Hacerse el sueco, es lo que tiene

Con la ley en la mano, se podría (el caso del Sr. Viajamucho) – El Ministro Anschober prefiere los tests – Se hace uno el sueco y pasa lo que pasa

14 de Diciembre.- Quince de mayo de 2021, Alberto Viajamucho se persona en el aeropuerto de Schwechat, anexo a la bonita capital de Austria, dispuesto a viajar a España. En el momento de hacer el checkin y dejar la maleta, Helga Sympatisch, miembro del personal de tierra de la compañía Flying que es Gerunding compañía filial de la Volanding Voy, Volanding Vengo, le pide, junto con el pasaporte, un documento acreditativo de que se ha vacunado del coronavirus.

Viajamucho, que es un hombre que aboga porque las decisiones relacionadas con su cuerpo sean suyas y solo suyas, y piensa que la obligación impuesta por el Gobierno es una paparrucha, así que le comunica a la Srta. Sympatisch que no solo no dispone de dicho documento sino que, en el caso improbable de que alguien le propusiera disponer de él, lo utilizaría como papel higiénico porque él no se deja poner bozal etc, etc.

Impasible, la Srta. Sympatisch, mira la cola de viajeros que Viajamucho tiene detrás y le pide que se haga a un lado, que tiene que pasar el siguiente viajero.

Viajamucho se indigna y las venas del cuello se le ponen como se le ponían a Enrique Morente (que en paz descanse) mientras Sympatisch, mentalmente, piensa „ tú indígnate, carita de káiser, que dos trabajos tienes“. La azafata, sin embargo, se sobrepone a las ganas de mandar al iracundo español a la porra y hace un último intento:

-Sr. Viajamucho, si usted quiere subirse al avión de Madrid, tiene que presentar su certificado de vacunación. Si no se ha vacunado todavía podrá hacerlo, por un módico precio, en la enfermería de la Terminal 3. Todavía le queda media hora para que se cierre el checkin.

-¿Y que me introduzcan material genético de chimpancé y nanorobots, que no sé qué cambios me van a producir a largo plazo? -aquí la azafata piensa que cualquier cambio en el Sr. Viajamucho solo puede ser a mejor– ¿Por qué no hay vacunas contra el VIH? ¿Por qué han desaparecido la gripe y los catarros y las pulmonías? ¿Eh? ¿Sólo se habla del coronavirus? ¿Se cree que yo estoy tonto o qué? Sé perfectamente que usted no es más que una borrega que se cree todo lo que sale por la televisión. Yo me he informado en medios que yo me sé, de los que dicen la verdad, y todo esto de la pandemia es mentira y…Y…Y todavía le digo más: lo de Donald Trump fue un robo !Un ro-bo! Y el Báiden ese…Un…Un…!Un pelagatos!

Educadamente, Sympatisch le vuelve a pedir al iracundo viajero que se haga a un lado y, mientras una señora oronda cargada de chiquillos saca los pasaportes y presenta los correspondientes certificados, nuestro amigo Viajamucho se queda con un palmo (de narices).

Todos los antivacunas piensan que una escena parecida no podría producirse nunca. Ahora bien ¿Tienen razón?

Pues no. No la tienen. De hecho, si uno investiga un poco uno se da cuenta de que, para prevenir casos como el del Sr. Viajamucho (que ya se han dado otras veces en la Historia) los Estados (tanto el austriaco, como otros europeos) cuentan con munición legal que, llegado el caso pueden sacar (y sacarán) al objeto de convencer a quienes no quieran que les pinchen.

Por ejemplo, en Austria, existía la obligación legal de vacunarse contra la viruela. Existen además sentencias del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos sobre las que se podría apoyar la vacunación obligatoria. Incluso para los reacios.

Por ejemplo, en el año 2012 el Tribunal europeo de los Derechos Humanos falló en el caso de un energúm…Digooo de una persona que no quería vacunarse de la difteria, diciendo que la salud pública prevalecía sobre la integridad de una persona particular.

Asimismo, las empresas (como en nuestra hipótesis de la línea aérea) pueden negarse perfectamente a aceptar a viajeros que no se hayan vacunado (o no quieran porque les dan miedo las agujas). Solo se podría poner un pero jurídico en el caso de que la compañía prestara un servicio en situación de monopolio y el cliente no pudiera conseguirlo en ninguna otra parte. Sería una manera de establecer la vacuna obligatoria de manera indirecta.

Del mismo modo, y como ya pasa en otros lugares de la tierra, como en muchos países africanos, Austria podría negarse a dejar pasar a viajeros que no se hubieran vacunado.

MENOS CONFINAMIENTO MÁS TESTS

Las cifras de nuevos infectados por coronavirus no solo no bajan, sino que, de acuerdo con las simulaciones de los científicos, es muy poco probable que bajen a corto y medio plazo.

Hoy, sin ir más lejos, hemos tenido 2588 nuevos casos de coronavirus (tengamos en cuenta que ayer fue domingo). La buena noticia es que 3068 personas han recibido el alta (minipunto para el género humano) de manera que el número de casos activos ha bajado un poco.

Hay que lamentar cincuenta y siete fallecimientos (de personas que han muerto a causa del virus o cuyas enfermedades se han agravado debido a la CoVid).

¿Qué hacer? Veamos lo que ha dicho hoy el ministro Anschober, que ha comparecido hoy para explicar lo que el Gobierno piensa a propósito del cuidado de las personas dependientes. El pobre Anschober, que iba a hablar de su libro, no ha podido, porque los periodistas le han preguntaod por la pandemia.

Pues ante las cifras, Anschober ha sido muy claro. Escuchémosle:

En nuestro país bajan las cifras -Anschober ve el vaso medio lleno, el hombre- en otros países vuelven a subir. Los pronósticos para Austria dicen que la tendencia descendente continúa. Sin embargo, si se invirtiera la tendencia, habría que pensar en un nuevo confinamiento.

El Ministro ha dejado claro que una nueva temporada de „mayor perfección y encerramiento“ no es la estrategia preferida del Gobierno y que el Ejecutivo austriaco es más partidario de los tests masivos.

Incluso incentivándolos abiertamente (pagando 50 Laureles a la gente que se haga los tests, eso sí, no en dinero contante, sino en vales de compra). Un poco como cuando la Cruz Roja te invita a un bocata cuando donas sangre.

El Ministro no ha tenido más que alabanzas hacia la organización de la primera oleada de tests -yo voy mañana, ya le contaré a mis lectores cómo me ha ido- y ha repetido que el Ejecutivo austriaco está trabajando en una estrategia de tests obligatorios dirigidos a determinados grupos profesionales. De hecho, en muchas empresas ya se testa todas las semanas a toda la plantilla.

Anschober también ha advertido de que las cifras solo parecen maluchas a primera vista, porque en ellas se incluyen los 4200 casos de asintomáticos que se han detectado con los tests masivos y que han sido convenientemente aislados para que no puedan contagiar a nadie.

Asimismo, Anschober se ha posicinado en contra de la vacunación obligatoria y a favor de una exhaustiva campaña para que el Sr. Viajamucho y otros que piensan como él, se convenzan.

HACERSE EL SUECO

Por cierto, un último apunte: en el universo „no-es-para-tantista“ se citaba a menudo el caso de Suecia como país liberal que no imponía nada a sus ciudadanos ¿Véis? Nos decían. La estrategia sueca funciona !Sin confinamientos innecesarios! !Con la economía a todo trapo! !Sin muert…! Bueno !Con pocos muertos!

Digo se citaba, porque sospecho que el „milagro sueco“ va a dejar pronto de citarse. En este último mes de Noviembre ha habido más muertos que desde el año 1918.

El exceso de mortalidad se circunscribe solo (de momento) al grupo de edad mayor de 65 años.

De todas maneras los „no-es-para-tantistas“ piensan que „no son más que viejos“ así que, ¿Para qué seguir? Pues eso.


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