Qué es un hombre, qué es una mujer

Wien Rathausplatz

A veces, se producen en la red encuentros afortunados que nos hacen aprender mucho más de nosotros mismos. Hoy, día del octavo cumpleaños de mi sobrina, conmemoro uno.

21 de Agosto.- Querida Ainara (*) : casi desde que naciste, te escribo una carta todos los miércoles. Nuestra correspondencia dura ya ocho años. Últimamente, la he estado releyendo y he pensado en juntar nuestras cartas en forma de libro. Un amigo, incluso, me ha escrito un prólogo muy bonito. Cuando tenga tiempo, las publicaré.

Hace casi el mismo tiempo que descubrí un blog que se llamaba “Aprendiendo a vivir de otra manera” (se llama aún). Fue un encuentro providencial de esos que a veces se dan en la red. En aquel momento, los dos blogs, tanto Viena Directo como este, estaban en mantillas y se presentaban a un concurso que organizaba el periódico Veinte Minutos. Confieso que, en aquella primera edición, tuve la paciencia de mirarme todos los blogs que participaban (quizá con la secreta esperanza de encontrar otro Viena Directo en otra ciudad, porque este blog siempre tuvo vocación de botella lanzada al mar) y entre el panorama desolador de mediocridad que se dibujó ante mí, el blog de Pablo destacó inmediatamente (y no solo porque Pablo escribe fenomenal). Porque era verdad en cada línea (quizá porque era el lamento de una persona herida hasta lo más profundo de ella misma, y una persona en esas circunstancias no puede permitirse el lujo de mentir). También, como Viena Directo, el blog de Pablo era una botella lanzada al mar pero, en su caso, la soledad era muchísimo más radical que la mía.

Inmediatamente le voté para que ganara, porque creí honradamente (lo creo aún, después de tanto tiempo) que el blog de Pablo tenía todo lo que debe tener un blog (aparte del par de cojones de su autor para desnudar el alma de la manera en que la desnudaba).

Durante años, he seguido a Pablo en su aventura hasta conquistarse a sí mismo y creo que ahora es, después de todo lo que ha tenido que pasar (duquitas mortales, que diría la flamenca) un hombre feliz. Ya no vive en España y se ha convertido en uno de los activistas por el movimiento transexual más importantes de nuestro país y, naturalmente, con su decencia, con su profundísima inteligencia, con su radicalidad y su limpieza ética (en el mejor sentido de esos términos) ha ganado un “adepto” a su causa.

Si algo tengo que agradecerle también a Pablo es que me ha ayudado a hacerme muchas preguntas, a buscar también dentro de mí mismo, quizá un poco en respuesta a su búsqueda que he seguido desde la distancia (Pablo y yo, por cierto, no nos hemos encontrado nunca en persona, porque nuestras vidas discurren alejadas geográficamente) y es que la búsqueda de Pablo es la de los pilares más esenciales que sustentan la vida de una persona. Ese ¿Qué soy? Que muy pocas personas ponen alguna vez en cuestión.

Las preguntas que plantea la búsqueda de Pablo resultan inquietantes para los cobardes. Y no es para menos ¿Qué es un hombre? ¿Qué es una mujer? ¿En qué medida están nuestros papeles en la vida regidos por una ley que toma como referencia unas categorías que no existen en la realidad o que varían mucho de cultura a cultura, de época en época? Quizá porque siempre he hecho muchas cosas “de niñas” y me han aburrido soberanamente los entretenimientos “de niños”, me podía sentir identificado con Pablo en cierto modo, por ser muy consciente del mecanismo represor que la sociedad instala, como una barrera ante su propio miedo, al objeto de meter en cintura al individuo diferente y por haber sido siempre muy consciente de que, en mucha medida, nuestros roles son muy convencionales y solo en unos pocos casos quien los defiende puede agarrarse a un sustrato biológico.

Desde la manera en que vamos vestidos hasta la manera en que la sociedad nos obliga a reaccionar mediante la constante presión que nos impone por medio de la publicidad, del cine, de la aculturación que de niños nos prepara para nuestra vida futura. Siguiendo algunas de las pautas de ese patrón a todas luces estúpido, yo sería un desastre como hombre. Me aburro como un marsupial con el fútbol, no sé leer un mapa de carreteras, los coches y las motos son un misterio impenetrable para mí, soy un sentimental y no tengo vergüenza ninguna de llorar (la vida es corta para andarse con esas gilipolleces), soy valiente para adentrarme por ciertas junglas como todos sabemos que son las mujeres, curioso como todas las mujeres son curiosas, empático como dicen que las mujeres son, y así un largo etcétera. Y sin embargo, no pienso que estas cualidades y estos defectos me alejen ni un milímetro de mi hombría.

Creo Ainara, que todos debemos descubrir nuestra identidad sin dejarnos influir por prejuicios inventados antes de nosotros mismos. Creo que este es el mejor regalo que Pablo me hizo escribiendo su blog y lo quiero compartir contigo hoy, día de tu octavo cumpleaños.

Besos de tu tío

(*) Ainara es la sobrina del autor


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Comentarios

3 respuestas a «Qué es un hombre, qué es una mujer»

  1. Avatar de Pablo Vergara Pérez

    Jo, muchas gracias por escribirle a tu sobrina sobre mí y sobre el blog, precisamente en su octavo cumpleaños. Desde que empezaste a escribirle, las cartas para Ainara son mi post favorito de la semana, así que realmente me he emocionado al leer este post 🙂

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Pablo! No he dicho ninguna cosa que sea mentira. Me pareces una persona autenticamente admirable y por eso se lo he contado a mi sobrina.
      Un abrazo 🙂

    2. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Bueno, y a los demás lectores también 😉

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