, porque le resulta fácil reirse de estas cosas, ahora que ha pasado tanto tiempo.
-Todo era tan simétrico en Viena…
Los edificios eran demasiado rectos, la gente tan bien educada, las calles tan ordenadas. Todo le parecía demasiado tranquilo, por lo menos en comparación con Madrid, donde la gente no cuenta historias con la boca, sino con todo el cuerpo.
Estuvo a punto de volverse
-Fue el invierno más duro. Sencillamente no estaba preparado.
Bernal no desistió. Hoy, dice, “le encanta el país y la cultura ¡Hay tanto por descubrir!”. La música de Georg Danzer, las Käsekrainer, la Wachau. Cuando Paco habla de Austria, suena sinceramente entusiasmado.
En esto, admite él mismo, es un poco la excepción. A muchos españoles les falta cierta capacidad de adaptación. Culturalmente, pero también desde el punto de vista del idioma.
-Muchos piensan que en Austria no hace falta realmente aprender alemán, que se puede pasar con el inglés. Pero eso no es verdad porque aquí se puede sobrevivir sin alemán, pero no vivir.
Antes de poder empezar de verdad a vivir en Austria, también él tuvo que pelearse con la gramática y con las palabras impronunciables.
Finalmente, aprendió el idioma delante del televisor.
-Me senté delante de la tele hasta que aprendí.
Desde hace tiempo, está contento de no haberse rendido. Con el idioma llegaron los amigos y un trabajo. Después de algunos avatares encontró finalmente una empresa que vende por internet, en donde hoy es responsable de los mercados español y francés.
-Aquí se siente uno mucho más apreciado como trabajador.
Una cualidad que, en general, él atribuye a todos los austriacos. Por descontado él ha tenido que aprender cosas que le parecían extrañas como que, en la pausa del almuerzo, la gente se sentase, abriese el periódico y se pusiera a comer.
-En España esto sería imposible: nosotros hablamos todo el rato.
Hace mucho que tampoco cree en el mito de “la fría gente del norte”.
-Los austriacos no son fríos, lo que pasa es que se calientan más despacio –dice, y gesticula con las manos al hacerlo, muy al estilo español.
Es una cosa que, hace poco, dijo en la televisión. Paco Bernal fue entrevistado para un documental sobre emigrantes. Ahora pasa por ser un ejemplo en su país. Incluso cuando no está claro que algún día vaya a volver.
-Mi casa está ahora aquí.
Aunque eche de menos a su familia. Porque una cosa está clara: “para un español, la familia es muy importante, y es muy difícil separarse de ella”. Hasta cuando uno no quiere vivir más con sus padres. (…)
Algunos datos: De acuerdo con el Instituto Austriaco de Estadística, en este momento viven en Austria 970.541 ciudadanos extranjeros. El grupo más grande (alrededor de 153.000 personas) son alemanes, que trabajan o estudian aquí. Españoles solo hay alrededor de 4000, de los cuales 1742 trabajan en el país. Y serán más: en Julio de 2012 había en Austria más de un 24,7 por ciento de empadronados que en el mismo momento del año anterior.
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