Solo un 60% de los enfermos de CoVid-19 desarrolla anticuerpos

Científicos de la Facultad de Medicina de Viena han estudiado cuántos pacientes recuperados de CoVid-19 desarrollan anticuerpos.

6 de Agosto.- Estoy convencido de que, fuera de las inteligencias individuales de las personas, hay una inteligencia global como sociedad. Es esa inteligencia del cuerpo social la que la CoVid-19 está probando.

Una inteligencia que permite enfocar los intereses individuales hacia el bien común. Ante este problema, la Humanidad ha ofrecido hasta ahora diversas soluciones. Las sociedades autoritarias (la China, por ejemplo) han confiado en la tecnología y en el poder omnipresente del Estado y han reducido la libertad individual al mínimo imprescindible. Las sociedades occidentales democráticas, de momento, se han embarcado en un camino más difícil pero, en mi opinión, a la larga, no solo más decente sino más productivo. Es el de confiar en que las personas adultas habrán alcanzado un nivel de madurez y comprensión que les permita distinguir lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia.

Naturalmente, como siempre ha sucedido, los gobernantes de las sociedades autoritarias tienen la ventaja de que controlan el grifo de la información.

Pueden proyectar de cara al exterior la impresión (naturalmente falsa) de que sus métodos gozan del beneplácito de toda una serie de soldaditos disciplinados los cuales, en perfecto orden y formación, siguen las consignas del Partido. Esto tiene, paradójicamente, dos efectos: uno, convencer a la disidencia interior de que cualquier resistencia es inútil y dos, convencer a los que no están dentro de la sociedad autoritaria de que otro mundo, el autoritario, no solo es posible, sino que es mejor.

Las sociedades democráticas están resultando ser, hasta el momento, bastante inteligentes. Hay, naturalmente, residuos de tontería. Pertinaces, molestos, difíciles de eliminar, pero que están ahí. Aunque pensar que son la regla general es lo mismo que decir que los tontos que hacen balconing son una muestra representativa de la sociedad británica.

Los bebedores de lejía, los antimascarillas, los que sostienen que el virus no existe (estos están últimamente muy callados, tengo la sensación, ¿Verdad?), los presidentes de Estados Unidos (ays, qué castigo), los fundamentalistas religiosos que quieren curar la CoVid-19 a base de rezos, los que no se quieren hacer tests, los antivacunas…La lista, desgraciadamente, es más larga de lo deseable, pero se puede reducir. Los inteligentes somos más.

Morir de CoVid-19 es triste, pero que muera gente por la tontería de otros añade un matiz macabro a la tragedia.

Esto solo pretendía ser un pensamiento introductorio a la noticia de la que iba a hablar, pero creo que me he extendido un poco más de la cuenta.

Aquí voy a lo que iba: científicos vieneses, que trabajan en el Instituto de Patofisiología e Investigación de las Alergias de la Universidad Médica de Viena han hecho un estudio y han concluido que solo el 60 por ciento de las personas que han enfermado de CoVid-19 y se han curado, han desarrollado anticuerpos. El estudio incluso podría haber dado los primeros indicios de que algunos anticuerpos incluso „favorecen“ que el virus infecte a algunas células.

Las conclusiones del estudio han sido publicadas en la revista científica Allergy.

Los científicios del centro, capitaneados por un sabio llamado Rudolf Valenta han desarrollado un test ELISA (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas) para identificar a los pacientes que que han desarrollado anticuerpos protectores.

Como decía más arriba, mediante el test se dieron cuenta de que solo un sesenta por ciento de los pacientes recuperados han desarrollado anticuerpos que paralizan la entrada del coronavirus en las células, mediante la paralización de su interacción con los RBD con los receptores ACE2.

Los receptores AC2 (Conversores de la Enzima-2 en Angiotensina) están presentes en las vías respiratorias y en los órganos afectados de estas.

Los científicos son, sin embargo optimistas, porque el test que han desarrollado permite probar si los pacientes tienen inmunidad o no.

Según parece también algunos anticuerpos incluso favorecen la infección. Parece que algunos complejos inmunes, compuestos de RBD y de anticuperos de los pacientes, tienen una tasa de enlace más alta con los ACE2. Este mecanismo no se conocía hasta ahora y parece que permite al virus infectar a las células más fácilmente. El profesor Valenta afirma en el estudio que se ha publicado que esto parece ser especialmente patente en aquellos procesos de CoVid-19 que cursan de manera más severa.

Valenta también ha dicho que es muy pronto aún para sacar conclusiones ulteriores y que nuevos estudios deberán decir qué consecuencias tiene esto para la inmunidad y para el desarrollo de una vacuna.

(Dado que no soy especialista en estas cuestiones, si algún lector tiene más idea que yo, le pediría que en los comentarios me dejase más información o me escribiera, para poder completar este artículo, muchas gracias).


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