Ratones salvajes

En poco tiempo, dos películas muy distintas que tienen a Viena como escenario privilegiado. Hoy: Wilde Maus.

6 de Marzo.- En cosa de quince días, he visto dos pelis que tienen a Viena como escenario privilegiado, y las dos no pueden ser más distintas. Una fue Die Hölle –ya saben mis lectores-. Ayer vi, Wilde Maus (Ratona salvaje), que también se ha rodado fundamentalmente en Viena.

Llevo ya un párrafo tratando de encontrar la manera de decir que, pese a que le tengo mucho cariño a la figura de Hader –de hecho, Hader, como persona, me parece un tipo fenomenalcon el que sospecho que haría buenas migas- y a pesar de que, también, las personas que vieron la película en el cine conmigo se lo pasaron muy bien, tengo que decir que yo encontré Wilde Maus tirando a floja y que –pecado- miré el reloj un par de veces tratando de calcular cuánta paciencia iba a tener que necesitar todavía. Quizá porque, viniendo de donde venía, me esperaba más. A pesar de ello y quizá como prueba de que yo debía de sufrir ayer un enturbiamiento pasajero de mi percepción cinematográfica, Wilde Maus fue admitida a concurso en el Festival de Cine de Berlín. Vaya una cosa por la otra.

Wilde Maus trata de un crítico musical, interpretado por Hader que es despedido del periódico en donde trabaja y cuya vida entra en crisis.

De nuevo: a pesar de que Hader me parece un señor encantador (raro y tal, pero encantador), considero que llenar dos horas con una premisa tan precaria es mucho llenar y que, en un momento dado, la simpatía que nos inspira el cabaretista no tiene por qué extenderse también a la que nos inspira el personaje que interpreta (un tanto cansino).

Sin duda, lo que más me molesta es que el guion de Wilde Maus es enormemente chapucero y se nota la falta de alguien que le dé tensión, que lo pula, que lo fije, que le dé unas reglas consecuentes.

Si mis lectores, alguna vez, quieren saber si un guion es chapucero o no, no tienen más que fijarse en la cantidad de veces en las que en ese guion se cierran cosas solo porque el guionista quiere y necesite que se cierren. Por ejemplo: en la secuencia 20, dos personajes tienen una crisis en apariencia irresoluble y en la secuencia 22, pimba, van y se reconcilian mágicamente (o por una razón que no guarda proporción con la crisis que sufrían, que viene a ser lo mismo). Cuando las costuras se notan tanto, malo. Por poner un ejemplo de lo contrario: las películas de Almodóvar, particularmente las más recientes, pueden ser completamente delirantes y los personajes alejados de la experiencia normal de cualquier espectador medio. Sin embargo, los guiones están matemáticamente cerrados. Las costuras hábilmente disimuladas. No se ve el cañamazo detrás de la estructura. Y por eso, por maravillas de relojería como Todo Sobre Mi Madre o Volver, Almodóvar es quien es.

También da la sensación de que muchos de los que salen en la peli lo hacen porque Hader es un tipo cojonudo, y son amigos suyos de toda la vida (o están enamorados de él, como en el caso de su novia, que también hace de su mujer en la ficción). Y si la cosa medio funciona, es también un poco por eso, porque la película exuda un aire de agradable asunto familiar, que a los austriacos, sin duda, les parecerá gemütlich. A mí, como espectador español, no me basta. Y me cabrea, porque Hader me gusta.

Hablando de la peli con quien fui a verla (austriaco: le gustó a rabiar) concedí que tiene un par de ideas visuales buenísimas (aunque pierdan gas en medio del vaporoso tono general), que la pareja homosexual que sale en el filme está retratada sin caer en la caricatura –o sea, como gentes completamente normales- y que, técnicamente, en general, la película está muy bien, pero da la sensación de que Hader dispara (en más de un sentido) en demasiados sentidos a la vez y que quizá hubiera estado bien no quererlo decir todo y no quererlo dar todo en la primera película (que es una tentación en la que caen muchos directores-guionistas primerizos).

La potencia sin control, ya lo decía el eslogan aquel, no sirve de nada.

Por lo demás, Viena, en la peli, bien. Muy bien.


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