No a la jornada de doce horas (y a la semana de 60)

Como era de temer, los de siempre están intentando hacer de las suyas. Para intentar convencerles de que desistan, nos hemos manifestado.

30 de Junio.- Hoy, último día del mes de junio, los sindicatos austriacos y diversas fuerzas de izquierda han organizado una manifestación masiva que ha discurrido por el centro de Viena. Estaba convocada en protesta por el proyecto de ley del Gobierno austriaco (apoyado, como es natural, por la patronal) de levantar las cautelas que hoy pesan para que un empleado pueda trabajar doce horas. A pesar de que el Gobierno insiste en que la jornada de ocho horas seguirá siendo la norma y la de doce la excepción y a pesar de que el Gobierno ha incluido estos días en su proyecto de ley la „voluntariedad“ de poder aceptar trabajar doce horas, las protestas han sido transversales en la sociedad austriaca. Y no solo por parte de las fuerzas de izquierda (de nuevo, como es natural) sino también desde instancias tan afines ideologicamente al Gobierno austriaco como la Iglesia católica.

La conferencia episcopal austriaca emitió días atrás un comunicado durísimo (más duro viniendo de donde viene) en el que advierte al Gobierno de que la aprobación de la ley cuyo proyecto se ha presentado al Parlamento supondría una vulneración de los acuerdos que Austria tiene firmados con la Santa Sede (en dichos acuerdos se blinda el descanso dominical de los trabajadores austriacos).

Yo he ido también a la manifestación, por el doble motivo de informar a los lectores de Viena Directo y de manifestarme yo mismo como ciudadano particular, cumpliendo así con mi deber cívico, porque, como es lógico, el proyecto de ley del Gobierno me parece una monstruosidad, por no hablar de que, como ciudadano que tiene ojos en la cara, tengo la sospecha negra de que este proyecto de ley puede ser nada más que el principio y que el Gobierno el cual, no lo olvidemos, está presidido por una persona que no ha tenido jamás en su vida un trabajo normal (y que por lo tanto, en muchas cuestiones habla de oidas) se propone un desmontaje progresivo de las condiciones que en Austria ponen un poco de humanidad en el mundo del trabajo.

En resumen, porque como vengo de un país golpeado por la crisis y en donde sabemos cómo empiezan estas cosas, no me gustaría que Austria se convirtiera en España.

Para que mis lectores (sobre todo aquellos que viven fuera de Viena o de Austria) tengan una idea más cabal de lo que ha sucedido en la manifestación, he hecho un pequeño vídeo. Aquí se lo dejo. A ver si la manifestación sirve para algo.


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