Un nuevo foco, encontrado también en un grupo religioso, se ha encontrado en Wiener Neustadt.
15 de Julio.- Al principio de la crisis del coronavirus, en España por lo menos, se hablaba mucho de la actitud de ciertos grupos religiosos que adoptaron la misma actitud que los católicos fundamentalistas a propósito del incremento de la natalidad. Aquello de « tendremos los hijos que Dios quiera, Maria del Pilar ».
Pues estos, igual.
« Nosotros vamos a la iglesia (« al culto ») y si Diosito padre quiere que nos muramos de coronavirus, pues lo mismo que si hubiera un terremoto, se hundiera el templo y nos sepultase a todos ».
O sea, lo que Él quiera y nuestro destino está en sus manos.
El problema, claro, es que Dios padre está tan ocupado intentando deshacer los entuertos que provoca Trump, que a veces se le olvida que tien que proteger a la gente normal, por muy fieles y muy creyentes en la providencia que sean.
En cualquier caso, en estos últimos días ha vuelto a comprobarse la falta de virtud milagrosa del Espíritu Santo y su pereza a la hora de hacer milagros.
Al foco de la Iglesia pentecostal de Alta Austria (cercanías de Linz) se ha unido ahora otro en Baja Austria, más concretamente en la bonita localidad de Wiener Neustadt (marco incomparable de belleza sin igual) en un grupo religioso de origen rumano que, en total, cuenta con más de 16.000 miembros repartidos por toda Austria.
El portavoz de la organización, un caballero llamado Ion Padureto, ha anunciado el cierre de todos los locales de culto de esta iglesia (no solo en Wiener Neustadt) hasta que se tranquilice la situación epidemiológica. Ahora bien, como los tiempos del Altísimo son otros que los de los virólogos, el cierre llegará a últimos de mes (en quince días).
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