Viena tendrá una nueva Universidad

Hoy vamos a hablar de una noticia que no parece importante, pero que es muy probable que sea muy probable en el futuro. Y cómo.

12 de Marzo.- Cuando me siento a escribir Viena Directo todos los días me hago dos preguntas. Una ¿Qué es importante que mis lectores sepan hoy? Y dos ¿Coincide eso que es importante con algo que será importante dentro de, pongamos, un mes? Cuando esas dos cosas coinciden, lo siguiente es pensar ¿Qué información tiene que tener el lector para poder apreciar la magnitud de la noticia? Y con eso, me pongo a escribir.

Hoy, por ejemplo, voy a hablar de una noticia que ha aparecido en los periódicos austriacos muy por debajo de las conmemoraciones de la tristisima anexión nazi y aún muy por debajo del ataque que un pirado nacido en Egipto pero nacionalizado austriaco ha perpetrado contra uno de los soldados que vigilan la embajada de Irán.

El protagonista de la noticia que he elegido hoy se llama Soros. George Soros.

A lo largo de su vida, George Soros ha tenido diferentes nombres. Cuando nació en Budapest en 1930, sus padres le llamaron György Schwartz. Poco tiempo después su padre, el esperantista Tivadar Soros, judío, le cambió el apellido a la familia, haciéndolo más húngaro. Actualmente, quizá porque Soros debe lo fundamental de su fortuna a un pelotazo que dio especulando con la libra esterlina, se hace llamar George.

Soros representa la mejor de la tradición intelectual judía y, por lo tanto, es un imán para los ataques antisemitas (por ejemplo, del presidente húngaro Viktor Orbán que aquí, entre nosotros, es un pieza porque el que sería un honor, como le ha pasado a Soros, ser declarado „Enemigo del Estado“).

Y es que Soros no solo tiene dinero. Mucho dinero. Cantidades auténticamente pornográficas de pasta. No: no solo tiene dinero, sino que lo usa. Y lo usa de maneras muy poco típicas para un millonario. Porque, como si le picara un ansia inquebrantable de llevar la contraria, George Soros es esa cosa tan rara que es un millonario progresista. Por eso también es la bestia negra de las organizaciones fundamentalistas católicas, las cuales le acusan de defender lo que ellos llaman „la ideología de género“ o sea, el feminismo, la planificación de la natalidad y los derechos de los homosexuales.

La influencia de Soros empezó a notarse a finales de los años setenta del siglo pasado. Según parece, financió de su bolsillo a muchos de los que hoy abominan de él, o sea, a todos los que conspiraron para que cayera el muro de Berlín. Desde entonces Soros que es, además de un tipo con un ojo incomparable para ganar dinero, un hombre muy activo intelectualmente, no ha parado de manifestarse a propósito de todo lo divino y de lo humano y no ha tardado en criticar aquellas cosas que, según él (y según cualquier persona que tenga dos ojos en la cara) amenazan una sociedad plural, abierta y democrática, como pueden ser los todopoderosos Google y Facebook y el control que ejercen sobre la información a la que la gente puede acceder y a la que no.

Uno de los proyectos mimados de Soros es una Universidad. Una Universidad que ya tiene dos campus en dos continentes. Uno en el estado de Nueva York y otro en Budapest (Campus sobre el que el gobierno de Viktor Orban, por las razones que mencionábamos más arriba, ha ejercido una presión que Soros, en tanto que patrón del Alma Mater ha soportado bravamente hasta ahora, aunque sobre el campus de Budapest planean continuamente las amenazas de cierre).

En otoño del año pasado, representantes de la Universidad de Soros se reunieron con el que entonces era aún el alcalde de Viena, Michael Häupl. De la reunión salió un acuerdo por el cual, según se ha sabido hoy, la Universidad de Soros tendrán un segundo campus en Europa. Y será en Viena. Y será en un sitio hermosísimo sobre el que últimamente se están desarrollando actividades urbanísticas: el Otto Wagner Spital, el Hospital de Otto Wagner, el que, cuando se construyó, era el hospital psiquiátrico más moderno de Europa y que más tarde se hizo tristemente famoso por las barbaridades que los nazis cometieron en él. Por cierto, si alguien aún no la ha visto, le sugiero que visite la que, en mi opinión, junto con la Iglesia Wotruba, es el templo más hermoso de Viena. Cuando uno entra en la Iglesia del Otto Wagner Spital es inevitable pensar que uno ha pisado uno de los lugares más bellos del mundo.

En fin: las clases del campus de Viena empezarán, si todo sale bien, en la segunda mitad del año que viene.


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